Paro nacional de 24 horas en Nicaragua tuvo apoyo parcial
››Adhesión casi total en sector privado; gobierno amenazó a escuelas públicas
MANAGUA. AP Y AFP. Las calles y avenidas de las principales ciudades de Nicaragua estuvieron parcialmente vacías este jueves, aunque con relativo movimiento comercial en Managua, en el inicio de un paro de 24 horas convocado por la oposición para exigir que el gobierno de Daniel Ortega libere a cientos de manifestantes presos.
Pequeños negocios, algunos supermercados, colegios de secundaria y universidades privadas de Managua cerraron sus puertas en apoyo al movimiento promovido por las coaliciones opositoras Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia (ACJD) y Unidad Nacional Azul y Blanco (UNAB), la empresa privada, organizaciones universitarias y el Comité de Familiares de Presos Políticos.
Se observaba muy poco tráfico de vehículos privados sobre la carretera a Masaya y la vía Panamericana, que comunica Nicaragua con el resto de Centroamérica.
Las cooperativas de autobuses y taxis operaban con cierta normalidad en la capital, aunque con muy escasa demanda.
“Paramos y vaciamos las calles, no por resignación, sino por indignación. Paramos por la libertad de los inocentes en las cárceles. Paramos para no consumir y no aportar a nuestra propia represión”, declaró Haydeé Castillo, activista de derechos humanos y dirigente de
“TENEMOS MUCHAS DEUDAS, ESTAMOS DE ACUERDO CON EL PARO, PERO NO PODEMOS PARTICIPAR”. Socorro Arteaga Vendedora
la UNAB.
El miércoles, el gobierno había tratado de frenar la medida opositora al proponer un plan en el cual se compromete a liberar, sin cargos judiciales, a todos los opositores presos “a más tardar el 18 de junio”, incluyendo a los que están fuera del país y que tienen procesos judiciales pendientes.
En esa fecha vence el plazo de 90 días en que el gobierno prometió excarcelar a los opositores de las cárceles como parte del diálogo que se inició en febrero con la oposición, y que ha cumplido a medias al pasar a 336 detenidos a prisión domiciliaria.
Necesidad de subsistencia. “Si yo no trabajo, no como; a mí la política no me mantiene”, dijo Evelia Herrera, dueña de una pequeña tienda de abarrotes en una zona residencial de las afueras de Managua.
Las farmacias y las gasolineras abrieron sus puertas, pero llegaron pocos clientes.
También se veían casi desiertos los habitualmente concurridos mercados Mayoreo y Oriental, en el sector norte de la capital.
En el Oriental, donde funcionan más de 20.000 negocios, la mayoría se mantuvieron cerrados por la mañana, aunque muchos vendedores ambulantes, verduleros y pequeños talleres y tiendas de servicios abrieron sus puertas, comprobó la agencia AFP.
Algunos de los que fueron a trabajar, según contaron, lo hicieron por la crisis económica que agobia al país, y no por apoyo al gobierno.
“La gente ya no quiere este gobierno”, afirmó Juan González, conductor de un taxi, quien, como otros colegas, pasó horas manejando por la ciudad en busca de pasajeros.
Socorro Arteaga vendía rosquillas en el Mercado Roberto Huembes. Este jueves no pudo sumarse a la medida de fuerza: “Tenemos muchas deudas, estamos de acuerdo con el paro, pero no podemos participar”, explicó apenada. “La solución a la crisis es un cambio de gobierno”, sentenció.
Tanto en León como en las ciudades de Chinandega, Camoapa, Masaya y Diriamba, las radioemisoras locales reportaron un ambiente desolado y poco movimiento comercial. En la ciudad de León, en el occidente nicaragüense, comerciantes de los cuatro mercados municipales se sumaron al movimiento de paro, pese a que la Alcaldía había amenazado con retirarles sus permisos de venta, informaron medios locales.
Las escuelas y universidades públicas del país laboraron con normalidad tras recibir advertencias del gobierno. Los alumnos de las escuelas estatales asistieron normalmente a clases. “Los profesores amenazaron (a los alumnos) con quitarles puntos si no iban” a la escuela por el paro, contó un hombre de la comunidad escolar, quien solicitó no ser identificado.