Secretos de confesión
El abuso infantil e una tragedia mun dial, una aberra ción que debe se combatida con ac ciones contundentes, no co disparates. Las cifras eriza la piel. En el 2017, el Ministe rio Público recibió 6.162 de nuncias de abusos sexuale contra niños y adolescentes.
Las víctimas fueron obliga das a tener relaciones sexua les con adultos, a prostituirs o sufrieron tocamientos inde bidos. Las denuncias repre sentaron el 70 % de las queja por abuso sexual tramitada por la Fiscalía ese año y no to man en cuenta la cifra negra casos que quedan ocultos po miedo o vergüenza. Mucho de esos hechos ocurren en e hogar, donde familiares y alle gados aprovechan la inocen cia y la confianza de los má vulnerables. Sin embargo, lo abusadores también oculta sus garras de buitre vestido con trajes de educador, líde espiritual, entrenador u otr figura de autoridad.
En medio de tanta calami dad, un diputado del PAC pre sentó un proyecto para obliga a grupos religiosos, juveniles culturales y deportivos a de nunciar abusos que se come tan en su entorno. La inicia tiva podría sonar novedosa, hasta propicia para cerrarle el cerco a los depravados, per tiene varios problemas. E primer lugar, los sacerdote se verían obligados a viola el secreto de confesión par desenmascarar a quienes ad mitan ser abusadores.
Lo anterior colocaría a confesor en una encrucijada pues el Código de Derech Canónico señala que el casti go por quebrantar el sigilo sa cramental es la excomunión Pero, aunque esté dispuest a pagar ese precio, el sacer dote estaría convirtiendo e evidencia judicial uno de lo actos más sagrados de la f católica: la reconciliación.
En segundo lugar, ¿quié garantiza que los abusado res van a ir al confesonario contar todos sus pecados? Po otro lado, se corre el riesg de que más adelante surja otras iniciativas para obliga a los curas a delatar hasta los envidiosos.
La confesión es un momen to de profunda humillació que nace del examen de con ciencia y del arrepentimient del pecador que busca el per dón divino. No la convirtamo en un anticipo de prueba. De jemos que Dios se encargu de la justicia celestial y demo a la ley de los hombres la herramientas correctas par detectar y castigar a los abu sadores de menores.