Un monumento a la maldad humana
EPIANISTA Y ESCRITOR sta infamia fue fraguada por los ociosos cerebros de un grupo de atorrantes, en Hollywood, en 1980, y consolidado desde entonces. Me refiero a los ignominiosos “Golden raspberry awards”, los anti-óscares. Así pues, tenemos “Golden raspberry award” a la peor película, al peor actor protagónico, al peor actor de reparto, la peor música, la peor edición, la peor fotografía, los peores efectos especiales, el peor director del año. “Golden raspberry award” significa “Premio frambuesa de oro”, y consiste en una diminuta estatuilla consistente en una frambuesa bañada de spray dorado, imitación de oro. Se la han dado a Sandra Bullock, a Madonna, a Tom Hanks, a Arnold Schwarzenegger, ¡y Sylvester Stallone recibió incluso una raspberry que lo “consagraba” como el peor actor del siglo! Los “galardonados” suelen no ir a recoger tan desdorosa distinción, aunque hay algunos que, por seguir el juego, han ido a la ceremonia (Sandra Bullock).
Pues ahora resulta que, por segundo año consecutivo, un grupo de periodistas y miembros de la FIFA han otorgado los “premios” The Worst, concedidos a los peores jugadores de la temporada. Inexorablemente, la práctica se va a consolidar y a convertir en una verdadera institución, especie de caricatura y perversión de los premios “The Best”. Este año le dieron el “galardón” de peor portero a Loris Karius (¡por supuesto! ¿A quién más si no a él?); de peor mediocampista al holandés Sneijder, del Qatar Stars League; de peor volante izquierdo al alemán Mezut Özil, del Arsenal; de peor volante derecho al brasileño Ganso, del Amiens Football Club, de peor director técnico al argentino Jorge Sampaoli; de peor árbitro a Hernández Hernández, que pitó el último clásico Real Madrid - Barcelona. Y así siguen con todas las posiciones.
Esto es perverso. Malévolo. Inútil. Una manera infame de pisotear la dignidad de la gente. Pura violencia psicológica, destilada hasta su quintaesencia. Crueldad. Deseo de humillar al deportista. Lo censuro desde el fondo de mi entraña.