Colegiala impulsa desarrollo de plantas de café ‘in vitro’
→Protocolo busca acelerar germinación y aclimatar el cultivo para comercializarlo →Iniciativa de joven de 18 años ganó premio en edición 2017 de ‘Yo emprendedor’
Heilyn Calvo Vargas tiene 18 años y su papá se ha dedicado a la producción de café. Por esa razón, la colegiala conoce de primera mano que la semilla de ese cultivo tarda mucho en germinar y también que las plantas son susceptibles a enfermedades como la roya.
A sabiendas de que esa realidad afecta a gran cantidad de familias caficultoras, la muchacha se decidió a investigar cómo mejorar esa situación.
Fue así como en el Laboratorio de Cultivo de Tejidos Vegetales del Colegio Técnico Profesional de Acosta, donde cursa su sexto año de secundaria, se propuso desarrollar un protocolo in vitro, basado en establecer y aclimatar plantas de café, para conseguir que estas germinaran más rápidamente y que estuvieran disponibles para los productores.
“Lo que hacíamos (ella y su profesora Marcela Jiménez) era trabajar por cultivo de tejidos; (es decir), introducir los embriones de café en un medio de cultivo donde les brindábamos a las plantas todos los insumos, nutrientes e incluso las condiciones de temperatura y luz necesarias para que crecieran”, relató la joven.
Si algo caracteriza este cultivo es que su semilla puede tardar entre dos y tres meses en germinar y, además, que es muy dependiente de las condiciones climáticas, aseguró Calvo con toda propiedad, pues desde que estaba en décimo año del colegio se ha dedicado a esta investigación.
Para saber cuál medio de cultivo era el más apropiado, la muchacha trabajó con dos fitohormonas (hormonas vegetales que regulan la fisiología de la planta y sirven de mensajeros químicos). De esa forma, pudo determinar cuál era la mejor alternativa para hacerlas crecer.
Variedades. Una vez que logró que las semillas germinaran en el laboratorio, se dio a la tarea de trabajar con las variedades Venecia, Caturra y Catuaí, por ser tradicionales de la zona.
Sin embargo, al considerar que eran susceptibles a la roya, también incluyó la Obatá, que, según Calvo, es resistente a esa enfermedad.
“Nosotros no manejábamos nada a nivel de genes; lo que hacíamos era introducir semillas que ya tenían en sus genes la resistencia a la roya, para multiplicarlos por biotecnología”, aclaró la joven, quien con este proyecto ganó competencias como la Feria Nacional de Ciencia y Tecnología y también ExpoIngeniería, el año anterior, y además representó el país en la Feria Internacional de Ciencia e Ingeniería (ISEF, en inglés).
Debido a que las plantas germinaban en frascos, la siguiente misión era aclimatarlas; es decir, sacarlas del laboratorio, donde se encuentran en condiciones controladas, y llevarlas al campo. Para ello utilizó un sustrato que permitiera a los cultivos in vitro adaptarse al clima de Acosta, que es la población meta de la investigación de la estudiante.
El sustrato fue elaborado con arena, tierra y materia orgánica. “Esa parte también la desarrollamos en el colegio, porque, como acá hay animales, se utilizó la materia orgánica de ellos y de los restos vegetales”, contó la muchacha.
El último paso consistía en llevarlas al invernadero y, una vez ahí, estarían listas para ser comercializadas. Reconocimiento. El año anterior, Calvo asumió el reto de participar de la convocatoria de Yo emprendedor, un concurso donde podría entender de mejor forma cuál sería el mercado con el que se enfrentaría su producto.
Pese a lidiar con una realidad que no conocía, su participación la llevó a convertirse en ganadora del Premio Especial Mujer Emprendedora y, así, obtuvo una tutoría con la organización Voces Vitales, cuyo fin es potenciar el liderazgo y empoderamiento de la mujer.
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