Salom: ‘Me están despedazando, me están despellejando’
→ Jerarca estudia revocar adjudicación, pero teme demanda de firma constructora
Alberto Salom, rector de la Universidad Nacional (UNA), reconoce que no esperaba la fuerte crítica que esta semana lo puso en el foco de atención de políticos, ciudadanos y medios de comunicación.
La polémica tiene que ver con el plan de remodelación de una plaza y la construcción de un edificio en la sede de esa casa de enseñanza, en Heredia, que costarán $14,5 millones (¢8.700 millones).
La erogación, comparable con el costo de la ampliación del puente sobre el río Virilla en la ruta hacia Limón, o al presupuesto total del Ministerio de Vivienda para el 2019, se dará en momentos en que una grave crisis fiscal afecta las finanzas públicas.
Para el rector, el asunto se ha politizado, pero aun así acepta que ha analizado la posibilidad de dar marcha atrás en el proyecto.
“Me están despedazando, me están despellejando vivo”, manifestó.
“¿Si yo esperaba esa reacción? No. Porque me parece que el asunto se ha politizado y, el sentido común, tal como lo aprecia mucha gente, es que yo estoy invirtiendo recursos en algo que no merece”, comentó el jerarca universitario.
Para dar cuentas por esta contratación, el rector y exdiputado acudirá ante la Comisión de Ciencia, Tecnología y Educación de la Asamblea Legislativa. Fue convocado para el próximo martes, a las 6 p. m.
En su criterio, la solicitud de los legisladores para conocer del asunto es oportuna.
“Primero, me juzgan y luego averiguan de qué se trata. Yo estoy muy contento por eso, que me hayan llamado a la Comisión de Ciencia y Tecnología, porque tal vez encuentro ahí un terreno apropiado para explicar qué es lo que estamos haciendo”, expresó Salom.
El jueves, los diputados también aprobaron una moción para solicitarle que revoque la adjudicación de la llamada plaza de la Diversidad y la Casa Estudiantil.
Los trabajos fueron adjudicados a la empresa Edificadora Centroamericana Rapiparedes S.A., que ya había tenido otros contratos con la UNA, en el 2015 y el 2016.
El primero fue para la construcción del edificio de Estudios Generales por más de ¢3.884 millones. La segunda, para levantar el complejo San Pablo, por más de ¢6.917 millones.
“Viable es. Lo que pasa es que si lo paro, ¿qué hago con la plata? Yo no la puedo destinar a becas. Yo no la puedo destinar a recurso laboral para contratar más profesores.
”La tendría que dejar en los bancos ganando intereses y eso es mal visto por la Contraloría General de la República”, comentó Salom.
¿Se puede revocar? Según los asesores jurídicos de la Universidad, aún está dentro de los 10 días hábiles que le da la Ley de Contratación Administrativa para revocar la adjudicación.
“Dicen algunos que es viable en este momento, pero que está sujeto a un procedimiento muy minucioso y lo que me puedo ganar es una demanda de la empresa para que la indemnice y se me va lo comido por lo servido.
” O sea, cuando me doy cuenta, la plata que tenía yo para invertir en obra de infraestructura, se me va por un carril para pagar la indemnización de la empresa”, agregó.
Para el rector, los cuestionamientos surgieron por invertir en arte específicamente.
La UNA financiará los trabajos con dinero que proviene del Fondo Especial para la Educación Superior (FEES), es decir, recursos que recauda el Gobierno mediante impuestos y que transfiere de forma anual a las universidades públicas.
El monto que gastará la UNA es ligeramente superior al presupuesto del Ministerio de Vivienda y Asentamientos Humanos (Mivah) para el 2019, que es de ¢7.300 millones).
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“¿SI YO ESPERABA ESA REACCIÓN? NO. PORQUE ME PARECE QUE EL ASUNTO SE HA POLITIZADO Y, EL SENTIDO COMÚN, TAL COMO LO APRECIA MUCHA GENTE, ES QUE YO ESTOY INVIRTIENDO RECURSOS EN ALGO QUE NO
’’ MERECE.
Alberto
Salom
Rector de la
UNA