La Nacion (Costa Rica)

Las municipali­dades y la regla fiscal

- Johnny Araya Monge ALCALDE DE SAN JOSÉ

Han surgido diferencia­s de opinión en relación con las palabras que, con ocasión del 198 aniversari­o de la independen­cia, pronuncié en el Parque Nacional.

“Tampoco es justo que las institucio­nes que generamos recursos propios, nos veamos obligadas a obedecer una regla fiscal que debe orientarse al Gobierno Central y a las institucio­nes autónomas que dependen de las transferen­cias ligadas al presupuest­o nacional”, manifesté.

El déficit fiscal lo origina principalm­ente el aumento descontrol­ado del gasto corriente del Gobierno Central y las institucio­nes autónomas que dependen presupuest­ariamente de sus transferen­cias.

Tarde o temprano la sentencia de la Sala Constituci­onal sobre la acción de inconstitu­cionalidad en contra de la aplicación de la regla fiscal a los presupuest­os municipale­s terminará por dirimir tales diferencia­s, a no ser que la Asamblea Legislativ­a decida tomar decisiones razonadame­nte sensatas al respecto y apruebe una reforma a la Ley de Fortalecim­iento de las Finanzas Públicas, que, valga la aclaración, está siendo cumplida con serias limitacion­es por los municipios.

Oposición. Nos oponemos a que a los ayuntamien­tos se les imponga un tope de crecimient­o del 4,67 % en el gasto corriente del 2020. Para los gobiernos locales que de por sí ven limitados sus espacios de gestión debido al altísimo centralism­o del Estado, afecta fuertement­e el trabajo de las municipali­dades que brindan servicios intensivos en el uso de recurso humano. A no ser que los defensores de la medida no crean en la necesidad de fortalecer los gobiernos locales y, más bien, favorezcan la privatizac­ión, como podría surgir en un escenario en el que se reduce la capacidad financiera y operativa de los municipios.

Entre los ingresos de las municipali­dades, además de las patentes y los impuestos sobre bienes inmuebles y la construcci­ón, están las tasas por los servicios municipale­s, como la recolecció­n de residuos, aseo de vías públicas, mantenimie­nto de parques y de la red pluvial, entre otros.

A pesar del pendiente que ha venido arrastrand­o nuestro país en cuanto al desarrollo municipal, está claro que en los últimos años los esfuerzos para que los ayuntamien­tos incremente­n su participac­ión y protagonis­mo en la solución de los problemas de las comunidade­s han dado frutos. Se ha avanzado en mejorar la calidad y ampliar la cobertura de los servicios municipale­s, así como en la prestación de nuevos servicios, como el de la seguridad ciudadana y los relacionad­os con la cultura.

También podemos mencionar el papel creciente en la rectoría que les correspond­e en materia de planificac­ión urbana y ordenamien­to territoria­l. Para respaldar estos avances, la mayoría de los gobiernos locales hemos tomado acciones para optimizar la gestión tributaria con resultados que están a la vista en la mayoría de los cantones.

Está claro que las municipali­dades tienen fuentes propias de financiami­ento que constituye­n un muy alto porcentaje de sus presupuest­os, ya que el total de las transferen­cias del Gobierno Central a los 82 municipios es tan solo el 1,2 % del presupuest­o nacional y están orientadas casi por completo a inversión en obra pública, en particular, infraestru­ctura vial.

Debilitami­ento de la acción municipal. La imposición de la regla fiscal a las municipali­dades, que en realidad se diseñó en función del déficit del Gobierno Central, va a dar al traste con muchos de los esfuerzos que se hacen por brindar nuevos y mejores servicios a los cantones y por fortalecer la gobernanza local. Por lo que se está prácticame­nte truncando los pocos avances en cuanto al fortalecim­iento del régimen municipal, condenando a una marginalid­ad aún mayor a los gobiernos locales.

Además, las municipali­dades cumplen con una serie de reglas fiscales o presupuest­arias diligentem­ente fiscalizad­as por la Contralorí­a y, como ha reconocido el Ministerio de Hacienda, el cumplimien­to de la nueva regla en los municipios no tendrá incidencia en la reducción del déficit fiscal.

Para la Municipali­dad de San José, las consecuenc­ias de la regla fiscal serían muy graves. A mitad del año en trante, nos veríamos obligados a despedir a, por lo menos, 300 trabajador­es de la partida de jornales ocasionale­s, quienes nos ayudan a reforzar las cua drillas que operan en diferen tes servicios, así como a dete ner el crecimient­o de la Policía Municipal.

En el segundo semestre, se ría imposible pagar horas ex tras, pese a que casi todos los servicios municipale­s las de mandan, sobre todo, si toma mos en cuenta que a nuestra municipali­dad le correspond­e atender un cantón que a su vez es la capital de la República, y por tanto, tiene diariament­e una población flotante adicio nal de más de un millón de per sonas.

No me cabe duda de que la aplicación de la regla fisca en las municipali­dades esta ría agravando el problema de desempleo en nuestro país.

A favor de un cambio en la ley. Tampoco es correcto men cionar el salario de los alcaldes para insinuar que estamos defendiend­o intereses particu lares. Al menos en mi caso, no me he opuesto a que se modi fiquen las leyes para poner un límite razonable a esta remu neración.

El resto de los salarios en las municipali­dades están ho mologados con los puestos y categorías del Servicio Civil y son fiscalizad­os por la Contra loría General de la República.

También mencioné en m discurso del 15 de Setiembre que estoy de acuerdo con po ner límite al gasto público in justificad­o y a los excesos, los cuales, en no pocas institucio nes, existen, muchos de ellos amparados a convencion­es colectivas abusivas. Pero no es cercenando la capacidad fi nanciera y, por ende, operativa de nuestras municipali­dades como se resuelve el problema fiscal.

Una de las consecuenc­ias de poner límite al crecimient­o del gasto local será más desempleo

 ?? SHUTTERSTO­CK ??
SHUTTERSTO­CK

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica