La Nacion (Costa Rica)

La angustia se volvió algarabía

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MOSCÚ. Para un jugador, nunca será una buena noticia lesionarse, ni después de una dolencia se dibujará una sonrisa en el rostro del afectado... A menos que el futbolista se esté jugando el pase a la final de la Copa del Mundo.

Si esa variante se presenta, poco importa salir en brazos de un compañero o cojear durante la celebració­n con la afición. Eso lo pueden reafirmar los futbolista­s de Croacia.

El cuadro croata, entregado al máximo, consiguió ante Inglaterra su pase a la final del Mundial, con un costo alto. Más allá de los tres encuentros consecutiv­os jugando los tiempos extra, el equipo terminó con tres tironeados y un jugador con problemas de rodilla.

Mario Mandzukic, delantero que anotó el tanto de la victoria, celebró con locura su diana... y cómo no, si era el minuto 109. No obstante, después de correr y caer encima de un fotógrafo, se levantó con dificultad, frunció el ceño y comenzó a renquear.

Mandzukic se tocó cinco veces la pierna izquierda, se sobó la rodilla, pero no aguantó y se tiró al césped. Así pasó una vez y se levantó, pero ya a la segunda no soportó más y pidió cambio.

El central del compromiso, el turco Cuneyt Cakir, le pedía al artillero que abandonara rápido el encuentro, pero Mario no podía ni correr. Con sus ademanes, parecía decirle: “¿Cómo corro, si estoy mal...?”.

Ese fue el ejemplo más claro del sufrimient­o croata, que luego estalló en júbilo.

Dolor. Otra víctima fue Ivan Perisic, el atacante figura del duelo, pues hizo el empate y puso la asistencia del segundo tanto. Después de cubrir un balón, empezó a tocarse el muslo derecho en la parte trasera.

Él comenzó a picar para defender a capa y espada la ventaja sobre los ingleses. Así les ganó varios duelos a Marcus Rashford y a Dele Alli, pero cada vez que terminaba de defender, su cara reflejaba dolor y su mano volvía a sobar la zona afectada.

Terminado el encuentro, el propio Perisic olvidó su dolencia y corrió a celebrar al marco sur con los 10.000 aficionado­s que terminaron sin camisa y en medio de una lluvia de cerveza.

Pero luego, el número 4 entró de nuevo en conciencia y pidió un masaje.

Imágenes similares se vivieron con el zaguero izquierdo Iván Strinic. Iniciando los tiem- pos suplementa­rios, el defensor tuvo que decirle adiós al cotejo, no porque quisiera, sino porque sus piernas así lo exigían.

Pero, sin duda, el que más sufrió fue Luka Modric. La estrella croata arrastraba sus piernas por el terreno, administra­ba el aire y aprovechab­a cada vez que la pelota salía para respirar, estirar los músculos, descansar.

Pese a que las piernas de Luka ya no daban y la fatiga fue notoria en sus gestos, el cerebro croata no dejó de moverse... Lo hacía con lentitud y en recorridos menores que los de todo el tiempo regular, pero nunca se quedó quieto, hasta que la misión estuvo cumplida.

Ya con el 2 a 1 en el marcador, Zlatko Dalic, técnico croata, empezó a cuidar a los suyos y así mandó al banquillo a Modric, quien al abandonar el campo simplement­e se dejó caer exhausto en el banquillo.

De esta forma, se acabó el sufrimient­o de Croacia para llegar a su primera final de un Mundial, una angustia que terminó en un momento de inconcienc­ia, porque todos los que tenían una dolencia saltaron para celebrar su pase a la final...

 ?? AFP ?? Luka Modric y Mario Mandzukic celebraron el pase de Croacia a la final del Mundial. Ambos sufrieron dolencias al final del partido.
AFP Luka Modric y Mario Mandzukic celebraron el pase de Croacia a la final del Mundial. Ambos sufrieron dolencias al final del partido.

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