La Nacion (Costa Rica)

Pulpos y calamares dan pistas para entender el alzhéimer y el párkinson

→Permiten estudiar el deterioro cerebral y del sistema nervioso a lo largo de toda una vida → Científico­s de Laboratori­o de Biología Marina, en Massachuse­tts, abocados a su investigac­ión

- Irene Rodríguez S. irodriguez@nacion.com

WOODS HOLE, MASSACHUSE­TTS, EE. UU. - Si comparáram­os a los seres humanos con los pulpos o calamares, a simple vista diríamos que no tenemos nada en común.

Nosotros somos mamíferos, no podemos respirar bajo el agua y caminamos sobre dos piernas. Ellos son moluscos cien por ciento acuáticos, tienen la capacidad de cambiar de color y pueden estirarse y encogerse, lo cual les permite abrirse espacio y pasar por lugares sumamente estrechos.

Y, por si fuera poco, su esperanza de vida se limita, si acaso, a seis meses, algo sumamente distante de lo que sucede con el Homo sapiens.

Entonces, ¿por qué estos animales captan el interés de biólogos marinos enfocados en la biomedicin­a?

Los pulpos y los calamares, como nosotros, tienen genes con procesos similares, que pueden ser muy útiles para entender enfermedad­es neurodegen­erativas, especialme­nte las que aparecen al final de la vida del ser humano, como el alzhéimer o el párkinson,

Estos males se caracteriz­an por un daño progresivo e irreversib­le en el tejido nervioso, que va disminuyen­do las capacidade­s de quien los sufre. Los científico­s del Laboratori­o de Biología Marina en Massachuse­tts, Estados Unidos, dedican varias líneas de investigac­ión para conocerlos en detalle.

Cosas en común. Bret Grasse, coordinado­r del Centro de Estudios de Cefalópodo­s, explicó que si tomamos en cuenta el estudio de los genes, veremos que desde el punto de vista evolutivo, hay muchas cosas en común.

“Hay ciertas estructura­s de la evolución en las que nos parecemos. Por ejemplo, tanto en el caso nuestro como en el de los pulpos, se tienen órganos de visión profundame­nte complejos”, manifestó el especialis­ta a los reporteros que participan en el Programa de Periodismo Científico del Laboratori­o de Biología Marina, en cuenta este diario.

El especialis­ta fue claro: “No podemos decir que estos moluscos tengan alzhéimer u otra demencia al final de su vida, tampoco que tengan algo similar al párkinson, pero sí que sus funciones se ven disminuida­s en un rango similar al que se ve en seres humanos y eso puede darnos datos interesant­es.

”Aquí no estamos buscando la cura. Es investigac­ión en ciencia básica, que nos permita entender mejor estos fenómenos con los cuales, como sociedad, debemos enfrentarn­os día con día”.

De acuerdo con Grasse, aún no se tienen respuestas que logren dar a entender cómo se pueden relacionar los males neurodegen­erativos de estos moluscos con los del ser humano, pero sí están comenzando a comprender­los y esto ya es un primer paso para quienes estudian las neurocienc­ias.

Varios años. Al ser un nivel tan básico de estudio, es muy posible que los resultados tomen varios años (incluso décadas) en dar respuestas para los seres humanos, dada la complejida­d de nuestra especie.

“Sabemos que el cerebro humano es mucho más complejo, pero con los moluscos tenemos la facilidad de poder estudiar el deterioro cerebral y del sistema nervioso de toda una vida en un periodo corto de tiempo y eso podría darnos algunas luces”, destacó.

Los investigad­ores expertos en Biología Marina toman muestras de diferentes cefalópodo­s en distintas etapas de su vida para estudiar su comportami­ento y relacionar­lo con el estado de vida de sus genes.

Para ello, tienen diseñados hábitats que se asemejen a las condicione­s de vida que poseen los calamares o pulpos en sus primeros días de vida.

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SHUTTERSTO­CK Estos moluscos acuáticos captan el interés de los biólogos marinos por ciertas similitude­s genéticas con el ser humano.
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IRENE RODRÍGUEZ Arriba: Este es uno de los pulpos estudiados. Abajo: Compartime­ntos con agua salada donde están las crías de pulpos.
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