Bachillerato llega a 30 años con desventajas para estudiantes
→→lumnos sin apoyo de profesores para repasar materias ni terminar contenidos →→nalistas avalan la decisión del MEP de aplicar las pruebas pese a la huelga
Hace un año, 43 estudiantes se atrasaron en hacer el Bachillerato por los daños causados en sus comunidades por la tormenta Nate. Este año, otro tipo de desastre perjudicó a miles de muchachos en todo el país.
A las pruebas nacionales que comienzan hoy están convocados 49.000 jóvenes, la mayoría de los cuales no contaron con apoyo de profesores para repasar la materia y ni siquiera para terminar de ver los contenidos del programa.
Desde el 10 de setiembre los docentes se fueron a huelga. Este lunes cumplieron 50 días de haber dejado las aulas.
Esas circunstancias acompañaron a los colegiales que buscaron apoyo entre sus iguales, otros pagaron tutores o aprovecharon los cursos gratuitos que dieron universidades o voluntarios convocados al Ministerio de Educación Pública (MEP)
Su respaldo para enfrentarse a las pruebas de este martes será el esfuerzo personal y las medidas que tomó el Ministerio de Educación Pública para compensarlos por los efectos de la huelga: reducción de contenidos, modificación de la nota de presentación y eventualmente una curva. Además, se les permitió a todos hacer las pruebas aún y cuando no se sepan si han pasado quinto año.
Exministros y expertos coinciden en que circunstancias como estas son “atípicas” y generadoras de desventajaspara los muchachos. Aún así respaldan la decisión del MEP de aplicar los exámenes así como los planes para tratar de compensar a los estudiantes.
“A mí me tocaron situaciones muy difíciles, no tanto como estas, las circunstancias en aquella época eran distintas por dos razones: la ley era diferente y, en segundo lugar, creo que los educadores antes tenían más consciencia de su misión; más mística. Nunca llegaron a tales extremos, les preocupaba mucho que los alumnos no tuvieran clases y buscaban una solución, manifestó Francisco Antonio Pacheco, ministro de Educación (1986-1990).
Marvin Herrera, titular de Educación entre 1990 y 1994, afirmó que las condiciones en que se aplicará Bachillerato este año son “inusuales”. Respaldó al Ministerio en las decisiones tomadas para compensar a los estudiantes.
“Siento que los estudiantes están llegando en condiciones muy desfavorables y eso ha hecho que el MEP haya tomado decisiones remediales; espero que los alumnos no sean perjudicados. Es una coyuntura muy difícil y las condiciones no son las normales”, manifestó.
Por su parte, Leonardo Garnier, exministro de Educación (2006-2010 y 2010-2014), añadió que las medidas tomadas por el MEP reducen la desventaja de los jóvenes que más se vieron afectados por la huelga.
Según él, estas medidas pueden lograr que los resultados se ubiquen en niveles parecidos a los del año anterior. En el 2017, 40.892 estudiantes hicieron las pruebas de Bachillerato. De esos, 28.693 obtuvieron su título de bachiller en Educación Media; 12.199 quedaron rezagados por deber alguna materia.
Edgar Mora, actual jerarca de Educación, calificó el Bachillerato en estas circunstancias adversas como “un gesto de templanza, de resistencia y de adaptabilidad”.
Y agregó: “Lo que más me impresiona es la fortaleza de miles de estudiantes que tienen plena consciencia, no importa su edad, desde el más joven hasta el más viejo, que esta prueba es fundamental para su emancipación. La educación es el más fuerte antónimo del oportunismo. Enseñamos y aprendemos para no depender de lo fortuito y lo azaroso y para que cuando sea eso lo que nos sobrecoge, podamos responder con habilidad y destreza hasta restituir la normalidad”, añadió el jerarca.
Francisco González, coordinador de una investigación que realiza la Universidad Nacional sobre el Bachillerato, consideró que urge una revisión integral de estas pruebas y del sistema educativo en general.
Para Isabel Román, coordinadora del Estado de la Educación, a pesar de la huelga, es importante mantener la normalidad del ciclo lectivo y las pruebas de Bachillerato “son parte de esa normalidad”.
La investigadora resaltó que este es el único mecanismo que tiene actualmente el sistema educativo para verificar qué se enseña en las aulas.
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