Comienza el partido
Ya está listo el equipo. Solo falta que se inicie el partido. Posiblemente unos jugadores estarán más listos que otros. Unos serán más eficaces que otros. ¿Qué se espera de nosotros los habitantes?
No seamos solo espectadores. Participemos. Informémonos, formemos juicios, Dialoguemos. No para ganar discusiones, sino para enriquecerlas. No para confirmar nuestra posición, sino con apertura a cambiarla cuando la razón nos convenza.
La nación es una, compleja, con ricas circunstancias. Lo que a ella convenga es saludable para todos. Aquí no se vale halar cada uno para su saco. A veces algo que nos perjudica personalmente es lo que más conviene a la nación. No busquemos solo nuestro interés personal. Tengamos el desprendimiento de posponer ese interés personal, cuando así conviene a los intereses de la mayoría.
Sacudámonos de la compulsión al cortoplacismo. Un país es como un bosque de cedros. No se construye en un par de meses. Vivimos en un país ejemplar. Su calidad le debe mucho a la generosidad patriótica de habitantes de cientos de años atrás. Seamos generosos hoy y entreguemos a las generaciones futuras, la reciprocidad por lo que recibimos como legado.
Construyamos confianza. La suspicacia, esa sospecha permanente, nos desgasta y mina la buena voluntad de quienes están accionando. Exijamos responsabilidad. Apoyemos la acción de la justicia para que no haya impunidad, pero no veamos potenciales delincuentes en todos los funcionarios.
Ninguno de los miembros del equipo de gobierno hará milagros. Todos pasarán por el camino empinado y empedrado, a través del cual se buscan logros.
Evaluemos, juzguemos, pero no seamos aves de mal agüero. Integremos el comité de apoyo. No el comité de desinfle. Y cada vez que tengamos algo que reclamar a la ineficiencia del Gobierno, primero volvamos esa energía hacia nuestro interior y busquemos en qué podríamos cada uno ser más eficientes, accionar con mayor calidad. Porque a veces nos apuntamos a lapidar, no estando libres de pecado.
Ser parte de una nación, no consiste en vivir en un territorio. Es compartir un sueño. Cultivar una esperanza. Ejercitar la disciplina de contribuir.