La Nacion (Costa Rica)

Abusos la lanzaron a la calle a los ocho años

- Hugo Solano C. hsolano@nacion.com

Glenda Ávila, de 40 años, es oriunda de Ipís, pero hace tres meses y medio llegó a Puntarenas con la meta de despedirse de tres décadas de adicción.

Un resentimie­nto hacia su madre, que la golpeó cuando, a sus siete años, ella le contó que un amigo de la familia la había tocado, fue el detonante para que Ávila cayera en el consumo de crack y otras drogas.

Lo anterior, porque ese mismo sujeto la violó al año siguiente y ella prefirió callar. Desde entonces, comenzó a andar en la calle y a sufrir todo tipo de agresiones.

Por años durmió entre cartones, prostituyé­ndose para mantener su adicción, según ella misma relata sobre ese pasado que quiere superar.

“Me hice de una pareja agresora, me pegaba, me fracturó la nariz, me embarazó y me dejó botada”, contó Ávila, quien es madre de tres mujeres, hoy mayores de edad.

Aparte de crack, consumió cocaína, marihuana, ácidos, anfetamina­s, morfina, tramal, hongos y otras drogas. Siempre andaba con un cuchillo de carnicero pues reconoce que en la calle las mujeres son sumamente vulnerable­s.

Ávila consumía al día hasta 70 dosis de crack, a veces con licor. Cada piedra cuesta unos ¢1.000, así que se prostituía e incluso robaba y asaltaba cuando podía para poder comprar más droga.

Ahora, con más de 10 meses sin consumir, lamenta que sea tan difícil salir adelante. “La imagen es de que somos basura y no es así. Somos mujeres inteligent­es, tratando de sobrevivir”, expresó.

“ESA ES LA FORMA DE SUPERVIVEN­CIA. ESTABA CON HOMBRES Y CUANDO PODÍA LES QUITABA EL DINERO QUE ANDABAN, LOS ASALTABA. TAMBIÉN VENDÍA LATAS, CHATARRA, COBRE Y LO QUE FUERA PARA COMPRAR ‘CRACK’.

’’ Glenda

Ávila

Adicta en proceso de rehabilita­ción

El cuerpo sufre. Al que consume crack, el cuerpo le pide cada vez más, y si no consume, empieza a sufrir vómitos y diarreas.

Ávila dice que solo con ayuda de grupos como Narcóticos Anónimos y de organizaci­ones o de los mismos hospitales, es que se puede salir adelante. En su caso, ella permanece en el albergue de la Fundación Ofir, en El Roble de Puntarenas.

Recienteme­nte, debido a una fractura en su mano derecha, fue al hospital y los médicos descubrier­on que tiene males cardíacos, al parecer a consecuenc­ia de su adicción.

“Hoy tengo un Dios que ha llenado mi corazón y me está ayudando a surgir día con día. Tengo una tía y una prima que me están motivando. Eso estimula, porque la mayoría de adictos tienen la relación con la familia muy dañada”, dijo.

Como parte de su recuperaci­ón, terminó la primaria, hizo cursos de hidroponía y de manipulaci­ón de alimentos. También ha aprendido sobre adicciones, para ayudar a otros más adelante. “Pero, por el momento, me estoy ayudando a mí”.

 ?? JOHN DURÁN ?? Glenda Ávila consumió crack y otras drogas durante más de 30 años. Actualment­e está en el proceso final de rehabilita­ción.
JOHN DURÁN Glenda Ávila consumió crack y otras drogas durante más de 30 años. Actualment­e está en el proceso final de rehabilita­ción.

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