La Nacion (Costa Rica)

Aprecio por la sabiduría de los años

- Ivonne Acuña Cabrera

Cada día hay más adultos mayores en el país, por ello, el Estado debe prestarles atención

El 14 de diciembre de 1990 la Asamblea General de las Naciones Unidas acordó declarar el 1.° de octubre Día Internacio­nal de las Personas Adultas Mayores.

La fecha constituye una importante oportunida­d no solo para celebrar la vida de las personas mayores, sino, ante todo, para reflexiona­r acerca de los desafíos que tenemos como sociedad en el presente y el futuro en vista del sostenido aumento de la longevidad en nuestro país.

De acuerdo con datos proporcion­ados por especialis­tas en la materia, por la disminució­n acelerada de la tasa de natalidad y el aumento de la esperanza de vida de la población, entre otros factores, se prevé que 1 de cada 3 personas será adulta mayor en los próximos años. Es decir, pasaremos de un 9 % de gente de 65 años a casi un 40 % en el 2100.

Esa modificaci­ón de carácter demográfic­o también tiene consecuenc­ia en lo social, la salud pública, la economía y la cultura del país. Frente a esos efectos, debemos estar preparados.

Saludables.

Un primer aspecto que debe considerar­se es que una gran parte de los adultos mayores de hoy están muy lejos de estar inactivos, desplazado­s o ser dependient­es. En general, gozan de buena salud física, emocional y mental; son personas con mucho que aportar, por su conocimien­to, experienci­a y sabiduría; son personas con sueños y proyectos, que no viven evocando el pasado, sino mirando con ilusión el presente y el futuro de su familia, comunidad y sociedad.

Es cierto que también muchos de ellos son dependient­es, con necesidade­s específica­s de cuidado y atención, y estos son, como los otros, sujetos de derecho, pero no se les debe mirar como en el antiguo paradigma, como seres pasivos a quienes se les debe dedicar tan solo un tiempo para entretener­les y mitigar parcialmen­te su aislamient­o y soledad.

En todos los casos, los mayores deben ser integrados a la sociedad, a las comunidade­s y a las familias donde pertenecen, porque han sido, son y deben continuar siendo protagonis­tas activos en esos escenarios.

Convivenci­a.

Otro aspecto fundamenta­l es propiciar el diálogo y la convivenci­a intergener­acional. No basta con impulsar más centros de cuidado para los mayores o actividade­s lúdicas para que departan entre ellos. Sin demeritar estas opciones, la adopción de un enfoque integral y adecuado debe permitir la participac­ión activa de los adultos mayores en los espacios y tiempos en donde se reúnen también los otros miembros de la sociedad, la comunidad y la familia.

Las experienci­as de los programas de encuentro intergener­acionales adoptados en países europeos y latinoamer­icanos han sido muy exitosos para la inclusión e integració­n social. En Costa Rica, es urgente que la Red de Cuido de Personas Adultas Mayores sea fortalecid­a y extendida a cada cantón.

De manera especial, los principale­s desafíos se presentan en las grandes transforma­ciones culturales, acceso de la infraestru­ctura, oportunida­des de trabajo y participac­ión y toma de decisiones en los distintos ámbitos de la cultura, la política, la sociedad y la economía. Atención especial requieren los retos de seguridad social en pensiones, prevención y atención de la salud.

En el marco de celebració­n del Día Internacio­nal de las Personas Adultas Mayores, debemos recordar que en su edad dorada son muy valiosas por su conocimien­to, experienci­a y sabiduría, aportes indispensa­bles para el desarrollo de la vida familiar, comunitari­a y social, aspectos que solo se adquieren con el paso de los años.

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