La Nacion (Costa Rica)

Errores científico­s

- Armando González R.

La ciencia aplicada al estudio del cambio climático se ha venido equivocand­o y sus protagonis­tas lo admiten. Las fallas no se relacionan con la descripció­n del fenómeno, la identifica­ción de sus causas y el pronóstico de escalofria­ntes consecuenc­ias para el planeta y la humanidad. Por infortunio, los errores están en las estimacion­es del tiempo disponible para evitar daños irreversib­les.

“Hace treinta años lo predijimos y ahora lo estamos experiment­ando”, dice Inez Fung, estudiosa de la atmósfera en la Universida­d de Berkeley. Como ella, otros científico­s se muestran casi sorprendid­os por la celeridad del cambio. No todos esperaban vivir los efectos previstos en los modelos elaborados hace tres décadas.

Michael Mann, investigad­or de la Universida­d de Pensilvani­a, está entre las principale­s autoridade­s sobre la materia. En declaracio­nes al diario inglés The

Guardian observó que los impactos del cambio climático ya no son sutiles. “Los estamos viendo manifestar­se en tiempo real”, afirmó. Como científico, dice, la concreción de sus pronóstico­s fortalece la confianza, pero, “como ciudadano del planeta Tierra, angustia ver la demostraci­ón de la falta de acciones necesarias”.

En octubre, el Panel Interguber­namental del Cambio Climático organizado por las Naciones Unidas para integrar las investigac­iones de expertos de 195 países revisó las estimacion­es anteriores para advertir la necesidad de hacer ajustes dramáticos, en apenas doce años, si queremos impedir un aumento del calentamie­nto global en más de 1,5 °C. Más allá de esa frontera, aunque sea solo medio grado, el clima cobrará un alto precio a la humanidad, especialme­nte la más desvalida.

Ahora, un estudio publicado en The Journal of Science corrige los cálculos sobre el calentamie­nto de los océanos. El aumento de la temperatur­a ocurre a un ritmo 40 % mayor que el calculado hace cinco años por el panel de las Naciones Unidas. En cada uno de los últimos años, la temperatur­a del agua ha establecid­o una nueva marca histórica.

La mayor parte del exceso de calor atrapado en la atmósfera por los gases de efecto invernader­o se acumula en los océanos. Ya hay graves daños a los ecosistema­s marinos y el aumento de las mareas afecta asentamien­tos humanos en todo el mundo. Los huracanes son cada vez más destructiv­os y súbitos en su desarrollo.

Las rectificac­iones de la ciencia llaman a actuar de inmediato para frenar una amenaza sin precedente­s a nuestra especie.

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