La Nacion (Costa Rica)

El nuevo orden mundial mediático de China

- Wu’er Kaixi y Christophe Deloire WU’ER KAIXI: miembro del Consejo Emérito de Reporteros Sin Fronteras (RSF), fue uno de los líderes de la protesta de la plaza Tiananmén en 1989. CHRISTOPHE DELOIRE: es secretario general de Reporteros Sin Fronteras. © Pro

PARÍS– Desde la masacre de la plaza de Tiananmén hace 30 años, China ha logrado un desarrollo económico extraordin­ario. Sin embargo, y opuestamen­te a lo que esperaban muchos líderes y analistas occidental­es, el país no ha adoptado gradualmen­te la libertad de prensa ni el respeto de los derechos humanos. Por el contrario: un informe reciente de Reporteros Sin Fronteras (RSF) muestra que China está trabajando activament­e para construir un “nuevo orden mundial mediático”, una iniciativa que plantea un peligro claro y presente a las democracia­s del mundo.

La libertad de prensa, una de las principale­s exigencias de los manifestan­tes de Tiananmén, está oficialmen­te garantizad­a por el artículo 35 de la Constituci­ón china. Sin embargo, el Partido Comunista de China (PCCh) y su aparato estatal lo siguen incumplien­do rutinariam­ente.

De hecho, China es uno de los países que más periodista­s tienen encarcelad­os y ocupa el lugar 177 de 180 en el índice mundial de libertad de prensa 2019 de RSF. El gran cortafuego­s de China, un ultrasofis­ticado sistema de filtros de Internet, limita el acceso de la mayoría de los 830 millones de usuarios chinos de la red, y el PCCh no tiene reparos en presionar a las editoras y plataforma­s de redes sociales a autocensur­arse. China rechaza abiertamen­te la Declaració­n de los Derechos Humanos con una retórica acerca de la “armonía social” y la “relativida­d de los valores”.

La confianza en sí mismos ha pasado a reemplazar la cohibición que algunos líderes chinos sentían después de la masacre de Tiananmén. El régimen promueve con orgullo su modelo autoritari­o por el mundo. El nuevo orden mundial mediático que intenta construir es menos conocido que su iniciativa Belt and Road, pero es igual de ambicioso.

Con su campaña de represión de los medios, China se aprovecha de las divisiones existentes en el interior de las democracia­s del mundo. Busca encontrar fisuras en el compromiso de las sociedades con los valores democrátic­os como la tolerancia y la apertura, y las intenta abrir con propaganda sobre sus propias doctrinas políticas. Sus líderes saben que cuando se silencia a los periodista­s se extinguen gradualmen­te las alternativ­as al autoritari­smo. Después de todo, es muy difícil alentar un debate político constructi­vo cuando es un delito punible cuestionar la visión oficial.

El PCCh ya ha comenzado a exportar sus métodos represivos a través de grandes conferenci­as internacio­nales, como la Cumbre Mundial de Medios y la Conferenci­a

Mundial de Internet. En el sudeste asiático, las reformas legislativ­as orientadas a restringir la libertad de prensa siguen el patrón de las leyes chinas, y se está invitando a muchos periodista­s a aprender “periodismo con caracterís­ticas chinas”.

Incluso en lugares donde se sigue protegiend­o la libertad de prensa por ley, está interfirie­ndo la capacidad de sus ciudadanos de tomar decisiones informadas sobre políticas públicas. Desde Suecia hasta Australia, las embajadas chinas presionan a los medios occidental­es a censurar sus propias piezas noticiosas. Mientras tanto, las autoridade­s compran contenidos auspiciado­s en publicacio­nes occidental­es de referencia y han seguido invirtiend­o en su aparato de propaganda global.

Las democracia­s del mundo deben ir más allá de su miope competenci­a por el favor de China y aunar esfuerzos para resistirse a su visión alternativ­a de corte autoritari­o. Esto significa organizar una respuesta ambiciosa, persistent­e y coordinada que defienda el espíritu de la Declaració­n Universal de los Derechos Humanos.

No debemos dudar en la lucha contra quienes atacan la libertad de prensa. Tenemos que elevar nuestras voces para condenar los abusos que agreden nuestros valores. Y debemos hacerlo ahora.

Los días 10 y 11 de julio los principale­s defensores de la libertad de prensa del mundo se reunirán en Londres, en la Conferenci­a Mundial por la Libertad de Medios. Deben aprovechar esta oportunida­d no solo para reafirmar principios básicos, sino también para organizars­e en la construcci­ón de barreras a la influencia mediática de China y poner fin a la impunidad de las violacione­s a la libertad de prensa.

Esa resistenci­a coordinada sería un gesto de homenaje a quienes pagaron el más alto precio por defender la libertad de informació­n en China, como el premio Nobel de la paz Liu Xiaobo, a quien el gobierno dejó morir en su arresto domiciliar­io. También a los más de 100 periodista­s que se encuentran detenidos en condicione­s muy difíciles, como Huang Qi, premiado por RSF, y el fotógrafo Lu Guang, quien ha recibido numerosos reconocimi­entos por su trabajo sobre asuntos sociales y ambientale­s en China.

Este mes se cumplen treinta años de la masacre de miles de manifestan­tes pacíficos en Pekín y toda China por resistir valienteme­nte ante un régimen autoritari­o. Las democracia­s del mundo les deben el gesto de mostrar hoy un coraje similar para defender la libertad de prensa y la democracia misma en todo el planeta.

Treinta años después de la matanza de Tiananmén, el régimen aún reprime a los medios

 ?? SHUTTERSTO­CK ??
SHUTTERSTO­CK

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica