Dormir bien resulta clave para favorecer la memoria
››Durante el sueño, el ser humano produce y recicla el llamado líquido cefalorraquídeo, el cual elimina derivados metabólicos del cerebro que son potencialmente dañinos y se vinculan con el alzhéimer
Nuestro cerebro es un órgano fascinante pues tiene la capacidad de cambiar su estructura y ajustarse a las experiencias que quien va teniendo. Y esta plasticidad es determinante para adaptarnos al mundo que nos rodea.
La memoria es la manifestación de la plasticidad de nuestro cerebro. Podríamos definirla como el proceso a través del cual codificamos la información que nos brindan nuestros sentidos. Esta información la almacenamos y, posteriormente la recuperamos y reutilizamos.
Muchos creen que la memoria consiste solo en recordar de manera consciente la información verbal o escrita; sin embargo, va mucho más allá.
Cada vez que efectuamos un movimiento, nuestro cerebro y cerebelo procesan información de la rutina motora y, a través de la práctica, la prueba y el error, refinan ese movimiento.
Cuando se presentan dos o más estímulos en contemporáneo y, cada vez que obtenemos algún estímulo como resultado de una acción, nuestro cerebro crea asociaciones inconscientes que nos permiten la predicción de resultados.
Incluso, cuando queremos cruzar una calle y miramos a ambos lados, debemos almacenar momentáneamente la información de que no se acercan autos para poder desplazarnos.
De aquí que el tener una adecuada capacidad de memoria es determinante para nuestra vida diaria.
Su ‘lugar’. ¿Qué son las memorias o recuerdos y dónde se alojan? Ahora sabemos que las memorias no tienen una localización específica, sino que se almacenan en forma de circuitos de neuronas que se extienden a través de diferentes regiones del cerebro.
Hemos entendido que cada vez que vivimos una experiencia, se activan numerosas redes neuronales y su activación inicia una cascada de cambios funcionales y estructurales que, en conjunto, llamamos los procesos de plasticidad sináptica.
Estos pueden llevar a que se potencien las comunicaciones en la red neuronal y
se crea lo que llamamos un engrama de memoria.
En palabras sencillas, engramas son poblaciones neuronales conectadas funcionalmente que codifican un recuerdo específico.
Inicialmente, los cambios son de corto plazo y muy inestables, lo que hace que los recuerdos que se almacenan sean olvidados con rapidez.
Pero si la red neuronal es utilizada constantemente, ocurrirán cambios de largo plazo que potenciarán el circuito, estabilizándolo y haciéndolo más eficiente. Este proceso es llamado consolidación y convertirá esa memoria de corto plazo en una memoria de largo plazo.
Importancia. El ser humano siempre ha comprendido que dormir es necesario para aprender y hoy la ciencia ha confirmado esta creencia. Cuando vivimos experiencias, se activan las redes neuronales que codifican esa experiencia y se recluta una parte de nuestro cerebro llamada hipocampo.
Posteriormente, mientras dormimos, el hipocampo reactiva las redes neuronales que codificaron la experiencia, aumentando de manera inconsciente el uso del engrama del recuerdo y, esta reactivación favorece la consolidación de la memoria.
Por lo tanto, dormir bien es quizás una de las primeras reglas de oro para favorecer la memoria.
Es recomendado que los niños en edad escolar (6 a 13 años) duerman de 9 a 11 horas diarias, que los adolescentes (14 a 17 años) tengan de 8 a 10 horas de sueño y los adultos (18 a 64 años), de 7 a 9 horas.
Es durante el sueño profundo (fase N3 del sueño No-REM) y durante el sueño REM que se favorece la consolidación de los recuerdos y el refinamiento de los engramas.
Limpieza. Además, cuando dormimos protegemos el funcionamiento del sistema nervioso porque aumentan la producción y reciclaje de un líquido cerebral llamado líquido cefalorraquídeo (LCR).
Una de las funciones de este líquido es la eliminación de derivados metabólicos del cerebro que son potencialmente dañinos, como el péptido beta-amiloide (Aß), uno de los causantes del alzhéimer.
Por eso, si no dormimos lo suficiente, disminuye la eliminación del Aß y su acumulación puede producir la muerte de las neuronas que son parte de los circuitos que forman los engramas de memoria. Esto produce la pérdida de los recuerdos que se asocia a esta enfermedad.
Ambiente. Otra forma de favorecer la consolidación de los recuerdos es creando ambientes agradables donde se dé el proceso de aprendizaje.
Es bien sabido que cuando una experiencia tiene carga emotiva, es más probable que se recuerde con facilidad.
Existen partes de nuestro cerebro que son importantes para la codificación de las emociones, como, por ejemplo, la amígdala.
Cuando ocurre la activación simultánea de una red neuronal, el hipocampo y la amígdala, es más probable que esa red se vea consolidada y el recuerdo seá almacenado con mayor facilidad.
Activo. Es importante recordar que la activación periódica de las redes neuronales que codifican los recuerdos es lo que las mantiene potenciadas, por lo que dejar de utilizar dichas redes puede conducir a que la potenciación se pierda y el recuerdo se olvide.
Por esta razón, permanecer activos mentalmente favorecerá que los recuerdos que ya han sido creados perduren por más tiempo. Además, realizar tareas que impliquen la utilización de la memoria mantiene en buen estado el hipocampo y la correcta actividad hipocampal es imprescindible para formar nuevos recuerdos.
Finalmente, cabe resaltar que los engramas no son redes neuronales estáticas en el tiempo, sino que constantemente pueden remodelarse.