Uno de cada cuatro colegiales sin clases de sexualidad
→MEP considera que los temores, prejuicios y la falta de información sobre los programas repercutieron en la decisión de los padres
Interpretación del MEP
Falta de información, temores y prejuicios incidieron en decisión
Cambio de opinión
68% de los padres de familia en San Carlos dijo sí a la asignatura
Los temores, prejuicios, la falta de información en torno a los programas de sexualidad del MEP, que tuvieron eco incluso en la campaña política, calaron en los padres de 1 de cada 4 alumnos (25%) que debían recibir la materia a partir de este año.
Según datos del Ministerio, de los 42.219 alumnos que estaban matriculados para recibir la asignatura, 10.583 no asisten amparados en una carta enviada por sus papás al centro de enseñanza.
El 75% restante de los jóvenes sí reciben la materia de Educación para la Afectividad y la Sexualidad, que está a cargo de docentes de Psicología.
Entre los contenidos que reciben los muchachos de décimo, en colegios académicos, y de undécimo, en colegios técnicos, están derechos sexuales y reproductivos, relaciones coitales placenteras, sexualidad para personas con discapacidad, así como paternidad y maternidad responsables.
También se abordan los derechos de la población LGBTI (lesbianas, gais, bisexuales, personas transgénero e intersexuales), las relaciones libres de abuso y violencia; y las nuevas masculinidades y feminidades.
Para el Ministerio de Educación Pública (MEP), los “mitos” y la “mala campaña” que se le hizo al programa explica por qué el 25 % de los estudiantes no asiste a las clases. Empero, para esa cartera “es positivo” que el 75% de los jóvenes acudan a las lecciones.
Édgar Mora, ministro de Educación, dijo que tiene evidencia de que los alumnos que no asisten a las lecciones lo hacen por decisión de sus padres y no por su propio parecer.
Desde que el MEP comunicó en julio del 2017, que la sexualidad iba a ser una nueva asignatura, se informó de que los padres tenían la opción de enviar una carta al centro educativo en caso de que no quisieran que sus hijos recibieran la materia.
“No tenemos datos que reflejen por qué en general los alumnos no asisten a las clases, pero es evidente que ha habido una campaña en contra de las lecciones y de los programas.
”Eso alguna incidencia habrá tenido; también hay prejuicios familiares, posiciones sociales, que desfavorecen este porcentaje menor de personas que no asisten a las clases. Este dato lo único que tiene margen es de crecimiento y no de decrecimiento ”, manifestó Mora.
Los grupos que se organizaron desde redes sociales desataron una fuerte oposición contra lo que denominaron “ideología de género” y alegaron que estas clases le enseñarían a los jóvenes que podían ser del género que quisieran. Asimismo, se despertó el temor de que los contenidos promoverían una sexualidad más temprana.
Entre las manifestaciones más importantes, estuvo el rechazo de 17 municipalidades que pidieron al MEP la suspensión “inmediata” de los programas. Además, estas clases fueron uno de los temas que motivaron la Marcha por la Vida y la Familia, en diciembre anterior.
También, las clases dieron origen a protestas de padres quienes cerraron 20 escuelas en San Carlos, a pesar de que en primaria no se imparte el programa. Esto complicó el inicio del curso lectivo: la entonces ministra de Educación, Sonia Marta Mora, se tuvo que desplazar hasta San Carlos para explicar la importancia de las clases, pero no hubo acuerdo.
Sin embargo, también hubo otros grupos a favor de los programas amparados en cifras como las de la Clínica del Adolescente, que indicaban que el 75%
los jóvenes creían que el coito interrumpido era efectivo para prevenir el embarazo y el 67% no sabía cómo evitar males de transmisión sexual.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), en 2013 hubo 12.800 embarazos de menores de 19 años; en 2015, fueron 11.600; en 2017, se reportaron 7.029.
Menor y mayor asistencia. De los 740 alumnos de colegios académicos y técnicos de la Dirección Regional de Nicoya, que deben recibir la clase de sexualidad, solo el 27% (203) lo hace. VEARECUADRO R ADJUNTO.
Clara Espinoza, directora regional de Nicoya, justificó la baja asistencia en la “cultura machista y tabúes” que existen en la provincia de Guanacaste.
Aseguró que en las cartas de los progenitores se alega que las clases motivarían a los jóvenes a iniciar a muy temprana edad su vida o que se iban a “convertir en lesbianas y gais”.
“Ha habido una resistencia de los padres; no se les puede obligar. Los mismos chicos que reciben las clases recomiendan a los otros alumnos las lecciones; les cuentan de qué es lo que se ve en la clase. Hay padres que tienen una visión errada de los programas y las opiniones colaboran en poco a cambiar esa visión. (Para aumentar el porcentaje de asistencia), hemos hablado sobre eso con los compañeros de que tenemos que ir implementando estrategias para permear estos procesos; no los podemos obligar”, añadió la funcionaria.
En el Liceo de Nicoya fueron “pocos” los padres que enviaron la misiva para evitar que sus hijos fueran a las clases de sexualidad, según comentó el director de este centro de enseñanza, José Luis Ramírez.
Otras direcciones regionales que reportan poca asistencia a las clases son la de Sulá, en Talamanca (45%); Cañas (53%), Puntarenas (60%) y Grande de Térraba (62%).
El Ministerio de Educación Pública (MEP) explicó que va a trabajar muy de cerca con las comunidades que reportan menos asistencia.
Por otra parte, en la Dirección Regional de Los Santos el 94% (349 de 373) asiste a las lecciones. Para el jerarca de ese despacho, Víctor Hugo Durán, la constante información brindada a los padres de familia favoreció una mayor participación de los alumnos.
Alejandra Bustos, directora del Liceo Diurno de Guararí, aseguró que, al inicio del curso lectivo, les dijo a los padres que no les iba a recibir ninguna carta para evitar que sus hijos fueran a las clases de sexualidad “hasta que la escucharan”.
Según dijo, reunió a los progenitores, se les puntualizó cada uno de los temas y luego hubo una sesión de preguntas y respuestas. “Al día siguiente, nos quedamos esperando si algún papá enviaba la carta, pero nadie la presentó”, concluyó.