La Nacion (Costa Rica)

Institucio­nalidad en acción

- Juan Carlos Hidalgo ANALISTA DE POLÍTICAS PÚBLICAS jchidalgo@gmail.com

Que Costa Rica es ingobernab­le ha sido el sambenito de los gobernante­s por muchos años. En realidad, se trata de una excusa para la inacción. Si bien es cierto que por décadas el país fue construyen­do una maraña legal e institucio­nal que dificulta la toma de decisiones, en las últimas semanas hemos visto cómo las vías institucio­nales funcionan si tan solo hay visión, valentía y liderazgo.

El poder de los sindicatos y su capacidad comprobada de paralizar el sector público cuando les tocan sus intereses —con la complacenc­ia del Poder Judicial— pegó con pared al aprobar la Asamblea Legislativ­a, por amplia mayoría, una iniciativa que pone coto a las prerrogati­vas que hasta ahora les han permitido a los agremiados abusar de su derecho constituci­onal a la huelga. La Contralorí­a, órgano auxiliar del Legislativ­o, cuyos poderes habían permanecid­o inactivos hasta ahora, hace poco dio un enorme golpe de autoridad al dejar sin efecto el espurio acuerdo firmado por la CCSS con sus gremios, lo cual le representa­rá a esa institució­n un ahorro de más de ¢1 billón en los próximos cinco años. La Contralorí­a también puede, y debe, improbar los presupuest­os de aquellas institucio­nes autónomas que rehúsen cumplir los alcances de la reforma fiscal.

Más recienteme­nte, hemos visto a la Procuradur­ía emitir criterios vinculante­s que indican que todos los sobresueld­os pactados entre institucio­nes públicas y sindicatos deben ajustarse a los rigores de la reforma fiscal. No solo eso, también dejó claro que dicha ley prima sobre cualquier otra legislació­n especial anterior que se le oponga, como la infame ley de incentivos médicos.

Y, por supuesto, tenemos a la Sala Constituci­onal, por muchos años la mamá de los tomates. Si bien ha sido diligente trayéndose abajo las cláusulas abusivas de convencion­es colectivas en otras institucio­nes públicas, la prueba de fuego será cuando le toque determinar si la reforma fiscal incluye al propio Poder Judicial. La Sala ya aceptó para su conocimien­to una acción de inconstitu­cionalidad contra el acuerdo de la Corte Plena, es decir, contra sus colegas magistrado­s, en el cual se declararon exentos de aplicar esa ley. Ya veremos el desenlace. Nuestra institucio­nalidad dejó de ser obstáculo para ser parte de la solución.

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