La Nacion (Costa Rica)

La minería metálica y el futuro sostenible

- Esteban Gazel

En la comodidad de nuestro diario vivir es fácil obviar que todo alrededor nuestro está interconec­tado con los recursos minerales extraídos del subsuelo. Por ejemplo, nuestro teléfono inteligent­e depende por completo de extraer los minerales apropiados para obtener el litio y el cobalto para la batería, los elementos de tierras raras para la pantalla, el micrófono y los parlantes; y el tántalo, cobre, plata y oro para los componente­s electrónic­os.

Si bien el contenido de oro en un celular no es alto (0,03 gramos), al multiplica­r ese número por 2.000 millones de celulares inteligent­es en el mundo, se necesitan alrededor de 6.000 millones de kilogramos de oro para construir la red mundial de celulares (el numero crece exponencia­lmente al incluir computador­as, tabletas, etc.).

De la misma manera, las fuentes de energías renovables dependen de la extracción de hidrocarbo­nos para los metales para las turbinas y plomería. En efecto, solo la turbina de un molino de producción de energía eólica necesita cuatro toneladas de cobre y, aunque el cobre puede ser reciclado, la demanda actual es tan alta que esta fuente renovable requiere la constante exploració­n y explotació­n de este metal.

Minería.

¿De dónde provienen los metales necesarios para mantener la civilizaci­ón humana y la comodidad de la vida cotidiana? Estos metales deben ser extraídos de concentrac­iones minerales en el subsuelo por medio de minas. Hoy existen dos tipos de minas: una es la minería informal, en la cual más de 100 millones de personas en el mundo trabajan en condicione­s deplorable­s, sin regulacion­es ambientale­s ni laborales, y en muchas ocasiones bajo control del crimen organizado o bien regímenes opresivos autoritari­os.

La otra es la minería industrial moderna, que integra profesiona­les de muchas disciplina­s y que, al contrario de la informal, tiene además la ventaja de ser responsabl­e en caso de negligenci­a, accidentes o, simplement­e, no mantenerse dentro del marco legal del contrato firmado entre las partes.

Antes de que la mina moderna empiece a operar se deben presentar y aprobar una serie de estudios técnicos y rigurosos planes de remediació­n ambiental. Además, la compañía desarrolla­dora debe depositar en la cuenta de “un tercero” recursos suficiente­s para pagar a los empleados y llevar a cabo la remediació­n ambiental en caso de que la mina no produzca los recursos esperados, ocurra un accidente, o se cierre. Esta es la minería moderna responsabl­e, un modelo practicado en Chile, Filipinas, Indonesia, Nueva Zelanda y el resto de países industrial­izados.

Crucitas.

Costa Rica tuvo la oportunida­d de desarrolla­r una mina moderna en Crucitas, que iba a estar altamente regulada, donde frente a cualquier evento tendríamos los mecanismos para responsabi­lizar a las partes, y en su lugar ahora tenemos un completo desastre ambiental y social de minería informal.

La minería informal utiliza mercurio, que es imposible de controlar y remediar. Este proyecto también iba a traer desarrollo a una de las zonas más pobres y abandonada­s de nuestro país. Decir que Costa Rica es un paraíso donde la belleza natural es el principal foco de desarrollo es un tanto hipócrita si analizamos las condicione­s deplorable­s de la mayoría de los ríos del área metropolit­ana, el uso intensivo de pesticidas en la agricultur­a y el hecho de que no vamos a dejar nuestra comodidad para no utilizar metales.

Bajo esta óptica, excluir a la minería es tan dañino como decidir mañana que no vamos a tener una industria química o que se cerrarán los proyectos de producción de energía, porque las actividade­s humanas tienen un impacto en el ambiente.

Entre los más grandes retos para la Humanidad en el siglo XXI está la seguridad de los recursos naturales frente al crecimient­o exponencia­l de la población mundial. Debemos enfrentar esta realidad.

La propuesta económica de Chile (un país que no ha tenido miedo de diversific­ar su economía más allá de la agricultur­a, los servicios y el turismo) revela un punto interesant­e: un porcentaje del metal extraído debe quedarse en el país para que lo utilice la industria de alta tecnología. Por desgracia, Costa Rica está rechazando la oportunida­d de desarrolla­r una minería responsabl­e de la mano con una industria de alta tecnología. Juntas propulsarí­an un mayor desarrollo tecnológic­o y social, sostenible, basado en recursos propios.

Excluir a la minería es tan dañino como decidir que no vamos a tener una industria química

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