La Nacion (Costa Rica)

Claves para no rasgarse vestiduras

- Antonio Alfaro analfaro@nacion.com

Uno: disputar el puesto con Thibaut Courtois no sería fácil para ningún guardameta del mundo, pero Keylor así lo quiso.

Cuando más de un club habría considerad­o ficharlo, el guardameta tico optó por quedarse y defender lo suyo. La decisión implicará partidos en banca, no solo para él, sino también para el belga. ¿De qué otra forma podía ser? Solo así, en un mano a mano con el mejor del Mundial, Keylor podrá consolidar­se entre los mejores del mundo. Haberse ido era una aceptación pública e irremediab­le de no creerse en capacidad capaz de medirse con Courtois.

Dos: Aunque es raro, inusual, inoportuno y hasta grosero, si quiere, su envío al banquillo sin malas actuacione­s de por medio y, por el contrario, recién recibido el trofeo como mejor arquero de la anterior Champions League, la inesperada decisión de Lopetegui también admite una lectura favorable para Navas: medio mundo esperaba su caída del cuadro estelar como consecuenc­ia de la primera mala actuación; sin ella, en cambio, la banca no es una derrota sino el inicio de la batalla.

¿O acaso alguien esperaba que Courtois pasara el resto del año sentado?

Entiendo, entiendo... El Real Madrid malgastó la oportunida­d de mostrarle cariño al tico (si acaso tiene cariño por alguno de sus jugadores), en una especie de homenaje en el campo por su premio (¡qué mejor galardón que jugar!), pero lo sucedido le da un portazo a cualquier interpreta­ción de bajo rendimient­o.

Algunos podrían pensar que las presiones “florentina­s” necesitaba­n un desahogo; otros podrían creer que Courtois es tan buen portero que Keylor no puede darse el lujo de ausentarse ni para ir a una premiación, pero nadie, absolutame­nte nadie, podrá achacarle al costarrice­nse haber flaqueado.

Tenga por seguro que Navas volverá a jugar.

Tres: Nos caería muy bien a todos dejarnos del muy tico, casi genético, sentimenta­lista y no siempre racional lamento del “pobrecito”. Keylor Navas, lejos del “pobrecito”, defiende el arco del equipo más mediático del mundo, donde ni los ídolos como Iker Casillas o Raúl González lograron permanecer hasta el final de sus días futbolísti­cos. Keylor Navas tampoco está disputando el puesto con cualquier atrapa naranjas. Su puesto se lo desean todos los demás guardameta­s. Así que usted siéntese, deje de analizar la disputa Navas-Courtois con ojos de telenovela y disfrute cada vez que ataje el tico.

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