‘Si no hay voluntad, nos retiramos del diálogo en Nicaragua’
Leopoldo Brenes es el presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, la cual dio un mes de plazo al gobierno de Daniel Ortega para llegar a un acuerdo de diálogo con el país
Cuando el mandatario de Nicaragua, Daniel Ortega, confirmó la derogatoria de la reforma de pensiones, el 22 de abril (que generó manifestaciones ciudadanas y represión por parte del Gobierno), también aceptó participar en un diálogo nacional.
El gobernante solicitó, como condición, que el arzobispo de Managua y presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Leopoldo Brenes, cumpliera el papel de mediador en las conversaciones.
El martes pasado, dos días después de la petición pública del mandatario, el prelado anunció que los 10 obispos de la Conferencia acordaron que cuatro de ellos serán “mediadores y testigos” del proceso.
Tras una multitudinaria marcha, que tuvo lugar el pasado sábado, en Managua, la Conferencia Episcopal anunció que dio un mes de plazo al gobierno de Ortega para entablar acuerdos. De no ver avances en ese plazo, se retirarían del diálogo.
En las pláticas, de las cuales hasta el domingo no habían trascendido fecha ni agenda, participarán el Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) y estudiantes de la Universidad Politécnica (Upoli), bastión de las protestas.
Sobre este tema, Brenes conversó con La Nación, en una entrevista vía telefónica.
--- ¿Por qué la Conferencia Episcopal decidió aceptar la propuesta de diálogo del presidente Daniel Ortega?
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Cuando el presidente nos hace la solicitud, nos reunimos los obispos de la Conferencia Episcopal para evaluar si aceptábamos o no participar en las conversaciones. Ya un día antes, el sábado 21, habíamos mandado una carta, en la cual invitábamos a que se buscara un diálogo para solucionar los problemas.
“Entonces decidimos participar, en el carácter de mediadores y testigos”.
--- ¿Es posible una solución definitiva en una mesa de diálogo para la crisis en Nicaragua? ---
Todo esfuerzo hay que hacerlo, como obispos somos hombres de esperanza. A veces, da la impresión de que estamos en un túnel y que no le vemos salida, pero creo que si comenzamos a caminar, en el fondo hay una pequeña hendija.
--- ¿Qué tan viable ve el alcanzar las reformas electorales exigidas por el país?
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Nosotros hemos dicho que tengamos temas abiertos y, a aquellos a los que se le puedan ir dando soluciones, pues se le van dando soluciones. Primero, se proponía el tema solo del seguro social, pero todo esto ha cambiado la historia en Nicaragua.
--- ¿Confía en las buenas intenciones de Daniel Ortega?
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Casualmente, previendo esto, vamos a evaluar los resultados y, si nosotros vemos que no hay voluntad de una u otra parte, nos retiramos del diálogo.
--- ¿Cuáles han sido los errores de Daniel Ortega para que se diera ahora el estallido social? ---
Pienso que la chispa fue aprobar un decreto de seguro social, donde a los viejitos se les ponía un impuesto de un 5%, a los trabajadores se les aumentó otra parte y al empleador otra parte. Esto tocó el bolsillo de la población y los estudiantes miraron que esto desfavorecía a su familia y, de manera especial, a los ancianos.
--- ¿Ustedes habían denunciado en otras ocasiones la agresión cometida por los grupos de choque, conformados por simpatizantes del Frente Sandinista?
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Siempre decíamos que se permitiera la marcha pacífica, que no llevara a estas confrontaciones. Pedimos que se escuchara el grito de los jóvenes y la voz de otros sectores.
--- Monseñor Silvio Baéz ha sido una voz crítica del Gobierno y hay otra parte de la cúpula de la Iglesia que está más cautelosa. ¿Ustedes están divididos? ---
Pienso que una de las cosas hermosas como Conferencia Episcopal es que nos mantenemos muy unidos, quizá tenemos modos diferentes de ver las cosas y de decir las cosas, pero, generalmente, es una conferencia muy unida.
“Aquí no hay individualidades, no voy como Leopoldo Brenes, vamos como Conferencia Episcopal”.
--- ¿Cree que va a ser difícil que Daniel Ortega deje el poder? ---
Ustedes, al igual que nosotros en Nicaragua, sabemos de esa realidad con los presidentes, pero al final quien tiene la voz es el pueblo.
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“Pedimos que se escuchara el grito de los jóvenes nicaragüenses y la voz de otros sectores, para evitar choques”.