La Nacion (Costa Rica)

Vieja librería Lehmann ahora es solo un recuerdo

Inquilinos deben entregar el lunes edificio que ocuparon durante 103 años

- Lucía Astorga lucia.astorga@nacion.com

Las estantería­s ya desapareci­eron de las paredes del edificio que sirvió de casa por 103 años a la Librería Lehmann. El sonido de la música y el murmurar de los clientes tampoco resuenan en la estructura, pues fueron sustituido­s por el golpeteo de martillos y de equipo mecánico.

Con la remoción del mobiliario que se encontraba empotrado en las paredes quedaron en evidencia los daños que arrastra el inmueble, pero en una de las secciones se puede apreciar claramente la construcci­ón original.

El pasillo que unía la antigua estructura al edificio adjunto, donde la Lehmann concentrar­á sus operacione­s de ahora en adelante, está cerrado por medio de una pared; solo queda una abertura del tamaño de una puerta, por donde pasan los trabajador­es con el material.

Será el lunes 30 de setiembre cuando la familia Lehmann diga adiós, finalmente, a parte de su historia y legado. Esa fue la fecha acordada con el Hogar de Ancianos Carlos María Ulloa, entidad dueña del inmueble.

Nuevo inquilino. El edificio fue construido en 1916 para albergar el negocio de los Lehmann; desde entonces, la librería ha sido su único ocupante. Sin embargo, tal parece que no pasará mucho tiempo para que reciba a su nuevo inquilino, según indicó Lisbeth Quesada, presidenta y representa­nte legal de la asociación encargada del Hogar.

“Nosotros ya alquilamos el edificio, está alquilado a una empresa internacio­nal que va a poner algo de ropa, modas o algo así”, dijo a La Nación este jueves durante una entrevista telefónica.

“(Estamos) muy contentos; en un principio, nos sentimos muy descorazon­ados porque uno de los mensajes que nos habían enviado es que alquilar en la avenida central no es posible (...). El panorama que se nos pintó fue como muy duro y figúrese que recibimos una gran cantidad de ofertas, de empresas nacionales y extranjera­s, inmediatam­ente”, agregó.

Quesada no quiso revelar el nombre de la compañía, ya que aún están afinando detalles para la firma del contrato. Desde hace 15 días se venían estudiando las diferentes ofertas que recibieron por parte de “empresas importante­s”, interesada­s en ocupar el espacio, ya que “se dieron cuenta de lo que implica estar ahí (en la avenida central)”, dijo.

La noticia también fue confirmada por Sonia Valerín, administra­dora del Hogar de Ancianos Carlos María Ulloa, quien expresó molestia por el estado en el que halló el edificio durante una visita.

Por otro lado, el Centro de Investigac­ión y Conservaci­ón del Patrimonio Cultural (CICPC), ante una consulta de este diario, indicó que Diego Meléndez, director de este órgano adscrito al Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ), se reunió “con la presidenta de la Junta del Carlos María Ulloa y los interesado­s en alquilar el inmueble”.

El encuentro tuvo como objetivo “conversar sobre las posibles obras que harían los potenciale­s inquilinos, únicamente. Por otra parte, es necesario realizar trabajos de restauraci­ón principalm­ente en las paredes, además de la construcci­ón de una batería de baños y la instalació­n de servicios de agua y luz, lo cual se valorará cuando presenten los permisos correspond­ientes”, indicó la oficina de prensa del Centro mediante un correo electrónic­o.

Nueva sede. Mientras se define el futuro de la antigua estructura, declarada en el 2016

patrimonio histórico-arquitec tónico del país, en el edificio adjunto avanzan los trabajos de acomodo. La empresa ahora concentrar­á sus operacione­s en el inmueble ubicado al cos tado oeste del edificio Omni.

Se trata de una torre de seis pisos, con los insignes colores blanco y azul que identifica­n el logo de la empresa; los clien tes también podrán ubicar e sitio por las letras que confor man el nombre de la librería ubicadas en la fachada de la construcci­ón.

En el primer piso, los clien tes podrán encontrar las reco mendacione­s literarias, artícu los de perfumería, cosméticos material de empaque y rega los, objetos religiosos, suminis tros de oficina, tecnología, as como la llamada cafebrería.

La siguiente estación, al su bir las gradas o el ascensor, es donde se ubica la mercadería escolar y de deportes, juguetes y otros materiales de oficina mientras que el tercer piso que antes era una bodega, fue acondicion­ado para albergar los libros y, además, contará con una sala de eventos.

El resto del edificio seguirá usándose para oficinas y otras labores administra­tivas.

EL PANORAMA QUE SE NOS PINTÓ FUE COMO MUY DURO Y FIGÚRESE QUE RECIBIMOS UNA GRAN CANTIDAD DE OFERTAS, DE EMPRESAS NACIONALES Y EXTRANJERA­S, INMEDIATAM­ENTE”. Lisbeth Quesada Representa­nte de Hogar de Ancianos Carlos María Ulloa

La noticia cayó como un balde de agua fría para los trabajador­es de la Librería Lehmann: las puertas del edificio patrimonia­l, que sirvieron como principal acceso al negocio durante 103 años, cerrarían finalmente.

Así ocurrió el pasado lunes 16 de setiembre, una fecha que pasará a la historia y que nunca olvidarán quienes por décadas han laborado en este negocio familiar, que incluso se ha convertido en su segundo hogar.

“Cuando cerraron la puertas dije: ‘Sí, ya es en serio’. Tuve que entrar en el proceso del cambio. No ha sido fácil, ha sido un sentimient­o, correr, quitar cosas, trasladarn­os, pues ha sido doloroso”, expresó Ana Rita Ramírez, administra­dora de la tienda.

Ramírez recuerda perfectame­nte cuando empezó a trabajar en la Librería, el 17 de octubre de 1987, como vendedora, durante un periodo de tres meses. Regresaría el 2 de febrero de 1988, esta vez de manera de definitiva, y ascendió con los años hasta llegar a su puesto actual.

“Ha sido doloroso, pero somos positivos, tenemos que apoyar a nuestro patrón, don Antonio (Lehmann). Queremos a esta empresa y tenemos que dar todo lo que se pueda por este lugar y un mejor servicio al cliente”, afirmó.

El cambio también resulta extraño para quienes transitan por la avenida central. Algunos se detienen abruptamen­te al percatarse de que no pueden entrar por ese acceso; otros miran con curiosidad a través de las puertas de vidrio, con la esperanza de dar un vistazo a cómo se ve el interior sin la mercadería que caracteriz­a a este negocio, fundado en 1896 por Antonio Lehmann Merz.

Fe en el cambio. “Por los años que tenemos de estar aquí, los clientes ya reconocen esta entrada como la principal, ahora hay que ir acostumbrá­ndolos a que estamos 50 metros este y 50 metros norte”, dice Miguel Morales, quien tiene 24 años de trabajar en la empresa; actualment­e, se desempeña en servicio al cliente.

“Tenemos la fe de que este cambio sea para bien, porque la empresa es muy fuerte y tenemos este otro edificio, que es de seis pisos; con el tiempo todo se va a ir acomodando (...). En estos días estamos poniendo una persona para enseñarle a la gente cómo llegar”, detalló el empleado.

La nostalgia también embarga a Ricardo Solano, quien ingresó a la Lehmann por primera vez en 1968, cuando tenía 19 años. Su figura será una de las primeras que verán las personas cuando ingresen al comercio, ahora al costado oeste del edificio Omni, en el centro de San José. A sus 70 años, está destacado en la sección de plumas y bolígrafos. Su voz suave también será lo último que muchos escuchen, cuando les desee un buen día o les agradezca por su compra.

En dos ocasiones se ha atrevido a visitar el edificio patrimonia­l, pero asegura que es “muy desagradab­le” verlo en la forma en que se encuentra actualment­e, vacío y desprovist­o de todo su mobiliario, productos y las personas que le daban vida.

“No es bonito ver esa parte del edificio desmantela­do”, agregó don Ricardo.

También, expresó su desagrado por toda la situación que llevó a la familia a perder la titularida­d del edificio y, en general, por la forma en que las familias alemanas fueron tratadas a raíz de la Segunda Guerra Mundial.

Durante este conflicto, el Gobierno costarrice­nse dictó reglamenta­ciones para impedir que ciudadanos alemanes tuvieran acceso directo a sus bienes, como establecim­ientos comerciale­s, cuentas bancarias, fincas y plantas agroindust­riales, entre otros. Las medidas desembocar­on en deportacio­nes, confiscami­ento y expropiaci­ón de bienes, según recuerda el decreto ejecutivo que en el 2016 declaró la sede de la Lehmann como parte del patrimonio histórico-arquitectó­nico de Costa Rica.

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MAYELA LÓPEZ
 ?? MAYELA LÓPEZ ?? Lehmann corre para desalojar definitiva­mente la estructura, tras una larga disputa con el Hogar Carlos María Ulloa, dueño del inmueble. La librería se ubicará ahora en un edificio anexo al actual.
MAYELA LÓPEZ Lehmann corre para desalojar definitiva­mente la estructura, tras una larga disputa con el Hogar Carlos María Ulloa, dueño del inmueble. La librería se ubicará ahora en un edificio anexo al actual.
 ?? MAYELA LÓPEZ ?? En una de las paredes se puede apreciar la construcci­ón original de la antigua edificació­n capitalina, que data de 1916.
MAYELA LÓPEZ En una de las paredes se puede apreciar la construcci­ón original de la antigua edificació­n capitalina, que data de 1916.
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MAYELA LÓPEZ Ana Rita Ramírez es la administra­dora del negocio. Tiene 31 años de laborar ahí.
 ?? MAYELA LÓPEZ ?? Ricardo Solano, de 70 años, entró a trabajar en 1968. Su alegría permanece intacta.
MAYELA LÓPEZ Ricardo Solano, de 70 años, entró a trabajar en 1968. Su alegría permanece intacta.

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