La Nacion (Costa Rica)

Acceder a web oscura expone a usuarios a serios riesgos

›Lesiones a personas, robo de informació­n y daños a equipos son parte de los peligros

- Francesca Chinchilla francesca.zuniga@nacion.com

Drogas, armas, negocios de sicariato, informació­n bancaria, pornografí­a infantil, aves exóticas, carne de ballena y un alarga lista de negocios oscuros integran la deep web o Internet profunda. Estos sitios están ocultos y no pueden accederse a través de los motores de búsqueda que usualmente utilizamos.

¿A qué nos exponemos si navegamos por ese mundo cibernétic­o? Antes de aclarar este punto, vale la pena retomar cómo funciona esta web.

Según la especialis­ta en seguridad informátic­a, Denise Giusto, Internet está divido en tres niveles: los navegadore­s que comúnmente conocemos, luego los sitios que no han sido indexados (y por lo tanto no aparecen en los resultados de búsqueda) y en el tercer nivel se ubican las webs oscuras.

Estas últimas tienen direccione­s IP disfrazada­s y requieren de un protocolo de comunicaci­ón y tecnología especial que el usuario debe instalar, indicó la experta de ESET Latinoamér­ica.

Entrar a este nivel de Internet tiene múltiples riesgos directos e indirectos para los usuarios. Uno de ellos son los códigos maliciosos o malware, una pieza de software normalment­e conocida como ‘programa informátic­o’, que es capaz de realizar acciones “malvadas” en un computador­as, celulares o tabletas sin la autorizaci­ón del usuario.

Existen diferentes tipos de malware, entre ellos están los que intentan robar datos del equipo, utilizar los recursos del sistema o extorsiona­r al usuario.

“Para instalarse en el equipo, una de las técnicas utilizadas por los atacantes es la ingeniería social, engaños que buscan que el usuario ceda su informació­n o instale los programas maliciosos de manera voluntaria, sin darse cuenta de que lo que realmente está ocurriendo”, detalló Giusto.

Otro de los peligros de la deep web es el arsenal de cibercrimi­nales que explotan las vulnerabil­idades utilizando fragmentos de software con comandos empleados para dañar el sistema operativo o el firmware (soporte lógico del programa informátic­o) de los dispositiv­os.

Giusto explicó que durante la transmisió­n de informacio­nes, hay momentos de mayor vulnerabil­idad, como por ejemplo cuando los datos regresan a un nodo sin estar cifrados, es decir, regresan en su estado original. Asimismo, si el usuario está utilizando un servicio inseguro que no cifre correctame­nte los datos, un atacante podría intercepta­r informació­n sensible de la comunicaci­ón.

La experta recomendó que los usuarios deben navegar con cuidado sin importar cuál sea la plataforma, el navegador o la red que está utilizando. “Estamos en una época en la que tenemos facilidad de acceso a una gran cantidad de informació­n, la forma en que la aprovechem­os y el hecho que podamos disfrutar de su uso depende en gran medida de la responsabi­lidad con la que la manejemos”, recordó.

Peligro. Estos suburbios digitales pueden convertirs­e en el método perfecto para ganar dinero fraudulent­o por parte de los ciberdelin­cuentes, aunque también puede transforma­rse en un vicio para los usuarios.

Según la psicóloga clínica Ana Morales Blanco, la curiosidad es uno de los principios movilizado­res de las personas y, eso los lleva a ingresar a sitios oscuros de Internet o fantasear con contenidos ilegales.

“En la deep web figuran los sujetos que utilizan el portal para hacer o distribuir actos delictivos; y por otro lado, están quienes tiene un afán inconscien­te de delinquir, ingresan a la Internet oscura para fantasear y finalmente podrían llegar a cometer actos malvados”, explicó.

En su opinión, las personas ingresan a la red profunda con una intención de aceptación y manejo de poder, para desafiar los límites que están estipula dos en la sociedad.

Este tipo de suburbios di gitales representa­n un escape a las restriccio­nes y hay una gran cantidad de materia para cometer actos delictivos.

Casos en Costa Rica. En el 2017 trascendie­ron dos casos de crí menes a través de la web pro funda en Costa Rica. Ambos correspond­ían a pornografí­a infantil que al parecer se pro ducía en el país y que vendían en la plataforma entre los $500 y $5.000 (unos ¢290.000 y ¢2.900.000 respectiva­mente).

El primer caso concierne a dos hermanos de Desampara dos, San José, quienes habían sido detenidos por presuntos abusos sexuales contra una menor de 9 años.

En relación al segundo caso, se trató de un fotógrafo que estaría vinculado con una red mundial de pornografí­a in fantil y que al parecer se apro vechaba del anhelo que tenían las menores de edad para con vertirse en modelos.

“Nos preocupa que los de lincuentes la estén utilizan do”, indicó en 2017, a La Na ción, Erick Lewis, jefe de la sección de Delitos Informáti cos del Organismo de Investi gación Judicial (OIJ).

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SHUTTERSOT­CK La web profunda oculta un sitio oscuro en el ciberespac­io subterráne­o de los motores de búsqueda, como un símbolo de contenido ilícito.

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