Nicaragüenses marchan contra Ortega en capital
Andrea González M. andrea.gonzalez@nacion.com
Ayer, a las 10 a. m., poco más de 500 nicaragüenses tomaron la avenida segunda en San José. Su objetivo: levantar la voz en contra del gobierno de Daniel Ortega.
Más que una manifestación, la reunión tenía tintes de fiesta con comida típica, música de su tierra y decenas de banderas de Nicaragua. El evento pacífico comenzó en el parque metropolitano La Sabana y concluyó en plaza de la Democracia.
Geral José López, médico y parte de la Unión de Nicaragüenses en el Exilio por una nueva Nicaragua (Unepun), explicó que buscan unir fuerzas para que las organizaciones internacionales se proclamen igual que ellos y, de alguna forma, exigir una nueva Asamblea Constituyente.
“Estamos aquí para salvar nuestras vidas. En Nicaragua no podemos levantar banderas, ni siquiera cantar nuestro himno, pero no podemos dejar que esto siga así. Nicaragua tiene que volver a ser democrática”, lamentó.
López también pidió justicia por los más de 500 fallecidos, los miles de heridos y por la libertad de la innumerable cantidad de presos políticos. Carteles en mano. “¡Viva Nicaragua libre!” era una de las frases que repetían una y otra vez los manifestantes.
Carteles en mano, camisas con fotografías de las víctimas y pañuelos en sus cabezas evidenciaban las razones por la cuales cada uno se hizo presente.
“A mí me mataron de un disparo a mi hijo de 14 meses de nacido. Murió en mis manos, mientras caminaba con mi familia”, relató Nelson Gabriel Dorcio, de Managua.
Él es uno de los más de 40.000 nicaragüenses que ha pedido asilo en Costa Rica, luego de ser amenazados de muerte por denunciar o manifestarse en contra del Estado.
“Yo fui líder tranquiera. Estuve al frente desde el mismo 19 de abril cuando inició todo. Me amenazaron de muerte. Quiero regresar a mi país, no es fácil estar en un país donde la xenofobia por el nica es latente; pero allá mi cabeza tiene precio”, dijo una mujer que no se identificó por temor a represalias en su tierra natal.
Mientras Jamileth Hurtado, de Zelaya Central comento:“Quiero ser libre en mi país. El régimen me obligó a huir. Estaba en las trincheras y me persiguieron, nos amenazaron de muerte. Allá quedaron mis dos hijos y mis padres, me vine por el monte, duramos 11 días. Ahora temo por ellos”.