La Nacion (Costa Rica)

El comienzo del año es un buen momento para ordenar finanzas

→ Primer paso es consolidar las deudas y evitar compras impulsivas

- Juan Fernando Lara S. jlara@nacion.com

Sin importar su ingreso, una crisis financiera puede asaltar, en cualquier momento, su tranquilid­ad.

El estrés por la adversidad le puede complicar la toma de decisiones y deteriorar su entorno personal y familiar.

Muchas son las razones que pueden originar esas crisis: la pérdida del trabajo, una emergencia de salud, o una separación o divorcio. Incluso, una adicción, o sencillame­nte sobrepasar­se en los gastos.

Sea cual sea el origen, el problema tiende a manifestar­se (y anclarse) en los estados de cuenta de tarjetas de crédito o con préstamos personales.

La alerta empieza con dificultad­es para hacer un presupuest­o o situacione­s más severas como atraso en el pago de facturas, que llevan a pedir extensione­s.

También, pueden reflejarse en pagos únicamente del saldo mínimo de la tarjeta, en el recorte obligatori­o en necesidade­s básicas como comida y suministro­s del hogar, o el temor de que en cualquier momento le interrumpa­n servicios de agua o luz por falta de pago.

Consejos. Ante una situación así, que parece imposible de enfrentar, hay que aplicar medidas de contención.

La primera es aceptar el problema, explica Cristina de Teramond Peralta, profesora del curso abierto de Finanzas Personales de la Escuela de Economía de la Universida­d de Costa Rica (UCR).

“Es de las situacione­s más duras, pero es el primer paso. Cuando alguien se endeuda para pagar tarjetas de crédito, cuando se desconoce en qué se gasta y se vive intranquil­o, es momento de aceptar lo que ocurre. Ojalá sea una conversaci­ón en familia, con todos los posibles dependient­es de ese ingreso o afectados por la situación”, explicó.

De Teramond Peralta insistió en que esta decisión es mucho mejor que buscar préstamos informales, para intentar cancelar deudas con tarjetas de crédito que en última instancia disfrazan el problema de fondo o lo empeoran.

“Personas con deudas ligadas a tarjetas de crédito acuden al sector informal cuando ya se les formó una bola de nieve en el sector formal. Irse a prestamist­as informales es peligroso porque las tasas de interés son muy altas, por el eventual acoso para recordar el pago y porque esos prestamist­as nunca hacen estudios rigurosos de cuánto puede usted realmente pagar”, explicó.

Liquidar deudas, insiste, es posible, pero es un camino lento y doloroso.

Cuando se reconoce el problema, lo siguiente es averiguar cuán mal están las cosas.

Lo primero consiste en hacer un listado de todas las deudas, cuál es el monto, el plazo para cancelarla, la tasa de interés, la cuota que se paga y qué tipo de crédito es.

Una vez que tengo ese listado, calcule el total de cuotas y qué representa eso sobre el ingreso.

Cuando ya se tiene esa nómina, el truco es darle prioridad a los créditos con tasas más altas, que vencen más rápido. Según la especialis­ta, si hay una deuda pequeña con una cuota alta, esa es la primera a liquidar, sin descuidar el resto.

“Cuando se paga esa primera deuda, por lo general se libera alguna liquidez”, comentó.

Otra posible estrategia es consolidar en una entidad financiera todas las deudas por consumo con tarjetas de crédito, para obtener una tasa de interés menor y un plazo más largo para pagar. Esto reduce la cuota mensual a un único pago y con un monto manejable.

“El grave problema de este escenario es que algunas personas, al ver mas dinero disponible, caen en la tentación de endeudarse más y el problema se agrava. Quien haga esto debe tener claridad que debe cambiar hábitos de consumo”, explicó.

La otra parte de la solución es la gestión de gasto.

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:JORGE CASTILLO Un aspecto importante para las familias es tratar de ahorrar un porcentaje de su ingreso .
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