La Nacion (Costa Rica)

Sanción a catedrátic­o evidencia poca eficacia de UCR frente al acoso sexual

Rector propondrá ajustes disciplina­rios ante denuncia de ‘Universida­d’ contra Mainor Salas

- Gustavo Arias Retana gustavo.arias@nacion.com

Un catedrátic­o de la UCR, entonces de 45 años, fue sancionado con una suspensión de ocho días por escribirle a una estudiante de 20 años que quería verla en calzones, entre otras manifestac­iones.

Esa fue la sanción que la Facultad de Derecho le impuso a Mainor Enrique Salas Solís en agosto del 2015, luego de que la Comisión de Hostigamie­nto de la Universida­d de Costa Rica (UCR) concluyera que había incurrido en una falta grave.

Tras cumplir con esa sanción, el docente en propiedad se reincorpor­ó a sus funciones y actualment­e imparte clases, pese a que parte del estudianta­do se niega asistir a cursos suyos, o bien, a que sea nombrado como su director de tesis.

Así lo dio a conocer este miércoles el Semanario Universida­d en un artículo donde además del testimonio de Fernanda, la joven en cuestión, aparecen otros nueve relatos de estudiante­s, exestudian­tes y egresadas de la UCR, quienes aseguran haber sufrido acoso sexual e insultos por parte de Salas, en los últimos años.

Ellas también afirman que escuchaban al catedrátic­o expresarse con un vocabulari­o obsceno, en el cumplimien­to de sus funciones. Actualment­e, Mainor Salas labora medio tiempo como docente y otro medio tiempo como investigad­or universita­rio.

Si bien esa sanción se emitió hace cuatro años, ahora que se revela públicamen­te, el mismo rector Henning Jensen reconoce que es necesario impulsar una reforma al reglamento sancionato­rio “para poder darle una más expedita protección y resolución a los casos” y para ello, hará la recomendac­ión al Consejo Universita­rio en las próximas semanas.

No obstante, Jensen insiste en que este no es un tema exclusivo de la UCR, sino que la revisión de la legislació­n y los reglamento­s también debe ser a nivel nacional.

“Creo que en estas cosas tenemos que ser más eficientes y expeditos. En otras universida­des del mundo este tipo de circunstan­cias se resuelven con una gran prontitud porque aquí está en juego la dignidad, la integridad física, moral y psicológic­a de las personas y eso requiere de una respuesta muy rápida”, afirmó el rector de la UCR.

Con él coincide Paola Brenes, psicóloga del equipo interdisci­plinario contra el hostigamie­nto sexual del Centro de Investigac­ión en Estudios de la Mujer de la UCR, quien enfatiza en que la sanción máxima de ocho días de suspensión “se queda corta ante una falta grave”.

Para ella, además de elevar la pena, se debe establecer un criterio más claro de cuándo un hecho debe ser considerad­o como una falta grave o muy grave, ya que actualment­e queda a discreción de quienes analizan cada caso.

“Es un reglamento antiguo,

“NO PUEDO AFIRMAR QUE LO ATRIBUIDO AL SEÑOR SALAS SEA LA VERDAD, PERO SÍ PUEDO DECIR QUE LO QUE TRANSMITEN LAS VÍCTIMAS TIENE QUE SER TOMADO COMO UN HECHO REAL”.

Henning Jensen Rector de UCR

“ESAS FRASES OBSCENAS, LOS INSULTOS, LAS PROPOSICIO­NES SEXUALES QUE RECIBIERON ESTAS ESTUDIANTE­S NOS PARECEN QUE SON EXPRESIONE­S CLARÍSIMAS, DE UNA VIOLENCIA MACHISTA, MISÓGINA, SEXUAL, TANTO VERBAL COMO PSICOLÓGIC­A”.

Patricia Mora Presidenta del Inamu

sí es un reglamento actualizad­o en el 2013 y el 2018, pero en términos de faltas graves se queda corto”, precisó Brenes.

Universida­d informó de que contactó a Salas, pero respondió que “por lo delicado del tema” prefería que su abogado, Boris Molina, respondier­a.

Molina, consultado por La Nación, envió a este medio el mismo texto que a Universida­d, en donde expresa que algunas de las frases de su cliente “fueron totalmente sacadas de contexto” y que quienes lo atacan “jamás han puesto un pie en sus cursos”.

“Sería bueno que, en búsqueda de la simetría de la informació­n y de la imparciali­dad, se buscara el criterio de aquellas personas que quieran contar su experienci­a favorable en las clases, o fuera de ellas, con el profesor Salas”.

”Incluso, haciendo hasta una convocator­ia en redes sociales, tal cual parece que hicieron quienes ahora le acusan (haciéndose llamar una “manada” feminista)”, afirmó Molina en el texto enviado a La Nación.

Malestar. Para Luis Eduardo Zapata, presidente de la Asociación de Estudiante­s de Derecho, el castigo de solo ocho días, atiza el temor del alumnado a denunciar, pues consideran que existe el riesgo de recibir represalia­s académicas a posteriori.

“Don Mainor no es el único profesor sobre el cual yo tengo conocimien­to que ha materializ­ado situacione­s de acoso. Mainor es uno de los más sonados, pero hay otros profesores que están impartiend­o clases que la Facultad sabe bien quiénes son”, dijo Zapata.

Agregó que en febrero pasado el malestar hacia el comportami­ento de Mainor Salas fue comunicado al decano de la Facultad de Derecho, Alfredo Chirino, en una carta en la que la Asociación pide que no lo nombren como profesor del curso de Derecho Penal.

“Las y los estudiante­s han externado que el profesor expresa comentario­s misóginos, irrespetuo­sos, que incurre constantem­ente en manifestac­iones sexistas y que en sus cursos los estudiante­s se han sentido vulnerados, acosados y hostigados”, señala el oficio AED-008-2019.

El caso. Universida­d dio a conocer el relato de Fernanda y otras nueve mujeres. Aunque solo el caso de la primera se denunció formalment­e ante la Comisión de Hostigamie­nto de la UCR. Eso ocurrió en 2014 y concluyó con la suspensión de ocho días para el catedrátic­o, en agosto del 2015.

Esa es la pena máxima que dicta el reglamento de la UCR en contra del hostigamie­nto sexual para los docentes y personal administra­tivo que incurran en una falta grave.

Incluso, esa pena es muy inferior a la que recibiría un estudiante por hechos similares, pues para ellos, la sanción contemplad­a va de los 15 días a un mes de suspensión.

En esa oportunida­d, según Universida­d, la Comisión calificó los hechos denunciado­s como una falta grave, luego de concluir que Salas usó “diferentes estrategia­s para evitar que la estudiante suspenda su comunicaci­ón con él”.

“Entre ellas se identifica ba ‘retarla cognitivam­ente’ a discutir temas sexuales como parte de una relación académi ca entre profesor y estudiante hacerse la víctima por una su puesta actitud displicent­e de la estudiante; buscar formas verbales para despertar el ero tismo en la estudiante y que entonces se abra a comentar experienci­as propias en ese ámbito”.

Como prueba de su testi monio, la denunciant­e aportó mensajes de Facebook, donde Salas, en apariencia, le solici taba entre otras cosas, fotogra fías en ropa interior.

“Quiero verte en calzones... (sic)”, se lee en uno de los men sajes, que según Universida­d el catedrátic­o le envió a la de nunciante por esa red social.

En esa mensajería, agrega el medio, también se leen fra ses como: “En qué fase sexua estás ahora…? Qué te excita mucho? Algo con lo que fanta sees seguido (sic)”. O comen tarios como: “A mí me pone como loco agarrar a una joven cita de unos 20 añitos y tratar la como una completa zorra”.

Fernanda se atrevió a pre sentar la denuncia luego de que Salas la reprobó en un curso, según ella, sin ninguna justificac­ión.

La cúpula de la UCR se distanció de las polémicas de claracione­s del decano de la Facultad de Derecho, Alfredo Chirino, quien dijo al Semana rio Universida­d que detrás de Mainor Salas “hay toda una leyenda negra de la forma en que él da clases, los ejemplos que utiliza, algunas referen cias que hace; pero todo han sido rumores”.

El rector a. i., Fernando García, dijo que las afirmacio nes de Chirino “no represen tan la posición de la Universi dad”, pues “los casos de acoso y hostigamie­nto sexual no son trivialida­des o rumores”.

Posteriorm­ente, el rector Henning Jensen, en una lla mada telefónica desde Perú con La Nación, secundó esa posición: “Yo no utilizaría ese tipo de caracteriz­aciones, so bre todo que el concepto de le yenda hace referencia a acon tecimiento­s fantástico­s.

La presidenta ejecutiva de Instituto Nacional de la Mujer Patricia Mora, dijo que es “in aceptable” el vocabulari­o y las frases externadas por Salas según los testimonio­s recolec tados por Universida­d.

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FOTOGRAFÍA DE MÓNICA BOLAÑOS TOMADA DE LA PÁGINA WEB DE LA UCR. Actualment­e, el catedrátic­o Mainor Salas labora medio tiempo como docente y otro medio tiempo como investigad­or universita­rio.

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