NASA apaga 60 velas y anhela sus días de gloria
→ Agencia lucha por reinventarse en un sector de muchas compañías privadas
TAMPA, EE. UU. AFP. - Hace 60 años, estimulado por la competencia con la Unión Soviética, Estados Unidos creó la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA), la cual lideró la aventura espacial que los llevaría a la Luna.
Hoy, la agencia está luchando por reinventarse en un sector en el que cada vez se involucran más compañías privadas espaciales y los intereses comerciales derivados.
Desde su primer día, la NASA ha desafiado los límites de la exploración espacial; también ha sufrido estrepitosos fracasos, como la explosión de dos transbordadores en 1986 y el 2003, con saldo de 14 muertos. Su anhelo de volver al espacio profundo deberá afrontar un problema de financiación que le impediría volver a la Luna en la próxima década.
La NASA se ha vuelto dependiente del sector privado y tiene contratos con SpaceX y Boeing para enviar astronautas a partir del 2019, tan pronto como haya naves tripuladas listas. La agencia no puede enviar astronautas por su cuenta al espacio desde el 2011, cuando cerró su programa de transbordadores espaciales.
Ahora debe pagarle a Rusia $80 millones por asiento para enviar estadounidenses a la Estación Espacial Internacional (EEI), en una cápsula Soyuz.
Recuento. En 1957, la Unión Soviética envió su primer satélite al espacio: Sputnik 1. Al mismo tiempo, los estadounidenses fracasaron estrepitosamente.
El presidente en esa época, Dwight D. Eisenhower, pidió entonces al Congreso que creara una agencia espacial civil separada. El 29 de julio de 1958 firmó la ley que crea la Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio.
Los soviéticos ganaron otra ronda en abril de 1961, cuando Yuri Gagarin se convirtió en el primer hombre en el espacio. Un mes después, el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, anunció planes para enviar a un hombre a la Luna a fines de la década de 1960. Así nació el programa Apolo.
En 1962, el astronauta John Glenn se convirtió en el primer estadounidense en colocarse en la órbita de la Tierra. Y en 1969 Neil Armstrong entra en la historia como el primer hombre en caminar sobre la Luna.
“Apolo fue una demostración unilateral del poder de una nación”, resaltó John Logsdon, profesor emérito del Space Policy
Institute de la Universidad George Washington.
“Que Kennedy decidiera utilizar el programa espacial como un instrumento declarado de competencia geopolítica fue lo que convirtió la NASA en un instrumento de política nacional, con una asignación presupuestaria muy importante”, agregó en entrevista con AFP.
Durante la era Apolo, no menos del 5% del presupuesto nacional fue para la NASA. Hoy ha pasado a menos del 0,5% (unos $18.000 millones al año), y la NASA ya no tiene el mismo peso en la política nacional, de acuerdo con Logsdon.
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