La Nacion (Costa Rica)

Un jardín en Singapur enseña que querer es poder

→Sitio constituye uno de los nuevos íconos de este pujante país del sudeste asiático

- Larissa Minsky A. lminsky@nacion.com

SINGAPUR. - No lo tenemos… pues nos toca crearlo. Esta forma de pensar refleja bien la visión de mundo que impera en este país del sudeste asiático ubicado en el extremo sur de la península de Malasia.

Es una pequeña pero pujante isla que no puede presumir de la biodiversi­dad con que la dotó la naturaleza, ni de sus cordillera­s, riscos o escarpados relieves. De hecho, la mayor parte del territorio está a menos de 15 metros sobre el nivel del mar y su punto más alto, el Bukit Timah, apenas supera los 160 metros.

Empero, a los singapuren­ses les bastó con su anhelo de tener una montaña cubierta de vegetación exuberante y recorrida por una relajante cascada. Ese deseo fue motor suficiente para moverlos a la acción. Su tierra no fue pródiga en darles plantas y flores de mil especies, mas eso tampoco fue un obstáculo. Ellos buscaron la forma de enverdecer su país y de recrear un asombroso jardín justo en medio del bullicioso distrito financiero de la ciudad.

Así, desde junio del 2012, Singapur puede enorgullec­erse de invitar a locales y extranjero­s a recorrer su emblemátic­a creación Gardens by the Bay (Jardines en la bahía), dos grandes conservato­rios con cúpulas de vidrio donde se resguardan incontable­s tipos de flores, plantas, árboles y hasta una elevada montaña por la que desciende una catarata.

Paraíso multicolor. Una de sus estructura­s, el domo de flores, de 1,2 hectáreas de extensión, constituye el invernader­o de cristal más grande del mundo, según lo consignó el libro de los Récords Guinness en el 2015.

Adentro, se recrea el clima fresco y semiárido de la zona del Mediterrán­eo y se pueden observar las flores más diversas, así como plantas originaria­s de regiones semiáridas tropicales de Australia, Surámerica y el extremo sur de África.

Las semillas fueron traídas de todos esos lugares y, una vez en Singapur, un equipo de botánicos e ingenieros forestales supervisó su proceso de siembra y cultivo, hasta verlas germinar.

Hoy, muchos de estos especialis­tas siguen trabajando en el proyecto, al lado de horticulto­res, diseñadore­s de jardines, y expertos en salud vegetal y en manejo del césped.

Bosque nuboso bajo techo. La segunda estructura, el domo del bosque nuboso, sumerge al visitante en la vegetación propia de las tierras altas del trópico y le muestra la cascada más alta del mundo construida bajo techo.

A los turistas locales, habituados al calor y la humedad propios de Singapur, este recorrido por casi una hectárea de bosque nuboso artificial les permite experiment­ar las condicione­s climáticas que imperan en regiones montañosas con elevacione­s de 1.000 metros a 3.000 metros. Para construir toda la ambientaci­ón, se inspiraron en el relieve de otros países de Asia del Este y de América del Sur.

En su recorrido, los visitantes llegan a la cima del cerro, a unos 35 metros de altura, y luego bajan por un sendero circular desde donde observan árboles, musgos, helechos y lianas. Los locales jamás podrían ver esto en su día a día en la isla.

Superárbol­es. El tercer atractivo de Gardens by the Bay son los llamados superárbol­es, 18 estructura­s de acero que simulan árboles de entre 25 y 50 metros de altura, en cuyas copas, crecen unas 2.000 especies de plantas y flores.

Dos veces cada noche ( 7:45 p. m. y 8:45 p. m.), estos gigantes adquieren vida en un alucinante show de luz y sonido.

Esta enorme creación botánica forma parte de una estrategia integral del Gobierno de Singapur cuyo objetivo es dejar atrás el concepto de “un jardín en la ciudad” para adoptar el del país que tiene “la ciudad en medio de un jardín”. Pero tras este proyecto no solo subyace el objetivo de enverdecer el país, sino el de educar a nacionales y extranjero­s en la importanci­a de la sostenibil­idad ambiental.

Más allá de la belleza de sus flores, o de la exuberanci­a de su montaña, Gardens by the Bay encierra una poderosa lección. Enseña que no hay más límites que los que se impone el ser humano y que con trabajo, esfuerzo y perseveran­cia, es posible convertir en realidad muchos anhelos que parecen utopías.

 ?? FOTOS: LARISSA MINSKY ?? Este es el domo del bosque nuboso. La entrada para acceder a todo el complejo cuesta 28 dólares singapuren­ses (unos $21, cerca de ¢12.500) para extranjero­s adultos. Los niños pagan $11 o ¢6.600. El costo de ingreso es más bajo para visitantes que residen en Singapur.
FOTOS: LARISSA MINSKY Este es el domo del bosque nuboso. La entrada para acceder a todo el complejo cuesta 28 dólares singapuren­ses (unos $21, cerca de ¢12.500) para extranjero­s adultos. Los niños pagan $11 o ¢6.600. El costo de ingreso es más bajo para visitantes que residen en Singapur.
 ??  ??
 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica