Ponerse en el ‘lugar del otro’ podría enfermarnos
→Lo sufren las personas que intentan llevar todas las cargas de alguien que sufre →Puede causar dolor de cabeza, insomnio, ansiedad, desconcentración y males gástricos
La empatía, esa habilidad de ponerse “en los zapatos” de los demás (especialmente de quien pasa por un problema grave), es una de las características más valiosas del ser humano.
Pero todo tiene un límite y hay quienes no saben cómo establecerlo.
Hablamos de personas que en un intento por estar en ese lugar del otro, se ponen, no solo sus zapatos, sino que intentan llevar todas sus cargas.
Es gente que termina preocupándose más por las vicisitudes de sus amigos o seres queridos que por las propias.
Este comportamiento termina por pasarles la factura. Les ocasiona ansiedad, síntomas depresivos, cansancio excesivo y hasta malestares físicos como insomnio, dolor de cabeza o problemas gastrointestinales.
Al trastorno se le conoce como desgaste por empatía o síndrome de fatiga por compasión.
Se trata de una patología muy común en individuos que trabajan con gente en condiciones de vulnerabilidad o que están inmersos en conflictos.
Por ejemplo, los médicos, enfermeros, terapeutas físicos, psicólogos, trabajadores sociales, educadores, orientadores, funcionarios de servicio al cliente, bomberos, cruzrojistas y policías. También suele presentarse en cuidadores de adultos mayores o enfermos.
Cualquiera que se deje arrastrar por los conflictos ajenos pude sufrir este cuadro.
“Tal vez tu trabajo no implique tener contacto con el público, pero una compañera de trabajo te cuenta que está en una situación económica crítica o que está gravemente enferma. Y eso comienza a cargarte más que tus propias deudas, o una enfermedad que estés llevando.
”A esto debemos sumarle que están los problemas propios de la casa, de la gente con la que vivimos, la situación económica del país, el precio del dólar... ¡Todo eso nos carga todavía más!”, comentó la psiquiatra Yasmín Jaramillo, quien analizó el asunto durante el reciente Congreso Médico Nacional.
Según Jaramillo, uno de los problemas con el desgaste por empatía es que sucede lo mismo que con otros trastornos: comienza de forma silenciosa y no le damos importancia.
Síntomas. Hay tres síntomas del desgaste por empatía que pueden reconocerse.
El primero es la reexperimentación. Se reviven los eventos de lo que le han contado las personas, se recuerda cómo se pusieron a llorar, los detalles de las historias que contaron. Se tienen sueños o pesadillas sobre esa situación. Tales hechos se vuelven un pensamiento recurrente durante el día.
El segundo es el embotamiento afectivo y la negación. Todas esas tensiones acumuladas llegan al punto en que la persona simplemente “se desconecta” y se vuelve insensible, pero no solo ante esa situación, sino ante las demás.
Sin embargo, esto le trae consecuencias como irritabilidad, frustración y la sensación de desconexión emocional.
Quien sufre desgaste por empatía experimenta ansiedad, ataques de pánico, dificultades para dormir e incapacidad para concentrarse.
¿Cuándo se presentan estos síntomas? Depende de cada individuo. Algunos resisten más que otros, o pueden ser empáticos ante algunas situaciones más que otros.
La terapia psicológica o el realizar actividades relajantes y que ofrezcan satisfacción personal son dos medidas que podrían traer grandes beneficios para superar el síndrome.
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