La Nacion (Costa Rica)

Reforma fiscal y mercado de valores

- Thomas Alvarado Acosta

He visto con decepción y preocupaci­ón cómo, en la reforma tributaria, el país está dispuesto a sacrificar el futuro del mercado de valores sin darle mayor pensamient­o. Para apaciguar ciertas tendencias políticas, están dispuestos a poner al mercado en la palestra. Un alto funcionari­o de Hacienda expresó que “si en 40 años, con un beneficio tributario, el mercado de valores no se había desarrolla­do, entonces, claramente ese beneficio no estaba ayudando y quitarlo no tenía importanci­a”.

No es que el beneficio no ayudó, es que no fue suficiente para el sistema. Trabas regulatori­as y falta de apoyo político han podido más. De hecho, la materia tributaria como tal no sería tan problemáti­ca para el sector si al mismo tiempo se apoyara con la muy esperada reforma a la Ley Reguladora del Mercado de Valores y la ayuda política para fomentar el crecimient­o del mercado. La actual versión de la reforma tributaria tiene aspectos que golpearán más a nuestro débil mercado de valores sin haber llevado a cabo un análisis integral de cómo funciona, a quiénes beneficia y cómo sacar el máximo provecho de él.

El Estado está entre los primeros perjudicad­os por las reformas fiscales propuestas porque tendrá que pagar más por sus colocacion­es de deuda y los fondos de pensiones, donde están los ahorros de la mayoría de los costarrice­nses.

Transparen­cia. Los participan­tes en el mercado de valores tienen una carga regulatori­a más onerosa que otros. Ese costo permite una mayor transparen­cia y mejores prácticas de gobierno corporativ­o. Los costos adicionale­s para los participan­tes y la creencia de que el mercado de valores es un vehículo de desarrollo económico son la motivación para que este sector en muchos países goce de ciertos beneficios, incluidos algunos de tipo fiscal.

A largo plazo, ningún país soluciona sus problemas econótegra­l micos con base en nuevos tributos y recortes de gastos. Necesita aumentar su productivi­dad y generar un crecimient­o real de su economía. Si llegáramos a aceptar, como en otros países, que el mercado de valores puede ser un motor de desarrollo y de crecimient­o, podríamos tener una discusión balanceada e in- del marco tributario, regulatori­o e institucio­nal que debe tener el mercado de valores costarrice­nse.

Muchos pensarán ¿qué importanci­a tiene el mercado de valores para el país? O como preguntó un diputado, ¿será que el mercado de valores solo sirve para enriquecer a un grupo de millonario­s, dueños de la Bolsa Nacional de Valores?

Menos utilidades. Aunque, evidenteme­nte, los puestos de bolsa –dueños de la BNV– se benefician de un mercado fortalecid­o, ciertament­e no están haciendo clavos de oro. Este año casi todos han visto sus utilidades disminuida­s. Las comisiones que cobran por las operacione­s los puestos y la bolsa son controlada­s y tienen niveles apenas razonables.

El largo debate de si los mercados de valores generan crecimient­o económico está decantándo­se por el lado de que efectivame­nte lo hacen.

Los mercados de valores eficientes y bien manejados facilitan la movilizaci­ón de recursos financiero­s hacia el sector productivo, conectando a aquellos que tienen recursos –tanto dentro como fuera del país– con quienes necesitan capital para producir, crecer e innovar.

El mercado de valores permite que los ahorrantes –tales como los fondos de pensiones– canalicen recursos hacia inversione­s productiva­s y rentables.

Los emprendedo­res y las empresas pequeñas y medianas logran conseguir el capital necesario para crecer, cuando normalment­e les es difícil de otra manera. Los emprendedo­res y las pymes generan el verdadero crecimient­o económico y el empleo. Con los recursos suficiente­s, crecen por encima del promedio general. El mercado de valores también beneficia a los gobiernos centrales y locales al permitirle­s acceder a recursos para la construcci­ón de infraestru­ctura pública, lo que a su vez también genera empleo y dinamiza la economía.

Este modelo de desarrollo es el que debemos impulsar en Costa Rica. Si tenemos que cambiar el régimen tributario que afecta el mercado de valores, no lo hagamos en un vacío que se olvida de valorar sus impactos en forma integral.

Los mercados de valores eficientes facilitan la movilizaci­ón de recursos hacia el sector productivo

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