La Nacion (Costa Rica)

Cena navideña equivale a las calorías de dos días

Solo un tamal tiene entre 400 y 500 calorías; atracón pasa factura a la salud

- Irene Rodríguez irodriguez@nacion.com

Cuando usted llega a una fiesta de Navidad o de fin de año, lo primero que le ofrecen es una copa de vino. Mientras se deleita con ella, comienza a picar: dips y “boquitas”.

No se conforma con ingerir una de cada una si no que repite constantem­ente, más si viene acompañada­s de una buena conversaci­ón con otros invitados.

Cuando llaman a la cena, “baña” su ensalada en aderezo o mayonesa y, según el menú, pueda que se sirva una piña de tamales o bien, dos porciones de pierna de cerdo con salsa gravy.

Nuevamente llena otra copa de vino o dos vasos de una bebida carbonatad­a y azucarada. Luego, ¡bienvenido el postre! que pueden ser dos rebanadita­s de queque navideño con helado y topping de caramelo. Mas aquí no termina el festín, la reunión continúa y mientras termina de hablar con amigos y parientes, es probable que siga “picando” e incluso, antes de marcharse haga “un zarpe” con un vasito de rompope. ¿Le resulta conocida esta escena? En tres o cuatro horas de cada actividad navideña las personas, sin percatarse, pueden consumir las calorías que deberían ingerir en casi dos días completos.

Si tomamos en cuenta que la dieta de un adulto debería andar entre las 1.800 y 2.000 calorías por día, todo lo que se comió la persona en la cena navideña suma entre las 3.600 y 4.000 calorías, dependiend­o de las preparacio­nes de cada alimento y de cuantas “boquitas” finalmente consumió.

“Y no solo es un asunto de calorías, es un asunto de la clase de calorías que nos comemos. Por ejemplo, un tamal tiene entre 400 y 500 calorías, a veces más. Esas 400 o 500 son las mismas calorías que puede tener un almuerzo de pescado, ensalada, vegetales y puré de papa, pero ahí vas a nutrirte más, tener más salud y vas a sentir más saciedad”, explicó la nutricioni­sta Carla Vanessa Retana.

A esto se le debe sumar que este tipo de reuniones ocurren varias veces durante diciembre y entonces, las personas podrían estar repitiendo el patrón una y otra vez, en cada fiesta. Es más, podría ser que en el fin de semana tenga hasta dos eventos de este tipo un mismo día, por la tarde y por la noche.

A tan “dramático cuadro” de consumo de calorías, hay otro factor que no ayuda para nada. En esta época, debido a tanto trajín y reuniones, ¿quién hace la misma cantidad de ejercicios? Aunque no debería ser así, el sedentaris­mo cobra fuerza durante esta época.

A moverse. “El tema es qué vemos como prioridad y qué no. ¿Vas a decir que no te dio tiempo para tener los 30 minutos de actividad física o vas a sacarlos a como sea?”, reflexionó Luis Peraza, quien es el jefe del Programa de Deporte y Recreación de la Caja Costarrice­nse de Seguro Social (CCSS).

El resultado de este comportami­ento alimentari­o repetitivo durante las últimas semanas del año no solo es visible en el aumento de uno o dos kilos (que pueden tomar todo un año completo en bajarse). Nuestra salud

“EL DICHO ‘DE ALGO HAY QUE MORIRSE’ ES MUY ABSURDO. EL PROBLEMA NO ES MORIRSE, EL PROBLEMA ES ESTAR MAL, SENTIRSE MAL O VIVIR UNA DISCAPACID­AD QUE PUDO EVITARSE .

Gabriela Muñoz

Endocrinól­oga

también sufre. ¡Y mucho!

La endocrinól­oga Gabriela Muñoz explicó que con estos atracones sometemos a nuestro cuerpo a un estrés para el que no está preparado. Hay consecuenc­ias a corto y largo plazo.

“Es más cantidad de comida, más pesada y hacemos menos ‘tiempo de descanso’ entre una comida fuerte y otra”, aseveró la especialis­ta.

Los primeros problemas que las personas pueden tener son males digestivos como gastritis, colitis o reflujo.

Además, para quienes ya sufren una enfermedad crónica como hipertensi­ón o diabetes corren mayor riesgo de sufrir alguna descompens­ación y de presentar crisis.

Si la persona ya tiene sobrepeso y gana unos kilos más, vendrán problemas mayores, como más riesgo de hipertensi­ón, de diabetes, y con esto, mayores posibilida­des de un infarto al miocardio o bien, algún accidente cerebrovas­cular.

“Recomendar­ía prudencia y pensar un poco antes de comer sin límites y cuidar lo que llevan a sus hogares. El dicho ‘de algo hay que morirse’ es muy absurdo. El problema no es morirse, el problema es estar mal, sentirse mal o vivir una discapacid­ad que pudo evitarse”, expresó la especialis­ta Muñoz.

La tentación está presente casi todos los días del último mes del año, ¿cómo afrontarlo? La respuesta va más allá de la fuerza de voluntad.

“Nada hacemos con matarnos de hambre antes de la cena, porque vamos a llegar a ‘arrasar con todo’ a la fiesta. Coma siempre a las mismas horas, no olvide las meriendas y procure no llegar hambriento a la actividad para así no comer de más”, destacó Retana.

Otro consejo es tomar agua, pues a veces la sed y la deshidrata­ción lo llevarán a creer que es hambre. Entonces, no saciará la necesidad de líquido, y comerá más de lo que necesita.

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SHUTTERSTO­CK Durante la época, los tamales son comida frecuente, pero solo uno de ellos puede tener entre 300 y 400 calorías

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