Tica que trabajó para Trump: ‘No es tiempo de quedarse callada’
→ Costarricense reconoce la ‘difícil’ situación que viven los migrantes en ese país y pretende visibilizar su importancia en esa gran economía
“Ya no es tiempo de quedarse callada. Es hora de dejar de esconderse, especialmente para mí (...). Todos los que vienen a este país (Estados Unidos), aman a este país y yo amo a este país”.
Así justificó la costarricense Sandra Díaz (46) por qué reveló que trabajó durante tres años en un club de golf propiedad del hoy presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mientras tenía condición migratoria irregular.
Para ella, era una obligación relatar su historia, ante la difícil situación que viven los inmigrantes en Estados Unidos, especialmente aquellos que vienen de Latinoamérica.
El tema de los migrantes sin papeles es la piedra angular de la administración de Trump, quien impulsa la construcción de un muro en la frontera con México. Incluso, el mandatario se jactó, durante la pasada campaña electoral, de haber utilizado un sistema de verificación electrónica, e-Verify, para garantizar que en sus empresas solo se contrataba a personas con estatus migratorio legal.
En medios. La costarricense concedió esas declaraciones durante una entrevista en un noticiero de la cadena NBC, junto a la guatemalteca Victorina Morales, luego de que ambas contaran su historia al periódico The New York Times, el pasado jueves.
Otros medios, como Univisión y CNN, reprodujeron sus testimonios, o bien, el de su abogado, Aníbal Romero.
Las dos centroamericanas trabajaron como mucamas, sin tener un permiso migrato- rio, en uno de los clubes preferidos de Trump, ubicado en Bedminster, Nueva Jersey.
No obstante, el caso de la guatemalteca es más delicado, ya que ella todavía trabajaba allí cuando se publicó el reportaje y sigue sin legalizar su condición migratoria, aunque ya inició el proceso para pedir asilo en Estados Unidos.
“Sé que de esto saldrán cosas buenas (...). La situación de los inmigrantes, en este momento, es muy difícil”, aseguró Díaz, quien quiere visibilizar la labor que realizan los migrantes y la importancia que tienen en la economía estadounidense.
En especial, aboga por los trabajadores indocumentados que también formaban parte del grupo de limpieza, mantenimiento y paisajismo del club en Bedminster, aunque ni ella ni Victorina Morales revelaron el número de colaboradores contratados en esa condición.
Las mujeres dijeron que los actuales trabajadores del club de golf temían que hubiese despidos luego de la publicación de los reportajes.
A pesar de los riesgos, Díaz dijo que sabía que no era el momento de guardar silencio.
Su historia. En una entrevista por separado con la cadena CNN, el abogado Aníbal Romero, quien representa a las mujeres en asuntos migratorios, contó que Díaz entró al país con una visa de turista, la cual no permite quedarse laborando.
Sin embargo, la hija de Díaz se convirtió en ciudadana estadounidense y luego ayudó a su mamá para también legalizar su estatus.
Romero las llamó “las héroes del momento” por contar la historia de las trabajadoras indocumentadas en el país norteamericano.
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