Poaseños crean plan para llevar más turistas al cantón
→Empresarios procuran encadenar otras actividades con la visita al macizo →Comercio recibe la asesoría de Fundecor para abrir oficina de turismo
Para los negocios que funcionan en las faldas del volcán Poás, la reapertura del parque nacional, el 31 de agosto, no ha traído la tranquilidad deseada, debido a que la llegada de turistas es baja.
“No hay un gran movimiento después de la reapertura; la recuperación es lenta. El pueblo se ve un poquito desolado todavía, no hay un turismo internacional, muy poco. Las agencias turísticas tampoco están subiendo”, expresó Lionel Araya, presidente de la Cámara de Comercio de la Región Volcán Poás.
Por eso, planean diversificar su oferta de servicios y abrir una oficina para promover el turismo.
Una de las posibles razones tiene que ver con las medidas de seguridad que permitieron abrir la visita al macizo.
Por ejemplo, no es posible que ingrese la misma cantidad de personas que antes de la clausura, en abril del 2017. Esto, según consideraciones de la Fundación para el Desarrollo de la Cordillera Volcánica Central (Fundecor).
Ahora, el parque opera bajo una nueva logística que incluye una visitación regulada en grupos de 50 personas, acompañadas de un guía que les permite estar en el mirador del cráter por un espacio de 20 minutos, esté despejado o no. Ello se traduce a un flujo máximo de 1.000 turistas al día.
“Cuando vimos las condiciones con las que el parque iba a abrir, nos dimos cuenta de que las expectativas de la comunidad en relación con el flujo de visitantes, no necesariamente iban a ser las que esperaban, sobre todo porque antes del cierre del parque, normalmente subían 2.000 o 2.500 personas entre semana, a veces 4.000 o 4.500 sábado o domingo”, explicó Ivannia Vargas, gerenta de Áreas Silvestres Protegidas y Educación +info Deslizamientos ensanchan cráter del volcán Turrialba Ambiental de Fundecor.
A pesar de eso, los empresarios continúan dando “pasos firmes, pero lentos” para revitalizar la actividad económica en la zona y mantener un constante flujo de turistas, ya sea que decidan o no visitar el volcán.
Encadenamientos. Para emprender nuevos planes, Leonel Araya precisó que trabajan de cerca con Fundecor, que los apoya en la generación de encadenamientos comerciales y turísticos, así como en crear una oficina de gestión turística.
“Lo que estamos tratando es de colaborar con ellos para que tengan una visión en bloque y se puedan complementar unos a otros, porque lo que queremos es que esas 700 o 1.000 personas, que son las que, como máximo, van a subir al parque, las puedan capturar ellos, tal vez no a todos, pero que la gente de la comunidad pueda recibir ese beneficio y no solamente ver pasar los carros”, dijo Vargas.
Más recientemente, Fundecor ha estado coordinando con el vulcanólogo Guillermo Alvarado, quien desarrolla talleres para incentivar nuevas propuestas creativas que impulsen el turismo, tanto en las inmediaciones del volcán Poás, como en las cercanías del Turrialba, cuyo parque nacional permanece cerrado desde el 2012.
“Una de las cosas que yo he estado fomentando en las charlas es hacer rutas geoturísticas, paquetes que no se enfoquen en el volcán en sí, sino que tengan varios puntos de interés que se visiten, porque, entonces, cuando el volcán tiene actividad o lo que sea, vienen los problemas, porque las personas dependen de eso y se vuelven muy vulnerables”, expresó el experto.
La imposibilidad de acceder al área silvestre protegida durante 16 meses resultó en que los turistas se vieran desalentados a visitar la zona, pese a que esta posee otros atractivos. Esto ocasionó millonarias pérdidas económicas, cierre de establecimientos y despidos y tales consecuencias todavía las resienten los comerciantes.
Ahora, la apuesta de los empresarios turísticos consiste en generar encadenamientos vinculados con los distintos productos y servicios que pueden ofrecer a los visitantes, durante las horas en que se permite el ingreso al parque nacional.
El primero fue empezar a promover alianzas entre los comerciantes, de forma tal que sus ofertas de servicios se complementaran con las de otros proveedores.
“¿A qué me refiero? Que eventualmente el dueño de un restaurante pueda tener enlaces con personas que estén interesadas en caminar en un bosque, realizar alguna actividad de aventura o pernoctar en la zona, de manera que entre ellos mismos puedan captar al visitante y ofrecerle una serie de productos donde varios empresarios locales se vean beneficiados”, explicó.
En este sentido, la primera labor que se hizo con los empresarios, fue ponerlos a trabajar en identificar el perfil de las personas que visitan la zona, para así determinar los productos que se les van a ofrecer.
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