La Nacion (Costa Rica)

Amarrar bien al tigre

- JHidalgo@cato.org Juan Carlos Hidalgo ANALISTA DE POLÍTICAS PÚBLICAS

Un tigre anda suelto. Se trata de un sindicalis­mo voraz que se cree dueño de las institucio­nes y no lo piensa para extorsiona­r al país con la paralizaci­ón de los servicios públicos —incluso los más esenciales, como el acceso a la salud— con tal de defender sus gollerías. Peor aún, cuenta con la complacenc­ia del Poder Judicial, protector celoso de sus propios privilegio­s. Para amarrar este tigre, urge la pronta aprobación del proyecto de ley para regular las huelgas.

El hecho de que los tribunales les hagan el cachete a los sindicatos hace aún más delicada la labor de los diputados, cuya última ventana para modificar el expediente 21193 se agota esta semana. El texto no puede tener lagunas que luego sean aprovechad­as por los jueces para favorecer a los gremios. En otras palabras, debe venir bien blindado.

Lamentable­mente, el proyecto cuenta con un talón de Aquiles: no suspende el pago a los huelguista­s hasta que haya una declarator­ia en firme de ilegalidad. Y ya sabemos lo que ocurre en esos casos: los tribunales patean la bola y dilatan la decisión, mientras la paralizaci­ón de los servicios dura semanas y pone en jaque al país. No olvidemos, por ejemplo, que aún está pendiente la sentencia final sobre la ilegalidad de la huelga del Poder Judicial de hace dos años. Los sindicalis­tas la tienen muy fácil si continúan recibiendo sus salarios cuando están en paro indefinida­mente. En esto, Costa Rica es una aberración, como lo señaló la abogada Paola Gutiérrez. En la mayoría de los países, a los trabajador­es se les suspende la paga mientras dure la huelga, sin importar si luego el movimiento es declarado legal o ilegal. Es lo más sensato: ¿Por qué pagarles un trabajo que no están realizando? Si los sindicalis­tas están dispuestos a cesar labores sin recibir salario, significa que tienen un compromiso con la causa que persiguen y asumen su parte del costo que supone paralizar servicios.

Hoy y mañana, los diputados discutirán un par de mociones que pretenden acabar con este abuso. También conocerán otras enmiendas que pretenden reducir los 21 días consecutiv­os en los que los sindicatos pueden irse a huelga en el sector educación. Eso también merece apoyo. No olvidemos que enfrentamo­s un tigre sin escrúpulos. No podemos andarnos con paños tibios.

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