La Nacion (Costa Rica)

Una ruleta rusa

- Herbert Guendel INGENIERO AEROESPACI­AL

La vía férrea fue construida en el siglo XX. Los rieles están marcados 1905, lo cual verifiqué en la estación del Atlántico. La junta entre riel y riel es independie­nte. No está soldada y no tiene pletina que los una. En la misma estación del Atlántico, y en otros lugares, los rieles no forman un línea recta, sino curvilínea con altos y bajos, lo cual se presta para la inestabili­dad cuando el tren viaja a velocidad así como para el desgaste en los sistemas que soportan los vagones.

Además de que los rieles son de calibre delgado, la distancia entre ellos es angosta (no se ajusta a los sistemas modernos), lo cual, también, causa inestabili­dad especialme­nte en curvas. Entonces, cómo pretende el Instituto Costarrice­nse de Ferrocarri­les (Incofer) colocar trenes modernos en esa clase de vía.

Total falta de seguridad para el pasajero. El tren es una ruleta rusa activa. Los sistemas de seguridad en intersecci­ones son escasos, en muchos lugares no existen; en otros, donde hay una indicación de cruce con el tren, existe una señal vieja, y herrumbrad­a a poca distancia de la línea y en varios casos medio visible por causa de arbustos o edificios. Es imposible para un conductor reaccionar a tiempo para evitar un choque con el tren.

En peligro.

Yo alquilé un vehículo, y camino al hotel HamptonInn, cerca del aeropuerto me topé con esa condición. Por dicha, no venía el tren ni nadie detrás de mí, pero quedé sin aliento. Allí mismo debe haber una luz o semáforo, pues hay varias compañías para alquilar autos y muchos turistas usan esa vía. Camino a San Pedro, los rieles del tren de un momento a otro cruzan la calle de varias líneas diagonalme­nte y a lo largo por una corta distancia en una carretera saturada de vehículos de toda clase a cualquier hora del día. No me explico cómo no se producen más accidentes.

Siento compasión por los costarrice­nses que viajan a sus trabajos en esta situación. Otro ejemplo, decidí ir al volcán Irazú con mi familia por medio de un agente de turismo. En la entrada de Cartago, cerca de Taras, en la calle que va para el volcán, existe una intersecci­ón de tren. El microbús estaba como a medio kilómetro de la intersecci­ón cuando de pronto pasó el tren y en un segundo se esfumó. No hay luz, solo una señal vieja a poca distancia de la línea. Nunca oí, y el chofer del microbús tampoco, el pito del tren. Pude ver varios autos y un camión de carga que pararon cuando el tren pasaba rápidament­e. Me dije, ¡qué barbaridad!

Cerca del Liceo.

En la calle que va al costado sur del Liceo de Costa Rica, a lo largo de la línea, de oeste a este, hay una señal que alerta sobre la presencia de “peatones”, pero no de este a oeste, ni tampoco hay una señal vertical que diga zona escolar.

En las dos cuadras que colindan con el Liceo, son necesarios letreros grandes visibles de día y de noche que digan “zona escolar” y reducir la velocidad a una medida apropiada no solo para el tren, sino también para otros vehículos.

Confirmé viajando en auto con mi hermano, que cerca del Liceo hay una luz roja intermiten­te en la intersecci­ón con la línea. Si fuera detrás de un autobús o furgón, esa luz no se podría ver. No entiendo por qué es intermiten­te. Imagino que quiere decir que pase con cuidado.

En esa intersecci­ón, debe haber una luz colgando como un semáforo y no a un lado de la vía, y no debe ser intermiten­te, sino verde cuando no hay tren y activada de color rojo cuando el ferrocarri­l se acerca a cierta distancia de acuerdo con regulacion­es internacio­nales de seguridad.

Gracias a Dios no tengo que lidiar con el tren porque no vivo en Costa Rica, pues es verdaderam­ente una ruleta rusa. Y lo que no me explico es cómo es posible que gente educada y profesiona­l maneje este sistema ferroviari­o sabiendo todas estas anomalías.

No me explico cómo pretende el Incofer colocar trenes nuevos en una vía tan antigua

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