Upaleños se organizan para ‘limpiar’ barrio de vandalismo
Vecinos alegan estar cansados de asaltos y del narco; grupo ya fue atacado a balazos
Cerca de 30 pobladores tomaron desde el viernes 9 de agosto las calles de barrio El Jardín, en Pital de San Carlos, Alajuela, más conocido como “barrio chino”, con la finalidad de limpiarlo de drogas, asaltos y agresiones.
La medida fue adoptada por miembros del denominado comité de seguridad, según dijeron, para cambiar la imagen de la comunidad, que es señalada como peligrosa.
Tres días después de que desplazaron a vendedores de drogas y, mientras realizaban una reunión en la calle para analizar el resultado del trabajo, los miembros de este grupo fueron objeto de un ataque a balazos, y dos de ellos resultaron heridos.
En respuesta, oficiales de la Fuerza Pública, Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y Fiscalía Adjunta de San Carlos allanaron cuatro viviendas y capturaron como sospechosos de la balacera a seis personas, entre ellas a una menor de edad.
Se trató de cinco hombres de apellidos Torres, Martínez Arauz, Melara Torres, González Durán, Hernández González y una muchacha. A los individuos les dictaron tres meses de prisión preventiva y a la jovencita, tres meses de detención provisional, por el delito de intento de homicidio.
Santos Ojeda, una de las personas que resultó herida de bala, aseguró que no están buscando la violencia. “Lo que queremos es vivir bien, que el barrio cambie. Ellos pueden seguir aquí, pero si no hacen cosas malas”.
Barrio El Jardín, fundado en la década de los noventa, empezó a ser denominado ’barrio chino’ al inicio de este siglo debido a las disputas a balazos entre narcotráficantes. Allí se dieron homicidios, robos e incluso se convirtió en tierra de nadie. Las patrullas de la Fuerza Pública eran apedreadas cuando entraban.
En el caserío hay dos organizaciones delictivas: los managüitas y los meneses. Se les atribuye distribuir droga a consumidores de Pital y de otros lugares aledaños. Los compradores llegaban a pie o en vehículo. Empero, muchos adictos aprovechaban para intimidar a estudiantes, robar celulares y tocar las partes íntimas a las jóvenes.
El temor era tal que al barrio no ingresaban camiones repartidores de productos alimenticios.
“Este barrio ha sufrido mucho. La gente ha aguantado años, pero ahora nos hemos parado un grupo de vecinos. Queremos limpiar esto. Queremos tener un barrio sano, una nueva vida que sea digna. Aquí estamos dando la cara. Nos han amenazado, es verdad, pero vamos a seguir hasta que vivamos en paz”, agregó Alberto Iván Vallejos, presidente del comité de seguridad.
Reacción. El fiscal adjunto de San Carlos, Alejandro Araya, dijo que desde hace tres años, cuando asumió el cargo, le está dando seguimiento a todo lo que acontece en el llamado “barrio chino”. Sin embargo, indicó que la falta de denuncias es una de las debilidades para individualizar a los responsables de cometer delitos.
Agregó que se ha reunido
“ESE BARRIO ERA MUY COMPLICADO. AHÍ UNA PATRULLA NO PODÍA ENTRAR. LOS CARROS SALÍAN CON LOS VIDRIOS QUEBRADOS”.
Allan Sanabria
Subjefe de la región Huetar Norte de la Fuerza Pública
con la comunidad para invitarla a que interponga las quejas ante las autoridades judiciales y que luego no se pierdan, pues explicó que muchas veces se logra abrir un proceso penal contra un sospechoso, pero luego los denunciantes desaparecen y las causan se desestiman.
Respecto a la formación de comités de seguridad, el fiscal aclaró que no están en contra de que la ciudadanía se organice “pero que lo haga a través de los programas de seguridad comunitaria del Ministerio de Seguridad”.
“Estos grupos no saben contra qué o contra quién se van a enfrentar. Se genera un halo de riesgo para ellos (...), pero al otro lado de la moneda, es que muchas veces se cometen grandes atropellos donde personas inocentes son vapuleadas (...), o al final de las investigaciones nos hemos encontrado que gente honesta, trabajadora y que es muy valiosa en una comunidad se convierte, lamentablemente, en victimarios al agredir a personas que tienen inmovilizadas”, agregó.
Allan Sanabria, subjefe de la región Huetar Norte de la Fuerza Pública, concuerda con el fiscal en la necesidad de que estos grupos visualicen la responsabilidad que implica conformar un cuerpo de vigilancia comunitaria.
“Lo que tuvimos que hacer fue un dispositivo más fuerte denominado 100 días por Pital, para poder restablecer la seguridad que estaba reclamando el pueblo, lo cual permitió que los policías puedan entrar al barrio y realizar las acciones propias” afirmó.
Según dijo, a principios de mes tenían prevista una reunión con los vecinos para activar el grupo de seguridad comunitaria, pero no se pudo realizar, pues en ese momento ocurrió la balacera que dejó los dos heridos.
Martín Argüello, otro vecino de El Jardín, sostuvo que la acción comunal apenas empieza, al tiempo que advirtió que ellos no podrán solos.
“Necesitamos el apoyo de la Fuerza Pública y de otras instituciones, porque queremos darle otra cara a la comunidad”, manifestó.
“El martes pasado hicimos la recolección de toda la basura. Participaron niños y jóvenes. Esto era muy sucio y ahora, está limpio. Tenemos otros planes como comprar un terreno para que los niños jueguen y construir un salón para reuniones”, puntualizó.