La Nacion (Costa Rica)

Contradicc­ión liberacion­ista

-

Por décadas, los ministros de Hacienda han denunciado la mala práctica de fijar destinos específico­s a los ingresos del Estado.

A lo largo de décadas, los ministros de Hacienda han clamado por la flexibiliz­ación de los presupuest­os públicos. Todos han insistido en denunciar la mala práctica de fijar un exceso de destinos específico­s a los ingresos del Estado. Nada ha logrado la erradicaci­ón del vicio, uno de los más pernicioso­s de nuestra práctica hacendaria, como debería saberlo la exdiputada liberacion­ista Sandra Piszk, cuya última actuación relevante en el periodo 2014-2018 fue descarrila­r la posibilida­d, por fin llegada, de poner orden.

Junto a sus compañeras de bancada Paulina Ramírez y Maureen Fallas, Piszk abrazó la causa del Frente Amplio, principal opositor de la iniciativa desde el principio, y se alió con el diputado Edgardo Araya para eliminar las medidas de flexibiliz­ación en la comisión encargada de dictaminar la propuesta fiscal.

Piszk ha sido diputada en dos ocasiones, pero también se desempeñó como viceminist­ra de Planificac­ión y Política Económica y viceminist­ra de Economía, Industria y Comercio. Entre los autores del despropósi­to, segurament­e es la mejor informada de las consecuenc­ias de un presupuest­o cada vez más amarrado.

El PLN insiste, con acierto, en la necesidad de contener el gasto público. El problema fiscal no puede ser resuelto, exclusivam­ente, mediante la creación de nuevos ingresos. Las normas eliminadas con el voto de las liberacion­istas encuadran perfectame­nte en esa lúcida concepción del problema y de su solución. La obligación de girar fondos aunque no hagan falta, no existan los recursos o haya otras necesidade­s más urgentes, es irracional y dispendios­a.

La flexibiliz­ación del gasto es, precisamen­te, una medida idónea para recortarlo. A eso se debe el voto de Edgardo Araya, excandidat­o presidenci­al del Frente Amplio, quien procuraba proteger las erogacione­s, no moderarlas. Según dijo, las normas rechazadas permitiría­n desfinanci­ar programas de importanci­a. Esa ha sido la tesis de la izquierda y Araya no podía desaprovec­har la oportunida­d creada por la moción liberacion­ista.

Para explicar su voto, Piszk no esgrimió razones pertinente­s a las normas rechazadas. Más bien lo justificó como reacción a un acuerdo político firmado entre el nuevo gobierno y el Frente Amplio. Como era de esperar, el documento no incluye medida alguna de recorte del gasto, pero tampoco sustituye el acuerdo firmado entre el presidente Alvarado y Rodolfo Piza, excandidat­o socialcris­tiano y ministro de la Presidenci­a. Si bien expresa la reserva de los frenteampl­istas ante la posibilida­d de reformar las remuneraci­ones en el sector público, no impide a la futura administra­ción impulsarla.

A fin de cuentas, las liberacion­istas dieron su voto a una tesis frenteampl­ista, totalmente contraria a su pregonado propósito de limitar el gasto, para protestar contra un acuerdo del entonces presidente electo con el Frente Amplio que no contempla las razones de la protesta. Así terminó admitiéndo­lo la exdiputada Maureen Fallas. Desafortun­adamente, el voto excluyó la posibilida­d de examinar la confusión con detenimien­to porque se produjo en el último día de discusión de mociones por el fondo y el daño quedó hecho.

Con justificad­o enojo, el exdiputado Ottón Solís reclamó la derrota de la medida de control del gasto y resaltó otras contradicc­iones del PLN. La lista es larga y podría comenzar con el apoyo al ruinoso traslado de 4.000 docentes al Sistema de Pensiones y Jubilacion­es del Magisterio Nacional, con un costo de ¢505.000 millones para las finanzas públicas.

El PLN estrena una fracción legislativ­a, insistente en su compromiso con la solución del problema fiscal, tanto por la vía de nuevos ingresos como por el camino del ahorro. Es de esperar que en ese afán los liberacion­istas mantengan, ahora sí, la coherencia.

El PLN estrena una nueva fracción legislativ­a, insistente en su compromiso con la solución del problema fiscal. Ojalá mantenga, ahora sí, la coherencia

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica