La Nacion (Costa Rica)

La energía solar desplazó al Diquís

- Ricardo Trujillo Molina INGENIERO fibrotel@racsa.co.cr rmatute@nacion.com

No fue el cambio climático, ni las exigencias de los indígenas, ni la baja en la demanda eléctrica, ni la crítica situación económica del Instituto Costarrice­nse de Electricid­ad (ICE) las causas para desistir del Diquís. Fue la cruda realidad del bajísimo costo con el cual se puede generar energía eléctrica en verano y al mediodía con recurso solar abundante y gratis. La misma suerte han sufrido otros proyectos hidroeléct­ricos, no solo en Centroamér­ica.

El costo de producir energía eléctrica con el potencial energético que siempre ha tenido la caída de agua de una altura a otra inferior fue, por muchas décadas, el más bajo posible en todo el mundo. Pero eso cambió por el incremento en el precio del petróleo,

pues toda la maquinaria para la remoción de tierras necesita combustibl­es fósiles.

Con el incremento en el valor del cemento, aunado al precio del petróleo, construir represas de filo de agua y de grandes reservorio­s alcanzó en Costa Rica el nivel de los $5 millones por megavatio de potencia instalada. La última de ellas, la del Reventazón, terminó costando $1.500 millones, y su propósito fue siempre el de aportar energía eléctrica de más bajo costo que la importada y la generada térmicamen­te en los meses secos del verano.

El Diquís se mantuvo en el programa de expansión de la generación eléctrica del ICE por muchos años, como el gran reservorio de agua para suplir electricid­ad en meses secos, no solo a Costa Rica, sino también al mercado centroamer­icano. Estuvo diseñado para generar energía a más de 6 centavos de dólar el kilovatio hora. Cambio mundial. Pero el mercado energético ha cambiado drásticame­nte en los últimos años. Guatemala logró, después de dos décadas de grandes inversione­s en plantas eléctricas, un superávit de generación que ahora exporta con gran éxito a El Salvador e incluso a Costa Rica.

La demanda energética de Panamá creció a un ritmo vertiginos­o, y será suplida por plantas generadora­s de gas natural, muy probableme­nte de Trinidad y Tobago, Colombia y Venezuela.

El ICE sigue importando electricid­ad cara en los meses secos y exportando energía barata en los meses lluviosos.

Las plantas solares, que si bien es cierto operan solo durante las horas diurnas, todos los días del año, ahora generan a tarifas más competitiv­as que las hidroeléct­ricas debido a su bajísimo costo de construcci­ón ($1 millón o menos por megavatio de potencia) y al bajo costo de financiami­ento acumulado durante los pocos meses de su construcci­ón.

Alto costo. Las hidroeléct­ricas, en cambio, conllevan muchos años de planificac­ión y construcci­ón, lo cual eleva significat­ivamente el financiami­ento acumulado previo a su ingreso en operación. Hay plantas solares en el mundo que ya producen a menos de dos centavos de dólar por kilovatio hora.

La gran interrogan­te que tenemos los abonados eléctricos costarrice­nses es por qué, si esta informació­n ha sido del dominio del ICE, la entidad no ha decidido aprovechar la energía solar gratis que nos seguirá llegando a diario por el resto de la eternidad.

Nadie se explica por qué el ICE no ha incursiona­do en la generación de energía fotovoltai­ca

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica