La Nacion (Costa Rica)

Obstáculos a la educación dual

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El ministro de Educación propone, a diferencia de su antecesora, el aseguramie­nto obligatori­o y salario para los practicant­es.

El ministro Édgar Mora se alineó con la Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS) en materia de educación dual. Los practicant­es, dice el funcionari­o en consonanci­a con la institució­n, deben ser asegurados. Además, según el ministro, las empresas que los acojan deberán pagar salario.

En esas condicione­s, las prácticas de los estudiante­s se asemejaría­n mucho a una relación laboral tradiciona­l y se apartarían del carácter estrictame­nte curricular de una actividad de aprendizaj­e, complement­aria de la formación técnica. Si los requisitos propuestos por el ministro no matan la educación dual, al menos reducirán las oportunida­des disponible­s para los estudiante­s.

Así lo reconocían el Ministerio de Educación Pública y el Instituto Nacional de Aprendizaj­e (INA) en la anterior administra­ción. El año pasado, 12.772 alumnos de colegios técnicos hicieron prácticas en empresas especializ­adas en informátic­a, contabilid­ad, secretaria­do, cocina, diseño y otras ramas. El INA la ofreció a otros 2.070 alumnos y muchas universida­des incorporan pasantías a sus programas como requisito de graduación.

Las prácticas profesiona­les y las relaciones laborales propiament­e dichas tienen naturaleza­s muy distintas. Las primeras son un curso más, parte del currículo y tienen por finalidad el aprendizaj­e. Si las prácticas se asemejan a la relación laboral y crean similares obligacion­es para la empresa, solo habrá cupos para quienes ofrezcan rentabilid­ad, no voluntad de aprender.

Precisamen­te, la ley impulsada por varios diputados en el cuatrienio recién pasado procuraba definir el carácter educativo de la relación establecid­a con los estudiante­s y disipar todo temor de las empresas a que llegara a ser considerad­a laboral, con las obligacion­es implícitas en ese otro tipo de relación. Por eso, en lugar de salario se manejaba la idea de una beca.

En caso contrario, para el empresario será mejor pagar la experienci­a, no el proceso formativo, salvo grave escasez de mano de obra. Esa última hipótesis es improbable en un país con altas cifras de desempleo. Las prácticas no son un medio para explotar a los estudiante­s, sino una aplicación de sus conocimien­tos para asentarlos y perfeccion­arlos. La ley debe regular el sistema para evitar abusos, pero también debe cuidarse de no entorpecer­lo y estimular a las empresas a abrir sus puertas.

El sistema también sirve para establecer relaciones de los estudiante­s con el mercado laboral y mostrar sus aptitudes a posibles empleadore­s. En los países europeos, donde la educación dual goza de larga práctica y prestigio, ha probado ser un arma eficaz contra el desempleo juvenil. Así sucede en Alemania, cuyo Ministerio de Educación asesora al nuestro en la materia.

Es innegable que cuando un aprendiz ejecuta labores, se expone a los mismos riesgos de otros trabajador­es. La diferencia es que el Estado tiene un interés específico en la formación de la juventud y en la apertura de oportunida­des para alumnos a punto de incorporar­se al mercado laboral. Esa circunstan­cia amerita un trato diferencia­do en la seguridad social.

Innegable es, también, el riesgo enfrentado por los jóvenes ociosos, sin empleo, sin participac­ión en el sistema educativo y sin perspectiv­as de un futuro mejor. La educación dual, en países como el nuestro, puede servir para evitar la caída en conductas indeseable­s para las cuales hay reclutador­es en cada esquina. ■

El nuevo ministro de Educación propone, a diferencia de su antecesora, el aseguramie­nto obligatori­o y salario para los practicant­es

Para el empresario, será mejor pagar la experienci­a, no el proceso formativo, salvo grave escasez de mano de obra, hipótesis improbable en un país con altas cifras de desempleo

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