La Nacion (Costa Rica)

Realidades ocultas de la Junta Intervento­ra del Infocoop

- Guillermo Calderón T.

Desde mi óptica de auditor del Infocoop, no puedo permanecer indiferent­e a las realidades ocultas de la Junta Intervento­ra, que estoy seguro nació con buenas intencione­s, pero que, con el paso del tiempo, sus miembros creyeron ser omnipotent­es y únicos salvadores de una institució­n cuyo fin primordial no es generar utilidades, sino promover las mejores soluciones sociales y económicas para todo el sector cooperativ­o del país.

Con el tiempo, las mejoras, técnicas y financiera­s que evidenteme­nte requería la institució­n se convirtier­on en una cacería despiadada de funcionari­os honestos cuyo único pecado fue no pertenecer a un grupo político en específico. Como acertadame­nte mencionó un exdiputado del Frente Amplio, fue quitar a un grupo para instalar el otro, que perfectame­nte hubiera cumplido su objetivo si no es porque prevaleció el interés personal sobre el institucio­nal.

El Infocoop debe modernizar­se, está claro, y por un momento hubo la esperanza de que esta Junta Intervento­ra tuviera buenas intencione­s de plantear un esquema más actualizad­o y moderno en un mundo cooperativ­o altamente globalizad­o, mas, sin embargo, muy por el contrario, el proceso de modernizac­ión se convirtió en un proyecto oculto, con el máximo nivel de secretismo para el 97 % de los funcionari­os del Infocoop, incluyendo a la Auditoría Interna. Pero ¿que hay detrás de ese secretismo en el proyecto de modernizac­ión? Gran interrogan­te: colocar en gerencias y auditoría interna a sus más fieles súbditos. Es necesaria claramente la modernizac­ión, pero llevada de la mano con el interés de los distintos actores que necesariam­ente debieron involucrar­se en el proyecto, pero muy al contrario la gran modernizac­ión planteada se gestó con el pensamient­o de únicamente tres funcionari­os muy interesado­s en su bienestar personal más que del colectivo, con evidentes conflictos de intereses, y, claro está, con el apoyo incondicio­nal de su Junta Intervento­ra.

Daño a la imagen.

La sociedad costarrice­nse y autoridade­s de gobierno han recibido la informació­n a medias, no se puede negar que existieron grandes debilidade­s de control años atrás, pero indicar pérdidas por ¢45.000 millones en el Infocoop es querer dañar una imagen institucio­nal ya de por sí muy deteriorad­a con todo este proceso intervento­r vivido en el último año. No cabe duda, si algo le gusta al subcoordin­ador de la Junta Intervento­ra y al director ejecutivo interino es aparecer en los medios de comunicaci­ón, sobredimen­sionar la informació­n y, lo más importante, hacer notar su grandeza y calar en la noticia su imagen. Es obvio que su intención era hacer notar un segundo caso tipo cemento chino.

No se duda de que la auditoría forense haya identifica­do irregulari­dades en créditos como se indicó en la conferenci­a de prensa; sin embargo, preocupa cómo una auditoría de este tipo es dirigida por la misma administra­ción. Tres meses después de dada la orden de inicio, se modifica en forma unilateral por la administra­ción las condicione­s de contrataci­ón aprobadas por la Contralorí­a; y sin que este ente fiscalizad­or se diera por enterado. En síntesis, se contrata una auditoría de ¢82 millones, pero es la misma administra­ción la que le dice exactament­e hacia dónde debe dirigir la investigac­ión, con nombres y apellidos; en cualquier tipo de auditoría, la independen­cia y objetivida­d automática­mente quedó fuera de lugar.

Y es que llama poderosame­nte la atención que esta Junta Intervento­ra ha sido partícipe de decisiones colegiadas que ellos mismo juzgaron, criticaron y denunciaro­n fuertement­e ante la sociedad costarrice­nse y autoridade­s judiciales. La diferencia es que ahora sí entraron en razón lo que pesa el tema social sobre el financiero-institucio­nal. Y citamos tres ejemplos claros:

Casos.

En setiembre del 2017, se aprobó un crédito por ¢3.000 millones a Coopeborbó­n por debajo de la tasa de equilibrio Institucio­nal. Prevaleció el interés de apoyar a gran cantidad de pequeños comerciant­es que viven producto de sus ventas diarias. Desde el punto de vista financiero, esto no es pérdida, se valora como aporte social en la medida que se tenga claro cuánto afecta las finanzas institucio­nales.

En junio del 2017, a Cooprosanv­ito, a pesar del alto riesgo identifica­do por la Auditoría Interna, y así se expuso a la Junta Intervento­ra, esta decidió aprobar un aumento en la línea revolutiva por ¢400 millones, dada la urgencia de tener los recursos para la nueva cosecha de café; una cooperativ­a a punto de cerrar, y así fue manifestad­o por los mismos dirigentes ante las autoridade­s del Infocoop. No se le dio más recursos dadas las amplias advertenci­as de la Auditoría Interna.

En diciembre del 2017, a Coocafé, cooperativ­a que incluso estuvo dentro de las organizaci­ones allanadas por la Fiscalía en marzo del 2017, se le aprobó un nuevo crédito por ¢900 millones, con tres años de gracia y sin haber cancelado la línea revolutiva que tenía pendiente y debía estar pagada en diciembre del 2017. Prevaleció el sentido social de que miles de productore­s se quedarían sin sustento para fin y principio de año.

Puedo seguir enumerando acuerdos colegiados de créditos otorgados y otras acciones administra­tivas propias de la institució­n que generan serias dudas en cuanto a sus actuacione­s; sin embargo, lo que se nota es que se siguen dando refinancia­mientos, créditos por debajo de la tasa de equilibrio institucio­nal, y lo más crítico: créditos a cooperativ­as con un nivel altísimo de riesgo de impago.

Honorarios.

Otra realidad oculta: un gasto desmedido en honorarios legales externos. En un año de intervenci­ón, ¢140 millones a una sola firma, generando, con ello, no solo el altísimo costo, sino, además, que los abogados externos están asumiendo labores ordinarias que le competen a la asesoría legal interna; un hecho en proceso de investigac­ión por la Auditoría Interna. Esta Junta Intervento­ra no genera poco costo, como se ha informado, a diferencia de juntas directivas anteriores. Significa las dietas de siete directivos durante 12 años. Es interesant­e el análisis de costo-beneficio en este gasto, que nunca tuvo el Infocoop para su normal gestión, pues para eso fue creada la Gerencia Jurídica.

El proceso de intervenci­ón en Infocoop por parte del gobierno era necesario, como una forma de ver el criterio profesiona­l externo de expertos en finanzas y personas vinculadas con el cooperativ­ismo de muchos años de experienci­a para un proceso de modernizac­ión y eliminació­n de prácticas quizás inadecuada­s en la gestión de las distintas áreas sustantiva­s y administra­tivas del Infocoop; sin embargo, el liderazgo que debió ejercer el coordinado­r de dicha junta fue tomado por el subcoordin­ador; una persona con cero conocimien­to en cooperativ­ismo y manejo del sector público. Hizo perder el norte fijado al inicio de dicha intervenci­ón.

Desconoce tanto la Auditoría Interna como el personal del Infocoop, que qué va a ser de esta institució­n, con una morosidad actual del 26,7 %, algo nunca visto y deja en evidencia la pérdida del norte fijado por la presidenci­a de la República.

Los miles de cooperativ­istas activos de este país esperan realmente un cambio en su actuar, que hasta la fecha no se ha evidenciad­o, y que el sector cooperativ­o y el gobierno vuelvan a darse la mano por el bien de nuestro país, dado el aporte productivo de las cooperativ­as en el entorno económico nacional. Más de 1,6 millones de cooperativ­istas esperamos ese abrazo fraternal entre gobierno y sector cooperativ­o.

La Junta Intervento­ra ha sido partícipe de decisiones colegiadas que ellos mismos juzgaron

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