Reforma fiscal y mercado de valores
He visto con decepción y preocupación cómo, en la reforma tributaria, el país está dispuesto a sacrificar el futuro del mercado de valores sin darle mayor pensamiento. Para apaciguar ciertas tendencias políticas, están dispuestos a poner al mercado en la palestra. Un alto funcionario de Hacienda expresó que “si en 40 años, con un beneficio tributario, el mercado de valores no se había desarrollado, entonces, claramente ese beneficio no estaba ayudando y quitarlo no tenía importancia”.
No es que el beneficio no ayudó, es que no fue suficiente para el sistema. Trabas regulatorias y falta de apoyo político han podido más. De hecho, la materia tributaria como tal no sería tan problemática para el sector si al mismo tiempo se apoyara con la muy esperada reforma a la Ley Reguladora del Mercado de Valores y la ayuda política para fomentar el crecimiento del mercado. La actual versión de la reforma tributaria tiene aspectos que golpearán más a nuestro débil mercado de valores sin haber llevado a cabo un análisis integral de cómo funciona, a quiénes beneficia y cómo sacar el máximo provecho de él.
El Estado está entre los primeros perjudicados por las reformas fiscales propuestas porque tendrá que pagar más por sus colocaciones de deuda y los fondos de pensiones, donde están los ahorros de la mayoría de los costarricenses.
Transparencia. Los participantes en el mercado de valores tienen una carga regulatoria más onerosa que otros. Ese costo permite una mayor transparencia y mejores prácticas de gobierno corporativo. Los costos adicionales para los participantes y la creencia de que el mercado de valores es un vehículo de desarrollo económico son la motivación para que este sector en muchos países goce de ciertos beneficios, incluidos algunos de tipo fiscal.
A largo plazo, ningún país soluciona sus problemas econótegral micos con base en nuevos tributos y recortes de gastos. Necesita aumentar su productividad y generar un crecimiento real de su economía. Si llegáramos a aceptar, como en otros países, que el mercado de valores puede ser un motor de desarrollo y de crecimiento, podríamos tener una discusión balanceada e in- del marco tributario, regulatorio e institucional que debe tener el mercado de valores costarricense.
Muchos pensarán ¿qué importancia tiene el mercado de valores para el país? O como preguntó un diputado, ¿será que el mercado de valores solo sirve para enriquecer a un grupo de millonarios, dueños de la Bolsa Nacional de Valores?
Menos utilidades. Aunque, evidentemente, los puestos de bolsa –dueños de la BNV– se benefician de un mercado fortalecido, ciertamente no están haciendo clavos de oro. Este año casi todos han visto sus utilidades disminuidas. Las comisiones que cobran por las operaciones los puestos y la bolsa son controladas y tienen niveles apenas razonables.
El largo debate de si los mercados de valores generan crecimiento económico está decantándose por el lado de que efectivamente lo hacen.
Los mercados de valores eficientes y bien manejados facilitan la movilización de recursos financieros hacia el sector productivo, conectando a aquellos que tienen recursos –tanto dentro como fuera del país– con quienes necesitan capital para producir, crecer e innovar.
El mercado de valores permite que los ahorrantes –tales como los fondos de pensiones– canalicen recursos hacia inversiones productivas y rentables.
Los emprendedores y las empresas pequeñas y medianas logran conseguir el capital necesario para crecer, cuando normalmente les es difícil de otra manera. Los emprendedores y las pymes generan el verdadero crecimiento económico y el empleo. Con los recursos suficientes, crecen por encima del promedio general. El mercado de valores también beneficia a los gobiernos centrales y locales al permitirles acceder a recursos para la construcción de infraestructura pública, lo que a su vez también genera empleo y dinamiza la economía.
Este modelo de desarrollo es el que debemos impulsar en Costa Rica. Si tenemos que cambiar el régimen tributario que afecta el mercado de valores, no lo hagamos en un vacío que se olvida de valorar sus impactos en forma integral.
Los mercados de valores eficientes facilitan la movilización de recursos hacia el sector productivo