Educadores en duda
sociedad. El diálogo no siempre funciona. Ciertos cabecillas, empoderados, al saber la lentitud de los tribunales, se dan el tupé de usar la mentira para envenenar al pueblo. Algunos jueces han sido omisos para declarar la ilegalidad de este inmoral movimiento. Después de eso, la solución inmediata debe ser el rebajo de los días no laborados y, en casos extremos, la suspensión y el despido. Los incitadores deben ser llevados a los estrados judiciales. Si no se actúa, seguiremos la pesadilla por mucho tiempo. Cuando llueve, llueve para todos… Si tan valiosa es su obra social, nada impide que asuma su costo con sus propios fondos. De hecho, quedaría muy bien si, por propia decisión, le metiera el hombro al Estado renunciando a privilegios fiscales injustificables en estas horas de crisis general. Los hechos protagonizados por líderes sindicales y huelguistas en días anteriores contra el presidente de la República en los alrededores del Teatro Nacional son censurables y vergonzosos, dignos de repudio y sanción. Pero también lo más lamentable aquí es la participación de un grupo de educadores, quienes no tendrán entonces la autoridad moral para hablar a sus estudiantes acerca de los valores cívicos y éticos. Es muy lastimoso que el sector educación sirva de colchón y parapeto a unos cuantos dirigentes sindicalistas obcecados que se dedican a organizar y dirigir huelgas, las cuales solo perjudican al producir cuantiosas pérdidas socioeconómicas.
Quienes trabajan como educadores en escuelas y colegios deben dar excelente ejemplo, tanto dentro de las aulas como fuera de estas.