Una historia de celos enfermizos con trágico final
La muerte de Marisol Estrada Mejías, a manos de su compañero sentimental, ocurrida en el cuarto para visita conyugal en Liberia, fue el cierre de una historia de celos enfermizos por parte de su agresor.
Una vez asimilados los hechos, la hermana de la fallecida, Nayubel Martínez Mejías, afirmó que la pareja ahora fallecida se conoció en Los Ángeles de Tilarán. Allí, Nayubel tenía una casa que le alquilaba a una hermana de Sergio Guevara, el homicida, y cerca vivía Marisol, por lo que se conocieron en el vecindario.
“Cuando estaba libre y vivía con ella, era muy celoso y machista. Imagínese cómo pudo haberse sentido él ahí encerrado, y la muchacha libre”, dijo. Según la mujer, Guevara la llamaba desde la cárcel y ella tenía que decirle dónde estaba y con quién.
Si él tenía acceso a un celular, debía incluso enviarle fotos. La hermana recordó que, en alguna ocasión, Marisol debio hacerse selfis para que Sergio le creyera que estaba con su familia. “A ella le decíamos que esos celos eran muy enfermizos. Cuando vivieron juntos, él a veces llegaba tomado y le destruía el maquillaje y la plancha del pelo. Supongo que no quería que se viera tan bonita para que otros no la vieran”, narró.
Pese a las advertencias, dijo la hermana, la mujer “estaba como muy cegada”. “Ella lo amaba en verdad”, aseveró.
Desmintió que Marisol intentara terminar la relación con el recluso, con quien tuvo un a niña, hoy de cinco meses. “Ella estaba dedicada en cuerpo y alma a las niñas (dejó otra de 5 años, de una relación anterior) y a Sergio. Se desesperaba por ir a verlo a la cárcel.
Una de sus hijas estaba a punto de graduarse del kínder y eso la tenía muy ilusionada. También estaba a la espera de un bono de vivienda.
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