La Nacion (Costa Rica)

Tiempo desperdici­ado

- Carlos Masís Acosta Cartago Heredia Vázquez de Coronado Gustavo Halsband San José

Nos lo decía Emma Gamboa: “Muchachos, enseñen a leer a un niño pequeño, pero no a escribir, pues su motricidad fina no está madura”. Los datos científico­s respaldan aquellas sabias palabras. Nos enteramos de que el mismo Ministerio de Educación Pública permite que un niño de seis o siete años sea promovido al siguiente nivel sin saber leer.

Desperdici­an, dilapidan, el tiempo en que los cerebros humanos son capaces de aprender tres idiomas, si fuera el caso, con suma facilidad. La capacidad maravillos­a va disminuyen­do triste y visiblemen­te con la edad.

El artículo escrito por el expresiden­te Óscar Arias Sánchez, titulado “Enseñar es encender un fuego”, publicado este domingo en “Página quince” de La Nación, resulta sumamente ofensivo y degradante.

Hace creer que quienes estudian la carrera de Educación lo hacen porque “creen que es de las más fáciles de cursar” o que estudiar Educación “es la manera más fácil de obtener un título de educación superior”. Todo con el fin de justificar el nivel de mediocrida­d en el que se ha hundido nuestra educación primaria y secundaria, según el último Informe del Estado de la Educación, para así endosarles parte del problema a los educadores.

Sería interesant­e saber de dónde saca sus conclusion­es. Arias debería profundiza­r más en el problema y analizar si, en parte, la crisis de nuestra educación pública se debe, ¿por qué no?, a la frecuencia con que las administra­ciones, cada cuatro años, anuncian nuevas reformas que no consiguen nada más que poner la educación en un permanente laboratori­o donde nuestros estudiante­s, y los propios educadores, se convierten en conejillos de Indias. Quizás, este es el motivo por el cual la educación costarrice­nse atraviesa una crisis. Luis Eduardo Monge Flores

No vivo en Alajuela ni conozco a Fabio Molina, pero apoyo cien por ciento su comentario acerca del sinsentido de pintar una raya amarilla para impedir el estacionam­iento de clientes en la calle ancha de Alajuela (“Cartas”, 29/9/2019).

Los funcionari­os municipale­s deberían usar el sentido común. Si las empresas cierran, no pagarán impuestos. Deben premiar el esfuerzo individual, ayudar al empresario, dejar de atormentar a quienes decidimos no ser una carga estatal.

Se lo dice una persona que cada semana lucha por el sustento y no ser un lastre para el Gobierno.

Douglas Romero Alvarado

A lo largo de nuestra vida personal y profesiona­l, estamos en busca de buenas ideas para sentirnos mejor con nosotros mismos y con los demás. Las buenas ideas son las que nos dan luz para emprender, innovar y ayudar al prójimo.

Buenas ideas son las que nacen de la autenticid­ad y el deseo de hacer mejor lo que sabemos hacer. Las buenas ideas son siempre bien recibidas si se concretan con habilidad y sapiencia.

Son ellas, muchas veces, la guía en el camino, la decisión acertada y el apoyo necesario para seguir adelante.

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