Róbeme lo que sea... ¡El televisor, no!
Róbeme el carro, la casa, el perro, lo que usted quiera. Los libros de Gay Talese, la “compu”, la cámara de fotos. Mi sartén favorito, el utensilio para preparar huevos, la licuadora.
Róbese la estatua de Juan Santamaría, la cúpula de la Catedral de Alajuela y el país entero, si acaso tiene donde echar esos 51.100 kilómetros cuadrados. Mientras no me robe el sillón y la pantalla, no hay problema.
Qué importa si de la Fedefútbol salieron $172.000 con destino a una empresa en Panamá por la compra de 8.000 hamburguesas y 5.000 perros calientes. ¿O eran 8.000 balones y 5.000 uniformes?
Qué importa si la Fiscalía de EE. UU. asocia a esa empresa con la utilizada para recibir sobornos por Jeffrey Webb, el expresidente de la Concacaf. Esos gringos lo que están es mordidos, porque quedaron fuera del Mundial.
Que nos dejen a nosotros disfrutarlo. Eso nadie nos lo quita. Nos pueden robar el lago de La Sabana, el Teatro Nacional y la Fuente de la Hispanidad (bueno, la Fuente mejor no, por si las dudas, aunque no creo que esta vez sea necesaria). Cualquier otra cosa, no hay problema; pero ya saben, el sillón y el tele no.
Ahorita no me molesten con que no cierran muchas cuentas del Mundial Sub-17 Femenino jugado hace cuatro años en nuestro país, para el que FIFA dio $4 millones y el Gobierno de Costa Rica 1.750 millones de colones. Estamos en otra cosa.
Los periodistas, hablando de Cristiano, Messi y la Sele. Los dirigentes, alistando maletas para viajar a Rusia con todo pago. Los aficionados, sacándole el jugo a la tarjeta de crédito.
¿Qué se dio un robo en la Fedefútbol? Sí, ¡¿y qué?!
Por ahora, el único documento que quiero ver es el calendario del torneo y el camino de las selecciones. Según mis cálculos, en una semifinal se enfrentarán Alemania y España; en la otra Brasil contra... déjeme ver... ¡Francia!.
También pronostico que una vez pasada la Copa del Mundo, los 32 representantes en la Asamblea de la Federación, el máximo órgano de nuestro fútbol, dejarán de lado lo que injustamente parece desinterés por las anomalías denunciadas por La Nación.
Dejarán de decir, como la gran cosa, que mandaron la auditoria de FIFA a la Fiscalía, donde, si no encuentran delito, por falta de pruebas o documentos, todo el mundo seguirá contento disfrutando de nuestro bello fútbol.
De fijo lo harán. Ahorita no jodan que viene el Mundial.