Amador logró soportar la sacudida de la alta montaña
››Tico trabajó para sus coequiperos Richard Carapaz y Mikel Landa
Muchos dirán que este jueves empezó el verdadero Giro de Italia con la aparición de la alta montaña, y el ciclista costarricense Andrey Amador (Movistar Team) hizo el trabajo que le correspondía: acompañar hasta donde aguantara al español Mikel Landa y al ecuatoriano Richard Carapaz.
Vienen jornadas duras, así que los 146 kilómetros entre Cuneo y Pinerolo, correspondientes a la decimosegunda etapa de la ronda italiana, servían de tanteo para saber en realidad quién está fuerte y quién no.
El recorrido incluía la subida al primer puerto de primera categoría del Giro, el Montoso (de 8,8 kilómetros a 9,5% de desnivel); pese a que la cima estaba a 32 kilómetros para la meta, a dos kilómetros de la llegada venía otro ascenso, y la montaña quita y pone.
Pero también premia las hazañas de las escapadas y el favorecido del día fue el italiano Cesare Benedetti (Bora), al ganar la fracción.
Donde se presentó una sacudida pronosticada fue en la clasificación general. De los hombres que partieron dentro del top 10, el único que logró mantenerse en ese listado fue el rutero nacional.
El esloveno Jan Polanc (Emiratos Árabes) es el nuevo portador de la maglia rosa (camisa rosada) de líder general, con un acumulado de 48:49:40, mientras que Amador pasó de la sexta casilla al
noveno puesto, y marcha ahora a 7:30 del nuevo mandamás de la competencia.
Durante esta etapa, el colombiano Miguel Ángel López –quien fue el tercero en el Giro del año pasado– y luego el español Mikel Landa atacaron en la subida, a 37 kilómetros de la meta, y consiguieron una treintena de segundos respecto a sus rivales directos por la general.
El italiano Vincenzo Nibali mostró sus fuerzas, igual que el polaco Rafal Majka, y el esloveno Primoz Roglic, quien es el gran favorito, se vio pronto abandonado por sus gregarios. Aun así, él es el que se encuentra más cerca de retomar en cualquier momento la prenda rosada que portó en las primeras largadas.
Para este viernes aparecerá más dureza, en una jornada cerca de la frontera francesa. La decimotercera etapa del Giro de Italia implica 196 kilómetros entre Pinerolo y Ceresole Reale, con final en la subida hacia el lago Serru, de 20,3 kilómetros, hasta llegar a 2.247 metros de altitud.
Sin duda, será un día 100% rompepiernas.