Primer año
¿Qué nota poner a este primer año de gobierno? Ninguna: hacerlo es un ejercicio inútil. Prefiero comentar tres líneas que han enmarcado su acción y aportar dos sugerencias. Primero, las líneas:
1. Apertura e inclusión.Tras la primera ronda electoral, Carlos Alvarado entendió que, desde la singularidad electoral y programática del PAC, sería imposible ganar y muy difícil gobernar. El acuerdo con uno de sus rivales previos (Rodolfo Piza) fue clave para llegar a la presidencia y conformar un gobierno plural y pragmático. La apertura se dio también hacia los partidos opositores que dominan la Asamblea y de estos hacia el gobierno: solo así se explican logros clave de este período.
2. Reformismo diverso.En buena parte, por lo anterior, el gobierno ha impulsado una agenda de reformas que superan los moldes ideológicos: consolidación fiscal, reglamento legislativo, empleo público, ingreso a la OCDE, derechos de la población sexualmente diversa, seguridad pública, infraestructura. Su ventaja sustantiva: centrarse en temas de gran calado y urgencia; su desventaja política: los efectos positivos serán diferidos; mientras, el frente de la desaceleración económica sigue abierto; también sus heridas: pobreza y desempleo.
3. Sobriedad retórica.Alvarado ha evitado los discursos recriminatorios; esto ha facilitado los acuerdos. Pero, sea por esa bienvenida sobriedad u otros factores, su hoja de ruta (que es clara) no se ha transformado en un relato envolvente, concreto e inspirador, que alimente su débil capital político hasta que haya sólidos resultados, presumo que en el 2020.
Lo anterior me lleva a dos sugerencias. La primera, hacer todo lo posible por generar estímulos económicos que permitan impulsar la reactivación y neutralizar la reducción temporal en el consumo que, muy probablemente, generará la aplicación plena de la reforma fiscal. Abrir cuellos de botella, concluir las negociaciones para los eurobonos, impulsar la competencia y agilizar trámites pueden tener un impacto rápido y positivo. La segunda, mantener el rumbo del reformismo estructural por tanto tiempo como sea posible. Aunque falta mucho, presumo que este será su mayor legado, y espero que la oposición responsable aporte y se sienta orgullosa de lo que le corresponde.