CCSS maneja con descuido los desechos hospitalarios
Se generan al menos 1.000 toneladas de residuos por mes que deben ser tratados
Las 1.529 instalaciones de la CCSS, con sus hospitales y Ebáis incluidos, generan al menos, 1.000 toneladas de desechos cada mes.
Los materiales bioinfecciosos predominan y representan un alto riesgo para quien entre en contacto con ellos, pues son fuente de transmisión de enfermedades; entre ellas, la hepatitis B y el VIH.
Incluyen desde partes amputadas del cuerpo, vísceras y fluidos corporales (muestras de sangre, orina y heces), hasta jeringas, químicos y otros insumos hospitalarios que se desechan con un solo uso.
Todo esto debe pasar por un proceso de esterilización que los convierta en residuos de los que puedan disponer los municipios
de manera segura.
El problema es que la cantidad total real así como el detalle del tipo de desechos se desconocen, como admitió Róger Valverde Jiménez, jefe del Programa de Ingeniería Ambiental de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
Valverde confirmó que la institución carece de un inventario de los desechos producidos por sus 29 hospitales y más de 1.100 Ebáis, además de sus instalaciones administrativas.
Tampoco hay una única norma para todos los hospitales que dé garantía de que el procesamiento es el adecuado.
Las prioridades han sido otras, no el manejo del impacto ambiental.
“Este año, entre la salida de Llorca (Fernando, anterior presidente ejecutivo de la CCSS) y la entrada de Macaya (Román, actual jerarca de la institución ) es cuando más impulso se le ha dado al tema.
“Hace pocos meses se aprobó la nueva política, alineada con los ejes del Programa de Gestión Ambiental Institucional (PGAI). Y sí, se pretende tener mayor coordinación”, aseguró.
¿Qué había pasado antes? Aunque desde el 2000 se había creado un departamento de saneamiento ambiental con 18 funcionarios, ese “músculo” comenzó a debilitarse hasta quedar en solo tres personas
“Esperamos que la situación cambie radicalmente a partir de ahora. Ya la Presidencia Ejecutiva nombró su representante en la comisión donde se ven estos asuntos, y también hay enviados de las gerencias. El panorama es prometedor”, dijo.
La mayoría de los hospitales no separa sus desechos (los mezclan) porque no existe esa cultura entre sus funcionarios. Por eso, todavía se pueden encontrar objetos punzocortantes en bolsas donde no deberían estar.
Esa es una acción básica para empezar a disminuir el impacto ambiental de cualquier atención que se genere en salones, quirófanos o consultorios.
Tampoco las acciones en materia ambiental están articuladas en la Caja, porque cada centro hace lo que puede con lo que tiene, que habitualmente es lo mínimo en esta área.
Todavía hay cientos de equipos y suministros abandonados o embodegados porque no se sabe cómo proceder con ellos, informó Valverde. Se trata de amalgamas, placas y tubos de rayos X muy viejos.
Energía. Sin la información precisa y completa, no se pueden tomar las decisiones, no solo para dar el mejor tratamiento a estos residuos, sino para dirigir otras políticas, por ejemplo, aquellas que permitan un uso más efi- ciente de la energía,
La CCSS calcula que, al año, consume más de ¢20.200 millones anuales en agua, luz, combustibles y papel. Hasta una cuarta parte de ese monto se podría ahorrar si se tuviera una mejor gestión de los residuos y del uso de la energía.
Incluso, en el cálculo de 1.000 toneladas mensuales de desechos se sospecha hay un sesgo grande, reconoció Valverde. Podría ser mucho más.
“Estamos desarrollando un sistema de información de los aspectos ambientales. En ese sistema de información, se va a abordar cada aspecto, cada centro de salud y cada instalación de producción y de logística.
Ellos (los empleados de cada centro) van a tener que llenar su consumo mes a mes; al final, el sistema de información va a estar en la nube y me va a mostrar información en tiempo real para hacer análisis y tomar decisiones”, confirmó.
Se pronostica que el desarrollo de este sistema tomará unos cinco años. También, se necesita adecuar infraestructura y capacitar recurso humano.
“Es una estrategia grande, que implica un sistema de gestión ambiental”, agregó el ingeniero. La licitación abreviada para este trabajo ya salió.
La institución también prevé renovar paulatinamente su flotilla de 1.800 vehículos por carros eléctricos. Comenzará en el 2019 con los primeros tres automotores de este tipo.
En el Hospital Nacional de Niños, considerado un modelo de la buena gestión ambiental, esperan que el Ministerio de Salud apruebe la Estrategia Nacional de Servicios de Salud Ambientalmente Sostenibles como un paso básico para dar permanencia a mejores prácticas, dijo Adriana Romero Retana , directora administrativa.
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