Pacientes tienen el deber de ir a citas y respetar al personal de salud
En su visita al país, este español se refirió a las principales obligaciones de los usuarios de los servicios médicos y sostuvo que, en temas como la eutanasia, nadie tiene derecho a decidir por otro
Estar enfermo o desesperado por la condición de salud de un familiar no da derecho a tratar mal al personal responsable de la atención en salud.
La violencia contra médicos, enfermeras o técnicos, así como el abuso de los servicios con faltas como ausentarse de citas o exámenes, deberían ser sancionados.
Esa la opinión de Juan Antonio Fernández Campos, abogado español que ha dedicado gran parte de su vida a estudiar los derechos de los pacientes en los servicios de salud.
Fernández participó la semana pasada en el simposio internacional “Derechos y deberes de los usuarios de los servicios de salud”, organizado por el Colegio de Abogados y Abogadas de Costa Rica. El siguiente es un resumen de la entrevista con este profesor de Derecho en la Universidad de Murcia, en España.
––¿A qué nos referimos cuando hablamos de los derechos de usuarios en los servicios de salud?
—La asistencia sanitaria ha sido siempre algo bastante jerárquico, donde el personal sanitario era el que establecía la regla y se hacía lo que decía como perito, como técnico. Ahora, tenemos una visión más democrática, con un ciudadano más empoderado. Cada día más, los ciudadanos somos conscientes de cuáles son nuestros derechos. Pero hace falta que esté consagrado en la ley.
––¿Hubo algún punto de inflexión? Como dice usted, hasta hace poco, era una relación totalmente vertical y no se le podía contradecir nada al médico.
—En España, en 1997, firmamos un convenio donde importamos una mentalidad más propia de las sociedades anglosajonas, donde los ciudadanos son más conscientes de su poder, su posición y derechos. España, y probablemente Costa Rica, tiene una cultura latina, donde se confía en la autoridad y en el prestigio del médico. Ese prestigio lo ha gozado el médico durante más décadas, pero en una sociedad más emancipada como la anglosajona, se trata de que el usuario también tenga sus derechos.
––¿Es algo generacional? —Sí. Al final, se trata de que la ley hay que respetarla. Al final, hay que hacer valer los derechos. Los ciudadanos, ahora, sí que son conscientes de sus derechos, y no solo de reclamar judicialmente. Los médicos sí que le temen a la ley de derechos de los pacientes, porque temen que detrás venga un reclamo judicial.
”No solo se trata de curar; hay una relación humana. Los pacientes queremos eso: tener la sensación de que confiamos en el médico, pero que el médico nos informe”. ––Todo derecho conlleva un deber.
—La ley ha insistido tanto en los derechos, que hemos olvidado los deberes. Para los pacientes, hay varios fundamentales: respeto a los funcionarios de salud. En España, estos casos de violencia ha aumentado, especialmente contra las mujeres. Y es grave faltarles el respeto a los profesionales de salud. El segundo deber es un uso razonable de los servicios, de las instalaciones. No abusar de las citas innecesarias. En España, hay un fenómeno curioso: pido cita y después no voy. ¡Es increíble!
––¿Y debería sancionarse? —No sé aquí, pero en España hemos caído en la permisividad casi total en las últimas dos décadas. Hay que recuperar el valor de la norma, porque es lo que nos permite la convivencia.
––En Costa Rica, hay un nuevo proyecto para permitir la eutanasia. ¿Los pacientes tendrían que reconocer que deben luchar por ese derecho?
—En España, llevamos 20 años con la ley de eutanasia y todavía no se ha aprobado. Hemos avanzado, porque se admiten varios tipos de eutanasia. Ya nadie duda de la llamada eutanasia pasiva: eso es ético y legal. Retirar un determinado tratamiento cuando está prolongando artificialmente la vida. Incluso, la Iglesia lo acepta. También lo que se llama eutanasia directa: cuando para evitar un dolor, iniciamos un proceso de sedación que, en última instancia, acorta la vida. Esto también está aceptado ética y legalmente. Pero nos falta dar este otro paso, que no sé por qué nos está costando tanto.
––¿Será la religión la que presiona para no avanzar en esa dirección?
—Me temo que sí.
––La religión sigue teniendo mucha fuerza. Cada vez menos, pero la tiene.
—Entre nosotros, hay todavía esa sensación de que la vida es un don de Dios y que solo Dios puede disponer de la vida, pero es una concesión equivocada. Yo me considero cristiano, pero es que estoy convencido de que Dios nos ha hecho libres y cada uno debe saber cuando llega el momento en que no merece la pena seguir viviendo. Nosotros, en España, tenemos muchos pacientes con ELA (esclerosis lateral amiotrófica), que al final se sienten prisioneros y totalmente dependientes. Y no se está diciendo que todos los pacientes con ELA o todos los hemipléjicos o parapléjicos deban acabar con su vida...
––¿Será porque las líneas se pueden volver muy sutiles? —Para mí, nadie tiene derecho a decidir sobre la vida de otro. Solo uno. Yo sí quiero que por fin se legalice la eutanasia en España y dejar eso por escrito en un testamento vital. Esto tampoco me impide cambiar de opinión y rectificar. Lo importante es que yo decida sobre mi vida.
––Usted mencionaba el cuidado paliativo. Aquí, han reclamado desde ahí porque dicen que para la muerte digna existe el cuidado paliativo.
—Yo creo que no son incompatibles. Hemos avanzado mucho, pero aun así, hay casos que se salen de ahí.
––Con eutanasia, aborto terapéutico, cuando se trata de los derechos de los pacientes, ¿lo fundamental es el derecho a la información y a decidir?
—Ese es el derecho fundamental: la información. Tenemos derecho a estar informados. ––Pero no es cualquier infor mación...
—Tiene que ser una informa ción comprensible. El médi co tiene que aprender desde que está en la Facultad a co municarse con los pacientes porque esto es fundamental Y debe ser con sensibilidad porque lo que para ellos es ha bitual, la enfermedad, para la persona es algo excepcional No deben olvidar ponerse en la piel del usuario. Esto es tan fundamental como la anato mía patológica. Después, es fundamental la capacidad de decidir y la historia clínica o expediente clínico. La capaci dad de decidir a través del con sentimiento informado, y la historia clínica, que debe ser accesible en todo el país.
––Ahí sirve la digitalización... —¡La técnica lo permite! Yo creo en un fácil acceso pero de jando huella.
––La Caja explora vender da tos a cambio de medicamen tos caros provistos por farma céuticas. Esto tiene que ve con protección de datos.
—Si los datos están anonimi zados, no hay ningún proble ma. Si ellos son capaces de ex trapolar sin identificar a cada paciente, es fantástico.