Escolta de policías y motos ayudó a padres de gemelos a llegar al hospital
“A Tomasito hay que llevarlo de inmediato al Hospital de Niños”, dijo la pediatra al notar que el bebé, de unos días de nacido, dejaba la piel pegada en las costillas por el enorme esfuerzo que hacía para tomar aire en cada respiro.
Priscilla Solano Moya y su esposo, Juan Manuel Durán Quirós, tomaron de inmediato al niño, subieron a su carro y comenzaron el recorrido más angustiante de sus vidas desde el consultorio privado, en Cartago, hasta San José, un día de finales de julio, pasadas las 5 p. m.
“Mi esposo iba como loco. Tocábamos el pito y nadie nos daba campo. Me decía que mantuviera despierto a Tomás porque se quedaba dormido cuando se le iba la respiración y se nos podía ir. Fue muy angustiante.
“De pronto, vi una patrulla de la Fuerza Pública y se me encendió el bombillo: nos acercamos con el carro en movimiento. Yo saqué la cabeza por la ventana y grité: ‘¡Oficial, oficial! ¡Se me está muriendo el bebé! La patrulla se puso delante de nuestro carro y, en segundos, íbamos disparados atravesando la autopista hasta San José.
”Las motos también se formaron en escolta y nos abrieron paso. Cuando llegamos a Emergencias, veníamos como con diez policías, motos y sirenas. El oficial se bajó de la patrulla y me dijo: ‘Tranquila, va a ver que su bebé se recuperará’”, relató Solano.
“
LOS PAPÁS DEBEN ENTENDER QUE, MIENTRAS HAY BEBÉS EN CASA, DEBEN EXTREMAR LAS MEDIDAS. ESTO NO ES JUGANDO, ESTE VIRUS PUEDE MATAR”. Priscilla Solano Madre de gemelos de 2 meses
Pero no solo era Tomás. Cuando Priscilla Solano dio a luz por cesárea, el 24 de julio anterior, también nació Daniel. Tomás y Daniel Durán Solano son hermanos gemelos.
Cuando Tomás ingresó al Hospital Nacional de Niños por Emergencias, escoltado por policías y motos, su hermano también luchaba por la vida en una de las camas de la Unidad de Cuidado Intensivo del mismo centro médico. Había llegado ahí tres días antes.
Ambos contrajeron el virus respiratorio sincitial, conocido mundialmente como “virus asesino” por su potencial de atacar y matar a bebés menores de un año.
Priscilla no sabe cómo llegó el virus a casa pues Fátima, su hija mayor, de tres años, no va al kínder ni a guardería, y ningún adulto de la familia estaba resfriado. “Fátima empezó con moquillos, resfriadilla, pero lo vimos como algo normal. Al ser un simple resfriado, seguí durmiendo con ella y con los gemelos en casa de mamá, adonde me quedé para recuperarme de la cesárea. A los tres días, los gemelos empezaron con moquitos. Fue superrápido. Daniel se decayó. Tenía un llanto distinto. Le sonaba como un pito. Decidimos llevarlo al hospital de Cartago”. De ahí lo mandaron al de Niños, ya intubado, recordó.
“Para mí, fue impresionante entrar a Cuidado Intensivo y ver a Daniel lleno de tubos. Yo solo le pedía a Dios. Jamás me imaginé que iba a poner un pie en el Hospital de Niños”, admitió Solano.