Acceder a web oscura expone a usuarios a serios riesgos
›Lesiones a personas, robo de información y daños a equipos son parte de los peligros
Drogas, armas, negocios de sicariato, información bancaria, pornografía infantil, aves exóticas, carne de ballena y un alarga lista de negocios oscuros integran la deep web o Internet profunda. Estos sitios están ocultos y no pueden accederse a través de los motores de búsqueda que usualmente utilizamos.
¿A qué nos exponemos si navegamos por ese mundo cibernético? Antes de aclarar este punto, vale la pena retomar cómo funciona esta web.
Según la especialista en seguridad informática, Denise Giusto, Internet está divido en tres niveles: los navegadores que comúnmente conocemos, luego los sitios que no han sido indexados (y por lo tanto no aparecen en los resultados de búsqueda) y en el tercer nivel se ubican las webs oscuras.
Estas últimas tienen direcciones IP disfrazadas y requieren de un protocolo de comunicación y tecnología especial que el usuario debe instalar, indicó la experta de ESET Latinoamérica.
Entrar a este nivel de Internet tiene múltiples riesgos directos e indirectos para los usuarios. Uno de ellos son los códigos maliciosos o malware, una pieza de software normalmente conocida como ‘programa informático’, que es capaz de realizar acciones “malvadas” en un computadoras, celulares o tabletas sin la autorización del usuario.
Existen diferentes tipos de malware, entre ellos están los que intentan robar datos del equipo, utilizar los recursos del sistema o extorsionar al usuario.
“Para instalarse en el equipo, una de las técnicas utilizadas por los atacantes es la ingeniería social, engaños que buscan que el usuario ceda su información o instale los programas maliciosos de manera voluntaria, sin darse cuenta de que lo que realmente está ocurriendo”, detalló Giusto.
Otro de los peligros de la deep web es el arsenal de cibercriminales que explotan las vulnerabilidades utilizando fragmentos de software con comandos empleados para dañar el sistema operativo o el firmware (soporte lógico del programa informático) de los dispositivos.
Giusto explicó que durante la transmisión de informaciones, hay momentos de mayor vulnerabilidad, como por ejemplo cuando los datos regresan a un nodo sin estar cifrados, es decir, regresan en su estado original. Asimismo, si el usuario está utilizando un servicio inseguro que no cifre correctamente los datos, un atacante podría interceptar información sensible de la comunicación.
La experta recomendó que los usuarios deben navegar con cuidado sin importar cuál sea la plataforma, el navegador o la red que está utilizando. “Estamos en una época en la que tenemos facilidad de acceso a una gran cantidad de información, la forma en que la aprovechemos y el hecho que podamos disfrutar de su uso depende en gran medida de la responsabilidad con la que la manejemos”, recordó.
Peligro. Estos suburbios digitales pueden convertirse en el método perfecto para ganar dinero fraudulento por parte de los ciberdelincuentes, aunque también puede transformarse en un vicio para los usuarios.
Según la psicóloga clínica Ana Morales Blanco, la curiosidad es uno de los principios movilizadores de las personas y, eso los lleva a ingresar a sitios oscuros de Internet o fantasear con contenidos ilegales.
“En la deep web figuran los sujetos que utilizan el portal para hacer o distribuir actos delictivos; y por otro lado, están quienes tiene un afán inconsciente de delinquir, ingresan a la Internet oscura para fantasear y finalmente podrían llegar a cometer actos malvados”, explicó.
En su opinión, las personas ingresan a la red profunda con una intención de aceptación y manejo de poder, para desafiar los límites que están estipula dos en la sociedad.
Este tipo de suburbios di gitales representan un escape a las restricciones y hay una gran cantidad de materia para cometer actos delictivos.
Casos en Costa Rica. En el 2017 trascendieron dos casos de crí menes a través de la web pro funda en Costa Rica. Ambos correspondían a pornografía infantil que al parecer se pro ducía en el país y que vendían en la plataforma entre los $500 y $5.000 (unos ¢290.000 y ¢2.900.000 respectivamente).
El primer caso concierne a dos hermanos de Desampara dos, San José, quienes habían sido detenidos por presuntos abusos sexuales contra una menor de 9 años.
En relación al segundo caso, se trató de un fotógrafo que estaría vinculado con una red mundial de pornografía in fantil y que al parecer se apro vechaba del anhelo que tenían las menores de edad para con vertirse en modelos.
“Nos preocupa que los de lincuentes la estén utilizan do”, indicó en 2017, a La Na ción, Erick Lewis, jefe de la sección de Delitos Informáti cos del Organismo de Investi gación Judicial (OIJ).