La Nacion (Costa Rica)

Greta y más

- Eduardo Ulibarri PERIODISTA radarcosta­rica@gmail.com

En diciembre de 2011, Mohámed

Bouazizi, vende dor ambulante tu necino de 27 años se inmoló tras ser despoja do por la Policía de sus bie nes. Sus llamas prendieron un fuerte movimiento en e norte de África y el Cercano Oriente: la Primavera Árabe En octubre del 2012, Malala Yousafzai, entonces quincea ñera, fue baleada en la cabeza por un militante talibán, tras desobedece­r la prohibició­n de estudiar que pesaba con tra las mujeres en un pueblo de Pakistán bajo su control Tardó meses recuperánd­ose en el Reino Unido, pero no perdió tiempo para iniciar una cruzada en pro de la edu cación de las niñas. Dos años después, recibió el Nobel de la Paz.

En setiembre del 2015 Nilüfer Demir fotografió en una playa turca el cadáver de Alan Kurdi, niño sirio de ape nas tres años que se ahogó junto a su familia al intentar llegar a Grecia. Su imagen se convirtió en escalofria­nte símbolo y llamado de alerta sobre la tragedia de los mi grantes de la zona.

Ahora le toca a Greta Thunberg. Su entorno es mucho más favorable. Vive en un país próspero y segu ro, Suecia, pulcrament­e res petuoso de los derechos hu manos, donde la educación se promueve, no castiga. Por esto, para protestar, decidió dejar de asistir a clases en agosto del 2018 y apostarse cada día en la entrada de Parlamento y exigir decisio nes frente al cambio climáti co. Este activismo se convir tió muy pronto en una fuerza movilizado­ra de estudiante­s de secundaria alrededor de mundo, portadores de simi lar exigencia.

Greta fue el eje mediático en las reuniones y cumbre sobre el clima celebradas en la ONU durante los pasados días. Su gran aporte ha sido activar políticame­nte una ge neración que aún ni siquiera vota, pero que no aborda e cambio climático como futu ro quizá ajeno, sino como un destino inevitable. A menos que se frene su avance.

Ella y los otros tres casos revelan cómo, en nuestro mundo hiperconec­tado, per sonas comunes y corrientes pueden, desde sus tragedias visiones u obsesiones, con vertirse en poderosas fuerzas

transforma­doras. Sabemos que los ejemplos de Mohá med, Malala y Alan no han tenido impacto prolongado aunque sí profundo. Creo que el de Greta combinará ambos rasgos. Su generación lo me rece y los decisores necesitan el contrapeso de esa concien cia externa y activa.

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