Es posible vivir más
Desde los primeros estudios a doble ciego, o con grupos controlados, dándole a un porcentaje un supuesto medicamento, quedó en evidencia el efecto placebo.
Conocido y utilizado por los griegos desde la antigüedad, es una sustancia sin acción curativa productora de un efecto terapéutico si la persona la toma convencida de que se trata de un medicamento eficaz.
Inicialmente, fue considerado un fenómeno exclusivamente psicológico, pero con el advenimiento de modernas técnicas para diagnosticar, como la resonancia magnética funcional, la tomografía por emisión de positrones y otras más, se ha ido descubriendo por qué el efecto inicial se convierte en real, es decir, químico y eléctrico en el sistema nervioso central.
El motor inicial de este fenómeno es una palabra que no le gusta a la mayor parte de los médicos: sugestión. Es tan fuerte y es posible sacar tanto provecho de ella, que en las facultades de Medicina debería darse la materia manejo de la sugestión.
Hace 56 años, mi padre emprendió una campaña para erradicar los placebos recetados en las clínicas del Seguro Social cuando el diagnóstico no era claro o para salir del paso, lo cual era engañar al paciente.
La explicación neurocientífica está en la estimulación de distintas zonas del cerebro, como los córtex prefrontales, la amígdala, el núcleo accumbens, etc. También hay participación de la química cerebral, pues ocurre un aumento en las cantidades de serotonina, dopamina, endorfinas y otros neurotransmisores.
En los momentos de ternura, la secreción de oxitocina es tan intensa que deja cicatrices
Moneda de dos caras. Estudios efectuados por décadas, y que ahora dan sus frutos, califican la interrelación social como el “remedio” para lograr una vida más plena, satisfactoria y prolongada.
Uno hecho por la Universidad Concordia, en Canadá, demostró cómo el contacto con amigos estimula la secreción de oxitocina y dopamina, que producen gran bienestar y mejoran los índices de salud en general.
Otras investigaciones revelan que un adecuado tejido social activo durante la vejez reduce el riesgo de desarrollar demencia senil y parkinson; no tener amigos equivale al daño producido por fumar 15 cigarros al día o a ser alcohólico; las mujeres socialmente aisladas tienen un riesgo 66 % mayor de morir por cualquier causa y dos veces más probabilidades de morir de cáncer de mama.
Mención especial merece el amor. En los momentos de ternura, la secreción de oxitocina es tan intensa que deja cicatrices indelebles en el cerebro y hay quien dice que en el alma también.
Durante el amamantamiento, esta hormona se secreta en grandes cantidades y también esculpe las porciones medias e inferiores del cerebro el infinito amor de madre.
En un beso y abrazo de amor, la cantidad liberada de neurotransmisores es tan alta que el beneficio para la salud y longevidad es incalculable.